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175 aniversario de la medicina en El Salvador

Seis años después de su fundación institucional, la Universidad de El Salvador dio los primeros pasos para establecer cátedras de Medicina y Cirugía. En ese proceso, fue clave la figura del Lic. Rafael Pino Núñez (1820-1864).

Por Carlos Cañas Dinarte | Nov 19, 2022- 05:55

Durante años, el anfiteatro de disecciones, laboratorios y salones de las clases de Medicina funcionaron en el segundo edificio (1879-1955) de la Universidad de El Salvador, al costado poniente de la Catedral de San Salvador.

El 15 de noviembre de 1847, durante su bienio presidencial, el gobernante salvadoreño Eugenio Aguilar emitió un decreto, que le envió a su ministro de Relaciones y Gobernación, Lic. Francisco Dueñas. En ese documento oficial ordenó que se estableciera una cátedra de anatomía en el Colegio Nacional de La Asunción, institución preuniversitaria fundada junto con la Universidad salvadoreña en febrero de 1841. el cual era un establecimiento de educación media que tenía como finalidad la formación de los bachilleres que ingresarían posteriormente a la Universidad de El Salvador.

El citado decreto fijaba que la apertura de esa clase médica debía iniciarse el 15 de diciembre de 1847, como en efecto ocurrió. Tras variadas situaciones, el 28 de febrero de 1849 se procedió a trasladar dicha cátedra del Colegio a la Universidad, donde se procedió a la fundación de la Facultad de Medicina y Cirugía, así como a la del Protomedicato nacional. Hasta entonces, en la región centroamericana, ambas instituciones las había coordinado la Real y Pontificia Universidad de San Carlos, en la ciudad de Guatemala.

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El fundador de esa cátedra inicial de la medicina salvadoreña fue el licenciado Rafael Pino Núñez, quien nació en la ciudad de San Salvador el 27 de abril de 1820, en el modesto hogar constituido por Victoriano Pino y Luisa Núñez. Dotado con un talento precoz, aprendió en forma rápida las primeras letras, luego de lo cual pasó por tres años al Convento de San Francisco (hoy Mercado Ex-Cuartel), para seguir con el aprendizaje de las humanidades.

Tras la disolución de las órdenes monásticas y la expulsión de los frailes y misioneros (1830), el joven Rafael pudo concluir sus estudios de latinidad en el Colegio Aurora del Salvador, fundado en 1833, en la ciudad capital, por el mentor brasileño Antonio José Coelho (¿1755?-1844). Hablante de latín, portugués y francés, Pino se marchó a Guatemala (1837), en cuya facultad médica de la Universidad de San Carlos de Borromeo obtuvo, entre laureles, el grado de licenciado en Medicina y Cirugía (1846).

Desde su inauguración en 1902, el Hospital Rosales ha sido un campo de estudio y experimentación para generaciones de hombres y mujeres de la medicina salvadoreña

Hasta casi el día de su muerte, el Lic. Pino Núñez tuvo a su cargo las cátedras iniciales de Medicina. Incluso, las desarrolló en la ciudad de San Vicente, en el local temporal de la Universidad (1854-1858) tras el sismo del domingo 16 de abril de 1854, que destruyó a San Salvador y al primer edificio universitario. Para entonces, ya hacía varios años que aquella facultad había graduado a Gregorio Ávalos, quien el 9 de diciembre de 1850 se convirtió en el primer bachiller y licenciado graduado en Medicina por la Universidad de El Salvador. El Lic. Ávalos se radicó en Suchitoto y desde el 2 de julio de 1858 se desempeñó como gobernador departamental de Cuscatlán. Al morir, en septiembre de 1880, fue sepultado en el muro lateral izquierdo de la nave central del templo suchitotense de Santa Lucía, donde yace hasta la fecha.

El Lic. Pino Núñez fungió también como galeno de la Casa de Caridad o de Misericordia (1848), hospital que desde los años preindependentistas mantenía la municipalidad de San Salvador para la atención de los enfermos pobres. Con él como hermano mayor o presidente de la junta directiva de dicha institución pública, se llevó a cabo la que podría ser considerada la primera gran reforma hospitalaria del país, pues su gestión la dotó de un edificio ordenado y limpio, arsenal, botica y sala de operaciones, donde se comenzó a usar el éter sulfúrico como anestésico, un método europeo ensayado en la ciudad de Guatemala en el audaz joven, poeta y estudiante Juan José Cañas Pérez, futuro autor de la letra del Himno Nacional salvadoreño, en septiembre de 1879.

