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El Salvador se enfrenta a una escasez en la liquidez y a un deterioro en el déficit fiscal

Según S&P, las finanzas del país siguen en riesgo pese a que han bajado las necesidades de financiamiento para el gobierno.

Por Juan Carlos Mejía | Jul 03, 2023- 19:27

El panorama para las finanzas del país siguen en incertidumbre debido a varios factores, según detalla el más reciente análisis publicado por la agencia de calificación crediticia Standard & Poor’s (S&P), la cual señala que “las  debilidades  estructurales   siguen  pesando  sobre  la  calificación   de  riesgo  soberano del país”, a la vez que añade que “El Salvador  tiene finanzas  públicas   débiles ,  con  una  carga  de  deuda   pública muy elevada y elevado servicio de deuda”.

De acuerdo con el informe de la calificadora, el poco acceso a recursos externos es uno de los principales puntos que provocarán, además,  que el país se enfrente a una escasez de liquidez, es decir, de fondos para poder enfrentar sus obligaciones, incluidos los gastos, tanto de este año como para el siguiente, una situación que, sino se resuelve, podría llevar a una nueva rebaja en la nota crediticia del país.

Según S&P, “podríamos bajar  las calificaciones durante  los próximos  seis a 18 meses si observamos  un  debilitamiento  en la capacidad del  gobierno  para  garantizar   un  fondeo  adecuado  para  sus  déficits  fiscales  y  sus  necesidades  de  refinanciamiento,  o  en  su  capacidad   para  llevar   a  cabo  el  ajuste  fiscal  necesario   para  estabilizar   una   muy  alta  carga  de  deuda”, la cual la agencia calcula que se mantendrá  entorno al 72% con respecto al PIB en los próximos dos años, una cifra que sigue siendo muy alta para las finanzas salvadoreñas.

Asimismo, la institución aclara que si algunas acciones del gobierno, como el reciente canje de la deuda de pensiones que le permitió al gobierno “tomar oxígeno” para los próximos cuatro años, conducen a un mejor manejo de la deuda, o a una continua recuperación económica, incluida una mayor claridad sobre las políticas fiscales, la nota crediticia del país, de hecho, podría mejorar en los próximos 18 meses.

Sin embargo, este segundo escenario es más difícil de alcanzar debido a los distintos factores que menciona el análisis de S&P, el cual señala que a pesar   de  la  disminución   de  sus   necesidades   de   financiamiento durante los   próximos  años (lo que obedece al cambio en los términos de la deuda previsional que le permitirá al gobierno dejar de pagar hasta $500 millones anuales  de la deuda que tiene con los trabajadores), el gobierno aún así se enfrentará a la escasez de liquidez.

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NEW YORK - APRIL 14: Standard & Poor's office building on April 14, 2012 in New York, NY. Standard & Poor's is one of the three major global rating agencies, and was founded in 1860.

Esto último, según el informe,  podría deberse a una “desaceleración en el crecimiento de los ingresos del país”, por lo que la diferencia de esa variable contra los gastos del gobierno, conocido como déficit fiscal, podría ampliarse y, de hecho, S&P proyecta que estos “déficits fiscales se deteriorarán  hasta alrededor  del 3.5%  del PIB durante  el periodo 2023-2025”, un porcentaje superior al déficit que se logró en 2022, el cual fue cercano al  2.6%.

“Ese deterioro  de los resultados  fiscales de este año  y  las limitadas  alternativas  de  financiamiento   están  provocando  escasez de liquidez”, apunta el informe.

En este sentido, algo que aumenta ese riesgo de que empeoren en las finanzas públicas es el gasto  en  salarios que asume el gobierno,  los subsidios y los pagos de  intereses de la deuda pública, los cuales siguen siendo  significativos, de acuerdo con la agencia calificadora.

“Prevemos que  la carga  de intereses del gobierno  se mantenga  elevada,  en torno al 20%  de los ingresos en los próximos años, debido  a la  deuda   elevada   y  a  mayores  costos de  fondeo”, señala el análisis de la calificadora.

Estos altos costos de fondeo se refieren a que, si el gobierno decide adquirir más deuda, debe hacerlo a tasas de interés más altas, todo a causa de la baja calificación crediticia que aún mantiene y al elevado riesgo país dado por el EMBI.

Esta mala calificación es una consecuencia de distintas decisiones antidemocráticas del gobierno, las cuales han minado la institucionalidad y la imagen del país en los mercados internacionales, incluyendo el estancamiento de las negociaciones por un acuerdo de asistencia financiera de hasta $1,300 millones de parte del Fondo Monetario Internacional (FMI), una acuerdo que mejoraría considerablemente la imagen del país en el exterior.

Sin embargo, con respecto a ese acuerdo, estancado desde mediados de 2021, S&P sostiene que “el  gobierno   ha  mantenido   conversaciones   con  el  FMI, pero  no hay  indicios de si el país pueda entrar  en  un  programa,  ni  cuándo  lo haría”.

En este punto, el informe también señala una de las pocas opciones de financiamiento que ha encontrado el gobierno, como lo es el Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE), es una opción que se está volviendo limitada, esto debido a que “El  Salvador   ya  ha  alcanzado   el  tope de exposición  con la entidad”, y agrega que “si bien  podría  obtener  algo de financiamiento  de otras  entidades  oficiales,  estimamos que será inferior  a las cantidades    recibidas    en  años   anteriores”.

Esta realidad no ha sido ignorada por el gobierno, pues desde hace dos años que comenzaron a cerrarse los mercados ha utilizado como “tarjeta de crédito” la otra opción, es decir, la de adquirir deuda de corto plazo a través de la emisión de Certificados y Letras del Tesoro (Cetes, Letes) en la banca local, algo que según S&P ha sido utilizado “para  financiar  sus déficits”, a la vez que calcula esa deuda en “un  máximo  histórico  cercano  a  los  $2,800 millones”.

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El ministro de Hacienda, Alejandro Zelaya, ha insistido que las negociaciones por un acuerdo con el FMI siguen, sin embargo economistas señalan que definitivamente no se logrará. Foto EDH / Archivo

Debido a estos problemas estructurales en las finanzas, la calificadora considera que las importantes carencias en servicios básicos y de infraestructura siguen limitando  la capacidad  del gobierno  para buscar otras alternativas como podría ser el   recortar  gastos, y además añade que, debido a que gran parte de la dinámica económica está en la informalidad, también tendrá problemas para percibir ingresos mediante impuestos.

S&P también añade que “el  perfil del  país  podría   deteriorarse  rápidamente   si  el  gobierno  no  es  capaz  de  obtener  suficiente financiamiento externo  en  los próximos  años”.

Asimismo, el informe apunta que “el país tiene un  bajo ingreso  per  cápita y un  crecimiento económico  moderado debido a una  inversión consistentemente baja (ver nota aparte).

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