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Si no podemos tener la rosa, por lo menos podemos tener el nombre de la rosa: siguiendo los pasos de Bernardo de Cluny

“El siglo veinte era un siglo de utopía, la utopía de la planificación, del mercado y de la revolución. Era un siglo de pesadillas”. Shiv Visvanathan, “A Letter to the 21 st Century”, Economic and Political Weekly, (Mumbai, 8 de enero, 2000).

Por Katherine Miller. Doctorado en Estudios Medievales y Renacentistas de UCLA. | Jun 19, 2022- 06:00

Escena de la película Jules et Jim, del director François Truffaut.

Con disculpas a don Umberto Eco, quien prestó este famoso pensamiento —con variaciones y adaptaciones— del monje benedictino del siglo XII, Bernardo de Cluny, autor también del famoso De Contemptu mundo (Sobre el desprecio por el mundo), abordamos el tema del siglo XX en términos de examinar la dualidad entre realidad y apariencia. La apariencia, en este caso, sería la representación literaria y cinematográfica de lo que Shiv Visvanathan, un intelectual de mucho prestigio de la India, ha denominado “un siglo de pesadillas”.

En la medida que la historia, literatura, arte, cine y demás cultura del siglo XX se va desvaneciendo en el espejo retrovisor, la historia de Europa reportada en las noticias y medios sociales hoy en día recomienza en Ucrania, Rusia, Moldova, Georgia, Finlandia, Suecia, la Unión Europea, la OTAN, Estados Unidos, Reino Unido, Rusia, China, África y el Medio Oriente (o sea, todo el mundo del siglo XXI es tragado en un conflicto en lo plural que envuelve el mundo entero). Así que, ya pasados los 77 años de “paz” que Europa ha gozado desde 1945, estamos ante fenómenos que resuenan en su similitud a eventos y tendencias del siglo XX. Pero hay que efectuar una comparación por medio de una consideración de algunos hitos del siglo XX representados en el cine y un poco por la literatura, que tratan del siglo XX, para facilitar la comparación con el siglo actual.

Lo reportado en la televisión y periódicos cada día y noche sobre lo que está pasando en Europa ahora —casi a la exclusión de ninguna otra noticia—, ¿es parecido a los eventos y tendencias que evocan resonancias con la Post Guerra después de la Segunda Guerra Mundial? Propongo que, aunque no son documentales, los libros y cine, mencionados en estas páginas, son una especie de mapa estético y emocional que se puede llevar alguien a quien le interesa el tema por los senderos del siglo pasado, mejor que un documental.

Parte de la portada de Paris: After the Liberation 1944-1949, de Antony Beevor

Bueno, hay que mencionar la Revolución Rusa de 1917 —evento formidable con efectos profundos con los que estamos familiarizados— antes de pasar a la recomendación de por lo menos dos historias documentales que presentan dos puntos de vista polarizados. El primero es Postwar. A History of Europe since 1945, escrito por Tony Judt y publicado en Londres por Penguin en 2015, es particularmente anticomunista en su presentación de la segunda parte del siglo XX. El segundo es Out of Ashes. A New History of Europe in the Twentieth Century, escrito por Konrad H. Jarausch y publicado por Oxford y Princeton en 2015. Este último es un estudio par excellence, de 866 páginas, desde el punto de vista de Europa y varios otros perspectivos geográficos, que salva este estudio del petulante “eurocentrismo” de muchas otras historias.

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Uno de los libros —casi desconocido en absoluto— desde EE. UU. que dibuja el mundo entre guerras desde la Gran Depresión de 1929, Estados unidos, y pasa por la India, China y EE. UU. es el del periodista Agnes Smedley. El título es Daughter of Earth (Hija de la Tierra), publicado en 1929 en el Reino Unido por Virago, una sucursal de Hachette Livre. Escrito desde un sanatorio en Bulgaria, donde la autora/protagonista se está recuperando de una especie de estrés postraumático por haber acompañado a varios líderes; en su capacidad de periodista, dibuja con precisión las entrañas de la revolución china liderada por Mao tse-tung, especialmente el Long March; la crisis de independencia de la India cuando rompió con su estado colonial del Reino Unido y la condición de los más pobres de EE. UU. durante la Depresión.

Afiche de la cinta L’aveu (La confesión), una película dirigida por Costa-Gavras.

El cine más romántico, pero definitivamente político es un filme americano producido en EE. UU. por Hal B. Wallis en 1945. Es el reconocido Casablanca, retrato, desde Morocco, de la resistencia y solidaridad internacional con la lucha contra la Ocupación Fascista de Francia.

