“A mí no me va a pasar”: ¿Por qué algunas personas son indiferentes al COVID-19?

Algunas personas activan sus mecanismos de defensa en forma de negación y desinterés por la amenaza de salud que existe, y tienen la idea de que el COVID-19 nunca tocará sus hogares. Sin embargo, están a tiempo de entrenar su mente para ser más empáticos y responsables.

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Foto EDH / Shutterstock

Por Diana Orantes

2020-07-15 4:00:01

El Salvador está pasando por un punto álgido de la pandemia, y mientras una parte de la población toma las medidas preventivas, la otra manifiesta desinterés e incredulidad ante las cifras de fallecidos, el impacto de la enfermedad y las muertes de médicos y enfermeras.

La razón de este comportamiento frío e insensible se origina en el sistema inmunológico de conducta, el cual se activa automáticamente ante las amenazas.

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“La persona enciende todos sus mecanismos de defensa para mantenerse a salvo y desarrolla emociones aversivas (como la discriminación y el odio) o en contra de otras personas o grupos (como el personal de salud o vecinos y colegas de trabajo que hayan dado positivo al virus)”, explica la psicóloga y directora del Centro Psicopédagogico Steps Psicología Integral, Guadalupe de Zaghini.

De ahí se derivan la negación e insensibilidad a la realidad y esto, abonado por la falta de inteligencia emocional, provoca la carencia de empatía hacia los demás.

La psicóloga clínica y educativa Isabel Camarena agrega que creerse inmune a esta enfermedad se debe a que, racional y emocionalmente, no se quiere aceptar lo que pasa.

La negación en los salvadoreños comenzó con las primeras noticias del COVID-19 en otros países. “Algunos no se imaginaron que el virus llegaría hasta acá. Cuando aparecieron casos en Estados Unidos seguimos en nuestra vida normal. En marzo pensábamos que no iba a afectar a nuestra familia, pero el virus ya se dispersó y de semanas a esta fecha hay conocidos, amigos y compañeros contagiados o fallecidos. Por lo tanto, ese mecanismo de indiferencia y negación va a disminuir”, subrayó Camarena.

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Otra situación muy parecida es la del grupo de personas que se limitan demasiado a informarse sobre la pandemia, “posiblemente porque es su mecanismo de evasión y, simplemente, deciden no estar al tanto ni tomar cartas en el asunto. Aseguran un tipo de pensamiento como el del superhéroe ‘a mí no me va a pasar’”, señala De Zaghini.

Los extremos son peligrosos, por un lado las personas que se mantienen sobre informadas por los medios de comunicaciones oficiales o no y por el otro lado hay individuos que huyen de la realidad y no desean saber qué está pasando. Foto EDH / Shutterstock

Las expertas en salud mental sostienen que estas actitudes pueden cambiar a pesar de que muchos ya se están acostumbrando a las malas noticias, a las cifras de muertos diarios y a ver hospitales colapsados.

“La mente se adapta a todo y aunque ya tenemos cuatro meses de vivir en pandemia, lo digerimos más fácil, pero mientras la enfermedad no llegue a tu familia aún no te has adaptado al dolor de la humanidad (…) Aquí entra otro aspecto de la inteligencia emocional: la empatía”, dice Camarena.

Pensar un instante cómo se siente esa familia que tiene a un enfermo por COVID-19 es un primer paso para desarrollarla. Actuar y hacer algo al respecto será aún mejor. “Pregúntate qué puedes hacer para ayudarlos directa o indirectamente”, aconseja.

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Finalmente, la negación puede desaparecer hasta que el individuo viva una experiencia dolorosa, ya sea que se enferme o vea a algún pariente cercano padecer.  “Cuando las personas se ven encaradas con una realidad ineludible empiezan a cambiar, porque la realidad les alcanza y les obliga a hacer cambios en su vida”, apunta de Zaghini. Mientras tanto, Camarena recomienda sensibilizar a los indiferentes sobre esta situación mundial. “Los que ya estamos conscientes de que ya aceptamos que cualquiera se puede enfermar debemos hacer conciencia en los otros”.

También insisten en practicar todas las medidas de bioseguridad y la distancia física para sobrellevar juntos la pandemia con empatía.

¿Cómo puedes fortalecer el sistema inmunológico conductual?

El académico en psicología positiva Álvaro Acuña insta a cuidar las emociones, debido a que estas se descontrolan en respuesta a qué pensamos, cómo actuamos y qué sentimos. Lo ideal es cultivar emociones positivas para preparar al sistema inmunitario conductual hacia el futuro.

Cada persona decide cómo sentirse. La clave es hallar equilibrio entre la realidad y la felicidad. El bienestar está al alcance de todos y se halla haciendo actividades agradables. Foto EDH / Shuttestock

“Para lograr un ‘entrenamiento’ positivo en la mente, la palabra clave es hallar el equilibrio”, asegura la psicóloga Guadalupe de Zaghini.  Haz ejercicios básicos que conduzcan a reconfortarte en momentos difíciles como la meditación, la oración, las técnicas de relajación, la lectura o la jardinería. Te ayudarán a estar más tranquilo.

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Para la psicóloga Isabel Camarena se deben desarrollar la inteligencia emocional y la autorregulación de las emociones. “Todos estamos viviendo un proceso de duelo, desde el fallecimiento de alguien hasta el duelo de nuestra antigua normalidad. En la medida en que nuestra inteligencia emocional se fortalezca día a día podremos manejar nuestras emociones”, añade.

La autorregulación de emociones consiste en reconocer las emociones en el momento, exteriorizarlas hablando de ello con alguien o escribiéndolas y luego decidir qué hacer con ellas para canalizarlas, desde actividades para botar el estrés, descargar una app para hacer ejercicio hasta volver a practicar música… “La cosa es no hundirse en la emoción”, concluye Camarena.