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Una buena elección de calzado ayuda a prevenir dolores articulares y favorece una postura saludable al caminar.

Demasiada amortiguación en tus zapatos puede dañar tus rodillas

Muchos zapatos para caminar tienen demasiada amortiguación. Expertos explican por qué esto puede provocar dolor de rodillas y cómo elegir mejor.

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Por Betty Carranza
Publicado el 04 de diciembre de 2025

 

TU RESUMEN

Elegir bien los zapatos para caminar es clave para evitar dolor de rodillas y problemas de postura. Expertos advierten que demasiada amortiguación puede alterar la pisada y generar molestias articulares. La podóloga española Rocío Prado, citada en eldiario.es, recomienda optar por una amortiguación intermedia y adaptar el calzado al tipo de pie y al terreno. Identificar si tenés el arco plano o alto, y probar los zapatos por la tarde, son consejos útiles. No se trata del precio, sino de funcionalidad, ajuste y estabilidad. Caminar bien comienza con la elección correcta de tus zapatillas.

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Elegir zapatos para caminar cómodos no siempre es tan simple como parece. Según expertos, una amortiguación excesiva en las zapatillas puede causar dolor en las rodillas, afectar la postura y generar problemas articulares. Por eso es clave entender qué tipo de calzado favorece una caminata saludable, sin molestias ni riesgos innecesarios.

La podóloga española Rocío Prado, en una entrevista publicada por el medio eldiario.es, explica que "con demasiada amortiguación las rodillas y el tobillo sufren, porque al final son articulaciones que rebotan al pisar y te pueden causar daños". Por eso, una amortiguación intermedia es lo ideal, especialmente si ya existen condiciones como fascitis plantar o problemas de cadera.

Demasiada amortiguación puede alterar la pisada y causar molestias en rodillas y tobillos, según especialistas.
Demasiada amortiguación puede alterar la pisada y causar molestias en rodillas y tobillos, según especialistas. / Shutterstock

Los pies no son solo una base de apoyo, sino estructuras complejas formadas por 26 huesos, 33 articulaciones y más de 100 ligamentos. Elegir mal el calzado puede desencadenar una cadena de problemas: desde dolor en el pie hasta desequilibrios posturales que afectan otras zonas del cuerpo. Unas zapatillas muy blandas pueden debilitar el pie y alterar su función natural.

Terreno y pisada: claves para una buena elección

No todos los terrenos son iguales, ni todos los pies pisan igual. Caminar por asfalto, por montaña o por la playa exige distintos tipos de calzado. Según explica la podóloga Rocío Prado en una entrevista publicada por el medio eldiario.es, la superficie impacta directamente en lo que debería ofrecer una zapatilla.

En superficies duras como el asfalto, se necesita una suela flexible, sin costuras internas y con una amortiguación ligera. El objetivo es reducir el impacto repetitivo en tobillos, rodillas y caderas. En cambio, los senderos de montaña requieren una suela más firme, con buena tracción y soporte para el tobillo. Allí, demasiada amortiguación puede impedir que el pie se adapte al terreno, aumentando el riesgo de torceduras.

Para quienes caminan en la playa, la arena blanda fortalece la musculatura del pie, pero también puede ser un desafío para los tobillos. En este caso, Prado sugiere incluso caminar descalzos por la orilla, donde la arena está más compacta y estable, ya que "para caminar por la playa casi prefiero que vayan descalzos a que vayan calzados".

Detectá tu tipo de pie antes de comprar

Uno de los errores más comunes al elegir zapatillas es no conocer la estructura del propio pie. Saber si tenés un arco normal, plano o cavo puede ayudarte a tomar una mejor decisión. Una prueba casera sencilla consiste en mojar la planta del pie y pisar sobre una hoja de papel: la huella te dará pistas sobre el tipo de arco.

Los pies planos tienden a necesitar estabilidad y control del movimiento, mientras que los pies con arco alto suelen requerir más amortiguación para distribuir mejor la presión. Esta relación entre el tipo de pie y el soporte que ofrece la zapatilla es fundamental para evitar dolores e inflamaciones.

Además, si tenés una pisada pronadora (el pie gira hacia adentro al pisar), esto puede alterar la alineación corporal. Las rodillas se desajustan, la pelvis se inclina y aumenta la curvatura lumbar, lo que puede provocar molestias o lesiones. Elegir zapatillas que corrijan o compensen este movimiento es clave.

La importancia del ajuste y la estructura

El calzado debe probarse por la tarde, cuando el pie está levemente más hinchado. Lo ideal es que quede un centímetro de espacio entre el dedo más largo y la punta de la zapatilla. Los dedos deben tener libertad para moverse y el talón debe sentirse firme, sin deslizamientos.

La suela debe ser flexible en la parte delantera, donde el pie se dobla al caminar, pero más estable en la zona media. Esto permite una marcha natural sin forzar las articulaciones. Un contrafuerte firme en el talón también ayuda a mantener la estabilidad.

Según especialistas del portal Harvard Health Publishing, un buen par de zapatillas para caminar debe tener una relación equilibrada entre amortiguación y soporte. Ni demasiado blandas, ni excesivamente rígidas. El objetivo es acompañar el movimiento natural del pie y protegerlo del impacto.

No es cuestión de precio, sino de funcionalidad

Muchas veces creemos que un calzado más caro es mejor, pero la podóloga Rocío Prado advierte que eso no siempre es así. "No se trata de comprar el modelo más caro, sino el que mejor se adapte a nuestro pie y al terreno que pisamos", asegura. La clave está en conocer nuestras necesidades y probar varios modelos hasta encontrar el ideal.

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Los expertos del sitio especializado The Foot Spot coinciden: demasiada amortiguación puede alterar la biomecánica natural de la pisada, generando sobrecargas en otras partes del cuerpo. Por eso recomiendan un enfoque personalizado: observar cómo caminás, qué tipo de superficie frecuentás y cuánto tiempo pasás de pie.

Tips para elegir bien tus zapatillas para caminar

  • Probá el calzado por la tarde, cuando tus pies están más hinchados.
  • Asegurate de que haya al menos 1 cm entre el dedo más largo y la punta del zapato.
  • Verificá que la suela se doble en la parte delantera, pero sea firme en el medio.
  • Elegí un modelo con soporte rígido en el talón para mayor estabilidad.
  • Considerá el terreno habitual donde caminás: ciudad, montaña o playa.
  • Identificá tu tipo de arco (plano, neutro o cavo) con la prueba de la huella.
  • Alterná entre al menos dos pares si caminás con frecuencia.
  • Revisá regularmente el desgaste de la suela y reemplazá cuando pierda forma o agarre.

Una elección que vale para todo el año

Elegir bien las zapatillas no es solo una decisión de comodidad, sino de salud. Si caminás con frecuencia, es recomendable alternar entre dos pares para evitar que se deformen rápidamente. Revisá el desgaste de la suela y los materiales internos: cuando pierden forma o agarre, es momento de renovarlas.

Cada paso que damos es una oportunidad para cuidar nuestro cuerpo. Invertir tiempo en elegir el calzado adecuado es un gesto simple, pero poderoso. Porque al final, caminar bien empieza por los pies.

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