Pasando a Europa, gozando del dinero del Plan Marshall provisto por EE. UU. después del Desembarque de Normandía y simultáneo con el regreso del General De Gaulle a Francia, está Nacht und Nebeln (Noche y Niebla) de Alain Resnais, trata sobre el Holocausto en Alemania. También Resnais, siempre prolífico, produjo Hiroshima, Mon Amour, que refleja  los efectos personales en la vida amorosa de una francesa y un japonés con el tema de la bomba atómica que EE. UU. dejó caer sobre Hiroshima y Nagasaki. Fue escrito por la reconocida autora Marguerite Duras, autora también de L’Amant de la Chine du Nord (publicado como El Amante por Gallimard en 1991), libro que también fue presentado en forma cinematográfica. Hiroshima Mon Amour trata de los efectos sociales y emocionales de la ocupación de Francia de Indochina. Especialmente pertinente al tema de la Segunda Guerra Mundial, está la película de Max Ophuls, que presenta la Resistencia en Francia contra los Nazis en entrevistas históricamente fuertes, en una manera tan realista que fue prohibida; estrenada en 1972 en Francia: Le Chagrin et la Pitié (La Vergüenza y la Piedad).

Importante mencionar dos películas más: la famosa Last Year en Marienbad (El año pasado en Marienbad), escrita por el autor francés y famoso surrealista Alain Robbe-Grillet. y presentada en forma cinematográfica en 1962, otra vez por Alain Resnais. Es un filme avant garde que trata de conflictos entre la realidad y la apariencia, la memoria y la pérdida de memoria en años antes, durante y después de la Anschluss de Alemania que detonó la Segunda Guerra Mundial.

El libro The Assassination of Lumumba, de Ludo de Witte.

Tal vez la más famosa de las películas financiadas en varias maneras por el Plan Marshall que hizo florecer en La Nouvelle Vague (La Nueva Onda) es Jules et Jim, con la reina del cine europeo Jeanne Moreau, quien en la película es Katherine, amante de dos hombres: uno francés y el otro alemán. Fue producido en 1962 por François Truffaut, quien también presentó al mundo el fabuloso Quatre-cent Coups (Los cuatro ciento golpes), abordando a un niño francés y todos los problemas con su familia y la sociedad durante la post guerra en París. No olvidemos Ladri di biciclette (Ladrón de Bicicletas) de Vittorio da Sica y Roma, Citta Aperta (Roma, Ciudad Abierta), que comienza con un acto de sabotaje contra los faschisti (camisas negras) de Mussolini por un grupo de niños quienes, después de su acción, están castigados por sus padres por llegar tarde a sus casas.

Más tarde, Bernardo Bertolucci dirige una de las películas irónicamente antifaschista en 1970: The Conformist (El Conformista), que es tal vez lo más serio elevando la delineación de un colaborador con las Camisas Negras de Mussolini. Roberto Rossellini, en 1945, quien tres años después, en 1948, produjo Germany. Ground Zero (Alemania. Punto Zero), sobre la pobreza del pueblo alemán durante la post guerra, reducidos, hambrientos, marginalizados y forzados a vivir en cuevas y robar comida

Para no olvidar Europa Central, mencionamos la película polaca de Andrzej Wajda, presentada en 1958: Ashes and Diamonds (Cenizas y Diamantes). En esta emocionante tragedia, conocemos a un pistolero joven, adolescente, del Partido Comunista, que es entregado por el CP con direcciones equivocadas y, siguiéndolos, mata al hombre equivocado. Sigue la trama con sus esfuerzos al amor con una niña y sus movimientos para escapar de la vigilancia del Partido. Conmovedor también, al otro lado del espejo está Lacombe, Lucien, del director de cine Louis Malle. Es una película que trata de un adolescente de área rural que llega a la ciudad y es contratado por un grupo de soldados Nazis viviendo en un hotel barato. Lucien desea hacer una buena presentación de sí mismo y va a la casa de un sastre judío bien sensible y de formación cultural alta. Lucien se enamora de su hija, y el padre tiene que dejarla ir con Lucien para salvar sus vidas. Presentado en 1974 por Louis Malle, aborda los más íntimos aspectos de la colaboración inconsciente y trágica de un niño ignorante, perdido psicológicamente, con los Nazis.