Como alcalde de San Salvador (1848), al Lic. Pino Núñez se le debe el impulso por reformar y actualizar el cementerio general de la ciudad, obra realizada por los instrumentos del hábil albañil Saturnino Madrid e inaugurada el 26 de agosto de 1849, con la inhumación de los restos del expresidente y general Francisco Morazán.

El Lic. Pino Núñez fue diputado secretario de la Asamblea Nacional (1848); segundo Protomédico de la República (1849), ministro de Hacienda y Relaciones (1849-1850, empleo desde el que le tocó luchar contra los desmesurados intereses del cónsul inglés Frederick Chatfield y el que depositó, por enfermedad, en el licenciado Francisco Dueñas), representante legislativo de El Salvador ante la fracasada Dieta o Asamblea por la Unión Centroamericana (Tegucigalpa, 1852); secretario (1848), decano de la Sección de Ciencias Naturales (1857) y rector de la Universidad (San Vicente, 2 de enero de 1858-1859), cargo que combinó con los de decano de la Facultad de Ciencias Naturales y catedrático de múltiples materias (anatomía, fisiología, patología general y especial, terapéutica, materia médica, cirugía y medicina legal).

175 años medicina en El Salvador
Lic. Rafael Pino Núñez, fundador de los estudios médicos en la República de El Salvador.

El 29 de febrero de 1852 y en la ciudad de San Salvador, asistió a una reunión con Francisco Zaldívar, Antonio Liévano, Jules Rossignon, Yanuario Blanco, José Antonio González, Enrique Hoyos, Pedro Rómulo Negrete y otros ciudadanos más, quienes dispusieron la suscripción de cuarenta acciones de cien pesos cada una, para constituir la Sociedad Anónima de Fomento del Teatro Nacional de la capital salvadoreña, cuya piedra fundacional fue colocada en el mes de abril del mismo año, aunque la obra sufrió un serio revés con el terremoto del Domingo de Resurrección (16 de abril) de 1854, por lo que solo pudo completarse años más tarde.

Como facultativo, gozó de gran fama y aprecio entre las poblaciones sansalvadoreña -a la que casi devolvió, reconstruidos, los edificios del Hospital y la Universidad, afectados por la conmoción sísmica de 1854- y vicentina, a cuyas tres cuartas partes salvó de la epidemia del cólera morbus (septiembre de 1857) y proveyó de baratos medicamentos ingleses, vendidos al por mayor y menor en el Depósito Central de Medicinas, del que era director y propietario.

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Trasladados la Universidad y el Colegio Nacional de La Asunción desde San Vicente hacia la ciudad de San Salvador –vuelta a ser capital del Estado y la República-, el jueves 2 de diciembre de 1858 se produjo el solemne acto por el que las autoridades de ambos centros reasumieron sus cargos en sus nuevas sedes y se dieron por inauguradas las labores académicas. Desde esa sede universitaria, el Lic. Pino Núñez fue docente de innumerable cantidad de los más destacados médicos salvadoreños del siglo XIX, varones a quienes proveyó de conocimientos de clínica quirúrgica, anatomía, fisiología, higiene, patología -general y especial-, materia médica, cirugía, partos, terapéutica y medicina legal. Para sus disertaciones, el facultativo hacía uso de discursos y textos en francés, lingua franca de la medicina mundial desde el segundo imperio napoleónico. Aún faltaban casi cuatro décadas para que Concepción Mendoza ingresara como estudiante de Medicina (1886-1890) y casi un siglo para que Stella Gavidia Castro de Grabowski alcanzara el primer doctorado nacional en esa disciplina científica.

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Dra. Stella Gavidia Castro de Grabowski, santaneca y primera médica salvadoreña, graduada en 1945.

Sus fuertes inquietudes intelectuales llevaron también al Lic. Pino Núñez al cultivo de la literatura y la oratoria. Escribió buenos discursos y artículos sobre ciencia y política, al igual que algunos poemas de aceptable factura clásica, varios de ellos recogidos por el intelectual nica-salvadoreño Román Mayorga Rivas (1862-1925) en los tres tomos de su Guirnalda salvadoreña (San Salvador, 1884-1886). Heredera de esos profundos sentimientos artísticos, una de sus hijas, Lucía Pino Valle (nacida de su matrimonio con Dolores Valle Lastiri, falleció en San Salvador, “de un ataque de tos”, el 15 de septiembre de 1887, a los 29 años), se convirtió en destacada y sensible pianista de la capital salvadoreña a mediados del siglo XIX.

