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El ritmo acelerado y las preocupaciones cotidianas pueden generar tensión emocional, una señal de que es momento de detenerse y cuidar la salud mental.

Ansiedad: el miedo invisible que altera cuerpo y mente

La ansiedad, ese miedo invisible que afecta cuerpo y mente, se ha vuelto parte del día a día. Comprenderla es el primer paso para recuperar la calma.

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Por EFE Salud
Publicado el 11 de octubre de 2025

 

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La ansiedad, descrita por expertos como un miedo invisible que altera cuerpo y mente, se ha convertido en una de las afecciones emocionales más comunes. Según la Agencia EFE, la neuropsicóloga Elena Gallardo Morillo y el psicólogo Sergio García Soriano explican que este estado de tensión constante nos desconecta de la realidad y puede provocar síntomas físicos como palpitaciones, insomnio o cansancio extremo. Ambos coinciden en que reconocerla y buscar ayuda profesional es clave para recuperarse. Meditación, ejercicio y atención plena son herramientas eficaces para reducirla y evitar que se normalice en la vida cotidiana.

La ansiedad es una de las afecciones emocionales más extendidas en el mundo. Aunque cada vez se habla más de salud mental, sigue siendo un miedo invisible que altera el cuerpo y la mente, afectando la forma en que pensamos, sentimos y actuamos. Expertos consultados por la Agencia EFE explican cómo reconocerla, qué la provoca y de qué manera puede afrontarse para recuperar el equilibrio emocional.

La neuropsicóloga Elena Gallardo Morillo, profesora del Máster en Neuropsicología de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR), define la ansiedad como “un tipo de miedo, un miedo anticipatorio a situaciones que imaginamos que podrían ocurrir, pero que puede que nunca se den”. Explica que es una emoción que mantiene al cerebro en alerta constante, analizando escenarios hipotéticos que quizás jamás sucedan. Esa tensión, prolongada en el tiempo, altera la percepción de la realidad y nos impulsa a vivir acelerados, sobrepensando, agotándonos mental y físicamente.

Por su parte, el psicólogo y psicoterapeuta Sergio García Soriano describe la ansiedad como “un estado de tensión que afecta la vida diaria”. Detalla que quien la padece “no está del todo en la realidad, sino que vive sobreesforzado, percibiendo amenazas donde no las hay”. Esa hipervigilancia genera un sentimiento desagradable que puede afectar el trabajo, las relaciones personales y el bienestar general.

Un trastorno con muchas caras

Según la información compartida por la Agencia EFE, la ansiedad se manifiesta de distintas maneras. El cuerpo puede responder con palpitaciones, temblores, cefaleas, tensión muscular o sudoración excesiva. La mente, en cambio, se llena de pensamientos intrusivos, exceso de ruido mental, falta de concentración y una persistente sensación de cansancio.

Gallardo Morillo aclara que existe una ansiedad “adaptativa”, que nos permite reaccionar ante peligros reales y planificar mejor nuestras acciones, y una ansiedad “patológica”, cuando el mecanismo se activa sin causa aparente y se vuelve constante. Esta última puede derivar en un trastorno de ansiedad generalizada, que interfiere con la vida cotidiana y afecta la capacidad de disfrutar del presente.

El miedo es la raíz común de todas sus formas: miedo a perder el control, miedo a fallar, a enfermar o a enfrentarse a lo desconocido. “Cuando alguien sufre ansiedad de manera continuada”, subraya Gallardo Morillo, “empieza a experimentar cambios físicos y cognitivos que se vuelven nocivos, como taquicardias o dificultades de atención”.

La importancia de reconocerla

Uno de los principales retos para abordar la ansiedad, según los especialistas consultados por la Agencia EFE, es la tendencia a normalizarla. Muchas personas asumen que vivir con tensión, cansancio o insomnio “es parte de la vida moderna”. Esa resignación silenciosa impide buscar ayuda y perpetúa el malestar.