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África es representada en la cinematografía del Congo durante la gran crisis de 1961. Han comenzado los movimientos para la liberación nacional de las colonias portuguesas: Angola, Mozambique, Guinea-Bissau y las Islas de Cabo Verde. Otros surgieron después, hasta llegar a la gran liberación de Nelson Mandela y las negociaciones para poner fin al Apartheid en el Sur África. Siguieron guerras de liberación contra los colonialistas ingleses en Zimbabwe y contra los colonialistas alemanes en Namibia. Quien representó estas explosiones fue el famoso Patrice Lumumba, quien recoge la credibilidad de los pueblos de lo que será la República Democrática del Congo. Había sido colonia de Bélgica y era conocida como “el Congo Bélgica” antes de Lumumba. El rey de Bélgica y su reina visitaron el Congo la tercera semana de junio de 2022, dando disculpas pálidas por la tortura y opresión bélica del pueblo congolés durante siglos. La forma en la que los belgas se deshicieron de Lumumba para quitarlo del poder fue capturarlo, desmembrarlo y poner sus restos en un barril de ácido. Nada quedó de su persona, más que parte de su dentadura; el rey de Bélgica prometió que esos dientes restantes (esta semana en su visita a Brazzaville) serían devueltos a la República Democrática del Congo, desde Bélgica, donde están ahora. La película que memorializa esta tragedia descarada es la película Lumumba, presentada en el 2000 por Raoul Peck.

De Alemania, además de Rossellini y Germany, Ground Zero, es la profundamente dramática y fiel a la historia de una mujer, Maria Braun, presentada por Rainer Maria Fassbinder en 1978. Es desgarrador en la delineación de la sociedad postguerra y las ambiciones fracasadas de la mujer en The Marriage of María Braun.

Terminando con una de los cientos de novelas que se enfocan en la guerra y la post guerra, se ha escogido una de Francia, una de Italia y una de EE. UU. Primero, en 1945, Simone de Beauvoir terminó de escribir Les Mandarins (The Mandarins). Fue publicada en francés en 1957 por Gallimard en París y ganó el Prix Goncourt. Es un retrato conmovedor de la vida personal y política del círculo de amigos que incluyeron a Simone de Beauvoir misma, Albert Camus, Jean-Paul Sartre, Arthur Koestler y Nelson Algren. Pero principalmente es la odisea emocional de una mujer jalada entre su vida personal y su vida pública y política. Todos los debates están presentados en medio de la vida personal de cada carácter. Por ejemplo, el rompimiento entre Camus y Sartre sobre la existencia de los Labor Camps en la URSS que Sartre y de Beauvoir, en un principio, querían encubrir. Camus se fue a Argelia, su patria, para participar en la resistencia contra Francia en Argelia mientras protegía a su madre, pero con problemas políticos serios con la Front de Liberación Nacional (FLN) en la cuestión del terrorismo. El FLN lo abucheó públicamente en la ceremonia en la que él recibió el Premio Nobel.

Escena de El conformista, dirigido por Bernardo Bertolucci.

Una película muy asombrosa —y que es casi desconocida al día de hoy— es L’aveu (La confesión), dirigida por Costa-Gavras y protagonizada por Yves Montand y su esposa, Simone Signoret, ambos miembros del Partido Comunista Francés. Es una representación de los Show Trials (Juicios de Exhibición) y, en especial el juicio de Karl Slansky, importante líder del Partido Comunista y judío. De fecha 1954, es tan terrible ver la destrucción de humanidad que practicaron los rusos contra los miembros del partido checo, a quienes acusaron de ser judíos con relaciones con Israel. Montand y Signoret, ambos en su vida actual miembros del PCF, actúan para revelar estos terribles acontecimientos que demuestran resonancias de los juicios de los prisioneros de guerra de Mariupol, quienes ya serán sometidos a juicios parecidos y acusados de crímenes de guerra.

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Terminamos con los bien conocidos Pentágon Papers (Papeles del Pentágono), tomados del tanque de pensamiento de Rand en Santa Mónica, California, por Daniel Ellsberg y publicados en 1981. Revelaron los verdaderos acontecimientos de las estrategias de la CIA y del gobierno de EE. UU. con las Fuerzas Armadas en Vietnam. Es una publicación monumental que invita al estudio para comparar el siglo pasado con este siglo.

Al fin, siguiendo los pasos de Bernard de Cluny en el estudio de las representaciones literarias y cinematográficas de la mera realidad del siglo pasado, llegamos a una división en el camino. En un sendero encontramos Simón Bolívar diciendo: “He arrado en el mar y he sembrado los vientos”. Una expresión de desesperación por lo que ha hecho, pero en lo que no ha tenido éxito.

En el otro sendero se encuentra Antonio Gramsci, con su Quaderni del carcere (Cuadernos del penal), publicado por Einaudi en Italia entre 1948-1951, en el que confiesa que es un “pesimista por mi intelecto, pero optimista por mi voluntad”.

¿Cuál sería el destino de nuestro siglo? Aquí se espera haber podido proporcionar agua para el molino de pensamiento sobre una comparación y contraste con el siglo XX.

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