Debido a que su independencia de criterio lo distanciaba de las disposiciones del entonces presidente de la república, general Gerardo Barrios Espinoza, el Lic. Pino Suárez fue golpeado por sus escoltas en una noche de 1862, cuando regresaba de prestar asistencia a un enfermo. Como él denunciara tal agresión ante los tribunales y estos rechazaran su declaración, acusó al mandatario de impedir la administración de justicia, lo que le significó una multa, detención policial arbitraria, la separación de su cargo en el Hospital General y la grave acusación de que, en contubernio con otras personas, planeaba el asesinato del férreo gobernante. Por fortuna, el juez de la causa pronto desestimó ese cargo criminal y lo sobreseyó.

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Placa en la tumba del Lic. Gregorio Ávalos, primer médico graduado en El Salvador. Se encuentra en el templo de Santa Lucía, Suchitoto

En septiembre de 1863, le correspondió tratar la grave herida en la rodilla, que lo obligó, junto con sus colegas Darío González Guerra y Eugenio Aguilar, a amputarle la pierna al general Eusebio Bracamonte, jefe del batallón de tiradores y defensor de la capital salvadoreña. Pese a la amputación, el militar sucumbió ante la gangrena. Para no causar un súbito descenso en la moral de los combatientes, el presidente y general Barrios Espinoza ordenó que se dijera que Bracamonte había sido trasladado, herido, a Apopa. A la vez,  dispuso que el cadáver fuera sepultado, a medianoche, en el atrio de la catedral capitalina –hoy Iglesia del Rosario, frente a la plaza Libertad-, donde fue inhumado por el Dr. González Guerra –quien le colocó un pañuelo en el rostro-, el médico Dr. Apolonio Palma y el agente de policía Lorenzo Ruiz, quienes cavaron la tumba en la que fue colocado, sin ataúd ni honores de ordenanza.

Luego del triunfo de esa invasión militar de las tropas guatemaltecas comandadas por el presidente y general Rafael Carrera Turcios (1814-1865) y el licenciado Francisco Dueñas, y ya aquejado de gravedad por la dolorosa enfermedad que adquirió en sus meses de presidio, el licenciado Pino Núñez cerró para siempre sus ojos en su ciudad natal, el 11 de marzo de 1864. Su viuda falleció en la ciudad de Sonsonate, el 6 de septiembre de 1897, a los 58 años.

En su Memoria anual de labores de 1916, presentada ante la Asamblea Legislativa y publicada por el Diario Oficial (San Salvador, tomo 82, no. 50, miércoles 28 de febrero de 1917), el ministro de Instrucción Pública, Dr. David Rosales h., informó que se encontraba en proyecto la redacción de biografías de los presbíteros Isidro Menéndez, Crisanto Salazar, Narciso Monterrey y los doctores Antonio José Cañas, Eugenio Aguilar, Victoriano Rodríguez, Francisco Dueñas, Manuel Gallardo, Tomás Ayón, Gregorio Arbizú, Rafael Pino Núñez, Ireneo Chacón Peña, Darío González Guerra, Luciano Hernández, Nicolás Tiberino y Ricardo Moreira. Sin embargo, ese proyecto no prosperó y fue descartado poco tiempo después.

Fotografía de Concepción Mendoza (de Flores, con abanico en mano), primera salvadoreña estudiante de Medicina entre 1886 y 1890. Imagen proporcionada por la familia Peña-Mendoza, San Salvador.

Durante varias décadas, el retrato al óleo del fundador de la Medicina en El Salvador figuró en la galería de personalidades exhibida en las paredes del Paraninfo o salón de actos, en el segundo piso de la antigua Universidad de El Salvador (1879-1955), en el centro de la capital salvadoreña. Además, la Facultad de Medicina, Química y Farmacia de la Universidad de El Salvador instauró un premio anual para monografías científicas y conferencias estudiantiles, el cual era conferido por los integrantes del Consejo colegiado de ese máximo centro oficial de estudios superiores, de acuerdo con las bases fijadas en el decreto ejecutivo del lunes 20 de marzo de 1916, que fue publicado en el Diario Oficial del día siguiente, tomo 80, no. 67, pág. 598.

En la actualidad, 175 años después de aquella primera cátedra de Anatomía en el territorio nacional, ninguna calle, plaza, avenida, estatua, biblioteca, fundación u otro monumento o espacio público rinde homenaje a la vida y obra del Lic. Pino Núñez.

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Publicación original del decreto que fundó la cátedra de Anatomía en el Colegio Nacional de la Asunción, San Salvador, 15 de noviembre de 1847.

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