Cómo preparar tu cuerpo antes de Navidad y evitar las libras extra
Preparar el cuerpo antes de Navidad ayuda a evitar subir libras y reducir la inflamación tras los excesos de las fiestas, según especialistas en nutrición.
Por
EFE
Publicado el 22 de diciembre de 2025
Preparar el cuerpo antes de Navidad puede ayudar a evitar subir libras y reducir la inflamación causada por los excesos propios de las fiestas, según explica el nutricionista Jesús Vázquez a EFE. En lugar de dietas extremas o ayunos, recomienda reducir uno o dos días antes el consumo de hidratos de carbono y vegetales, y priorizar proteínas como pescado, huevos, pollo o camarones. Esta estrategia activa la flexibilidad metabólica y facilita que el organismo queme grasas. Tras las celebraciones, una dieta depurativa, hidratación, buena masticación y ejercicio moderado ayudan a eliminar líquidos y recuperar el equilibrio.
Según una publicación de EFE, preparar el cuerpo uno o dos días antes de Navidad puede ayudar a evitar subir libras, reducir la retención de líquidos y afrontar los excesos navideños con mayor equilibrio metabólico y bienestar. Lejos de dietas extremas o ayunos prolongados, los expertos recomiendan una estrategia previa que permita al organismo adaptarse mejor a las comidas abundantes propias de estas fechas.
La llegada de la Navidad suele estar acompañada de celebraciones, encuentros familiares y mesas llenas de platillos tradicionales. En ese contexto, muchas personas buscan fórmulas rápidas para compensar lo que anticipan como excesos inevitables. Sin embargo, reducir drásticamente las calorías o basar la alimentación solo en vegetales antes de las fiestas no siempre es la mejor alternativa.
Así lo explica el médico y nutricionista Jesús Vázquez, en declaraciones a EFE Salud, donde plantea que el cuerpo necesita preparación, no restricciones severas. “Hay que preparar el cuerpo para que no se asuste, es como una caldera a la que dar mayor capacidad de quemar”, señala el especialista, al describir cómo responde el metabolismo frente a los cambios bruscos en la alimentación.
Por qué las dietas extremas antes de Navidad no funcionan
El organismo obtiene energía principalmente de los hidratos de carbono y de los vegetales. Esa energía se almacena en forma de glucógeno en el hígado y en los músculos, y funciona como una reserva disponible para las actividades diarias. Cuando esos depósitos están llenos y se suman comidas copiosas, el cuerpo tiende a transformar el excedente en grasa abdominal y a retener líquidos.
“Cenar poco para comer mucho al día siguiente asusta al cuerpo”, advierte Vázquez. Según explica, el organismo se defiende ante esos cambios repentinos con inflamación y retención de líquidos, especialmente cuando se combinan azúcares, grasas y alcohol.
Por esa razón, el especialista desaconseja aumentar el consumo de frutas, verduras o harinas en los días previos a las celebraciones. Si los depósitos energéticos ya están llenos, cuando llegan las comidas abundantes no hay margen de adaptación y el exceso termina acumulándose.
La clave está en preparar el metabolismo
La propuesta nutricional se basa en reducir al máximo, durante uno o dos días antes de Navidad, el consumo de hidratos de carbono y vegetales. Esta estrategia permite vaciar los almacenes de glucógeno y obliga al organismo a recurrir a la grasa como fuente de energía.
“Eso se llama flexibilidad metabólica, poner en marcha la maquinaria de la caldera”, explica Vázquez. Según detalla, este proceso ayuda a que, cuando llegan los excesos, el cuerpo tenga mayor capacidad de quemar azúcares y grasas, en lugar de almacenarlos como tejido adiposo.
El objetivo no es dejar de comer ni pasar hambre, sino cambiar el enfoque de la alimentación para preparar al organismo de manera gradual y consciente.
Qué comer los días previos a las fiestas
Durante esos días de preparación, la dieta debe centrarse en la proteína y en caldos no vegetales. Entre las opciones recomendadas se encuentran el pescado, los huevos y las carnes bajas en grasa, como pollo o conejo.
“Para comer, un caldo de pollo y una tortilla francesa, y para cenar, unos camarones con un pescado”, sugiere el nutricionista. También menciona alternativas sencillas si se sale a compartir fuera de casa, como jamón, pulpo o calamar a la plancha.
Este tipo de alimentación contribuye a vaciar los depósitos de glucógeno y a llegar a las celebraciones con una inercia metabólica favorable, que facilita el manejo de los excesos puntuales.
Menos libras y menos líquidos retenidos
Durante las fiestas navideñas, el aumento promedio de peso suele oscilar entre dos y cuatro kilos (unas 8 libras), aunque gran parte de esa variación no corresponde exclusivamente a grasa corporal. “La mayor parte del peso ganado es un altísimo porcentaje de líquido retenido”, aclara Vázquez.
Según explica, quienes realizan una preparación previa pueden incluso perder algo de peso en los días anteriores a Navidad. “Llegás con inercia de quemar grasa y es mucho más difícil subir más de una o dos libras”, asegura.
Además, esta preparación facilita la recuperación posterior, ya que el cuerpo responde mejor a las dietas depurativas y elimina con mayor rapidez la retención de líquidos acumulada.
Qué hacer después de los excesos navideños
Si antes de Navidad no se recomiendan dietas muy bajas en calorías, después de varios días de comidas abundantes el enfoque debe cambiar. En ese momento, una alimentación depurativa y diurética resulta más adecuada.

“La compensación siempre después de los excesos, no antes”, insiste el especialista. Las dietas posteriores pueden basarse en caldos vegetales, incluso durante un día completo, para ayudar a desinflamar el organismo.
También se sugieren alimentos como la piña, que favorecen la eliminación de líquidos, o cenas ligeras, como mandarinas o pescado a la plancha. En algunos casos, tras un exceso puntual, incluso se puede prescindir de la cena para dejar al organismo en reposo.
Cuidar el hígado y mantenerse hidratado
Durante las fiestas, el hígado asume una carga importante, ya que procesa los desechos metabólicos derivados de comidas grasas, azúcares y alcohol. “Es como una depuradora gigante”, describe Vázquez, por lo que necesita períodos de descanso.
En los días posteriores, una dieta baja en calorías con alimentos como espárragos, pechuga de pollo, tomate, tortilla francesa y verduras ayuda a normalizar sus funciones.
El agua cumple un rol clave en este proceso. Según el nutricionista, es el vehículo que facilita la eliminación de toxinas y mejora la digestión, especialmente después de jornadas de excesos.
Masticar y moverse también ayuda
Más allá de lo que se come, la forma en que se come influye directamente en el peso y en la inflamación. Masticar bien los alimentos activa la sensación de saciedad y facilita el trabajo del sistema digestivo.
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“Si sos capaz de masticar es más difícil engordar”, afirma Vázquez. Recomienda comer despacio, disfrutar cada bocado y no llevar el cubierto al plato hasta haber tragado completamente.
El ejercicio también es parte de la ecuación. Antes de las fiestas, los ejercicios de fuerza ayudan a vaciar los depósitos de glucógeno. Después, la actividad aeróbica, como caminar a buen ritmo, contribuye a gastar la energía acumulada.
Preparar el cuerpo antes de Navidad no implica renunciar a la gastronomía ni a los encuentros, sino adoptar hábitos simples que permitan disfrutar las fiestas con mayor equilibrio y bienestar.
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