“Entrar en un estado de ansiedad constante porque se ha normalizado vivir así, ya sea en el trabajo o en la familia, no es favorable”, explica Gallardo Morillo. García Soriano añade que la confusión sobre el término es muy común: “Decimos ‘tengo un poco de ansiedad’ pero no buscamos ayuda, y eso impide llegar al origen del problema”.

Reconocer la ansiedad no significa debilidad, sino conciencia. Comprender cómo funciona el cerebro ante el miedo y entrenar la atención son pasos clave para recuperar el equilibrio. No se trata de eliminarla del todo —porque la ansiedad tiene una función adaptativa—, sino de aprender a regularla y evitar que se vuelva un estado permanente.

Encontrar momentos de conexión y disfrute es clave para reducir el estrés y fortalecer el bienestar emocional en la vida cotidiana.
Encontrar momentos de conexión y disfrute es clave para reducir el estrés y fortalecer el bienestar emocional en la vida cotidiana. /Shutterstock

Cuidar la mente también requiere disciplina

Elena Gallardo Morillo enfatiza que entrenar la atención es una de las herramientas más efectivas contra la ansiedad. Recomienda dedicar entre cinco y quince minutos diarios a la meditación o la contemplación, como una forma de “restablecer los valores normales del cerebro”. Este tiempo de calma, señala, ayuda a frenar el exceso de pensamientos y a reducir la excitación mental que genera el estrés.

No se trata de dejar la mente en blanco, sino de observar los pensamientos sin juzgarlos y permitir que pasen sin arrastrarnos. Esa práctica sencilla puede disminuir la rumiación mental y fortalecer la capacidad de enfocarse. Además, hábitos como dormir bien, hacer ejercicio, cuidar la alimentación y desconectarse periódicamente de las pantallas contribuyen a mejorar el bienestar emocional.

La ayuda profesional es esencial

Ambos expertos insisten, en declaraciones a la Agencia EFE, en que la intervención profesional es insustituible. Un psicólogo o terapeuta puede identificar las causas específicas que desencadenan la ansiedad y ayudar a desarrollar estrategias personalizadas para afrontarla.

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García Soriano advierte, además, sobre el uso de aplicaciones de inteligencia artificial como sustituto de la terapia. “No es una conversación entre humanos; son respuestas automáticas que pueden dar una apariencia de diálogo, pero no sustituyen el acompañamiento emocional”, explica. Según el psicólogo, esas herramientas pueden ofrecer información general sobre la ansiedad, pero si se usan para contar problemas personales “pueden llevar a error”.

Gallardo Morillo coincide con esa postura y agrega que “aunque los algoritmos estén basados en estudios científicos, nunca reemplazarán la experiencia profesional ni la comprensión humana”. A su juicio, incluso pueden añadir más ruido mental a una mente ya saturada de estímulos.

El desafío de vivir en la era acelerada

En palabras recogidas por la Agencia EFE, Gallardo Morillo advierte que los estilos de vida actuales nos empujan a vivir en modo acelerado, lo que provoca que perdamos lo más importante para el cerebro: la atención. Esa falta de pausa y reflexión constante nos expone a un estado de alerta que, mantenido en el tiempo, puede transformarse en ansiedad crónica.

El desafío, dice la experta, está en aprender a detenernos. Practicar el autocuidado, establecer límites saludables y dedicar tiempo a lo que realmente importa son pasos esenciales para preservar la salud mental.

Como resume García Soriano, la clave no está en eliminar la ansiedad, sino en convivir con ella sin permitir que dirija nuestras decisiones. Entenderla como una señal de nuestro cuerpo —y no como un enemigo— puede transformar nuestra relación con el miedo y ayudarnos a reconectarnos con el presente.

TAGS:  Ansiedad  | Psicólogos | Salud | Salud Mental

CATEGORIA:  Vida | Cuerpo y mente

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