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Si sentís que Instagram te consume, tal vez solo sea una rutina automática.

Instagram no te controla, solo repetís un hábito automático

Muchas personas creen ser adictas a Instagram, pero nuevos estudios revelan que el uso excesivo suele responder a hábitos digitales y no a una adicción real.

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Por Betty Carranza
Publicado el 01 de diciembre de 2025

 

TU RESUMEN

Aunque muchos creen ser adictos a Instagram, un estudio publicado en Scientific Reports revela que la mayoría simplemente repite hábitos automáticos. Investigadores del California Institute of Technology y USC encontraron que solo el 2 % de los usuarios presentan signos de adicción real, mientras que el resto responde a rutinas disparadas por factores externos. Expertos como Ian Anderson explican que entender esta diferencia permite recuperar el control sin culpa. Al reconocer los patrones detrás del uso de redes sociales, es posible rediseñar el entorno y adoptar una relación más consciente y saludable con la tecnología digital en la vida diaria.

Aunque muchos creen sufrir adicción a Instagram, investigaciones recientes indican que el uso excesivo de redes sociales responde más a hábitos automáticos que a una verdadera dependencia. Un estudio publicado en la revista Scientific Reports demuestra que la mayoría de usuarios sobrestima su nivel de adicción, lo que abre la puerta a una conversación más clara sobre nuestro comportamiento digital diario.

La investigación fue liderada por expertos del California Institute of Technology y la University of Southern California. En ella se analizaron las respuestas de más de 1,200 adultos. Uno de los hallazgos principales fue que el 18 % de los encuestados se sentía "algo adicto" a Instagram, y un 5 % afirmó sentirse "muy adicto". Sin embargo, al aplicar criterios clínicos, solo el 2 % mostraba síntomas compatibles con una adicción real.

"No es que estés enganchado sin remedio, es que tu cerebro ha creado un hábito", explica Ian Anderson, uno de los neurocientíficos participantes en el estudio. En declaraciones para Meristation, Anderson afirmó: "La mayoría de los usuarios que creen ser adictos, en realidad solo responden a señales externas como el sonido de una notificación o un momento de ocio".

El peso de la palabra "adicción"

Uno de los aspectos más interesantes del estudio es la manera en que el lenguaje moldea nuestra percepción. A través de un análisis de medios de comunicación, los investigadores notaron que la palabra "adicción" aparece con mucha más frecuencia que "hábito" al hablar del uso de redes sociales. Esa narrativa dominante podría estar generando más alarma de la necesaria, y también más culpa.

En entrevista con HuffPost España, los autores del estudio señalaron que las etiquetas pueden influir en cómo las personas evalúan su comportamiento. "Si creés que estás atrapado, eso afecta directamente tu bienestar emocional y tu sensación de control personal", explicaron. Además, quienes se identifican como adictos tienden a experimentar más frustración al intentar reducir su uso, aunque no presenten una dependencia clínica.

Revisar Instagram sin pensarlo dos veces es más común de lo que creés. Muchas veces solo seguimos un hábito, no una adicción.
Revisar Instagram sin pensarlo dos veces es más común de lo que creés. Muchas veces solo seguimos un hábito, no una adicción. / Shutterstock

Entender el hábito para cambiarlo

Este nuevo enfoque no busca minimizar los posibles impactos negativos del uso excesivo de redes sociales. Al contrario, propone un marco más realista para entenderlos. La distinción entre adicción y hábito es clave para tomar decisiones informadas.

Según la explicación del equipo de investigadores publicada por Nature, los hábitos son respuestas automáticas que se activan por factores externos. Por ejemplo, mirar Instagram apenas te despertás, o cuando estás haciendo fila en el supermercado. No se trata de una necesidad incontrolable, sino de una rutina que se puede modificar.

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De hecho, entender que estás frente a un hábito te da una ventaja: podé rediseñar tu entorno o tus rutinas para cambiar esa conducta. Algo tan sencillo como dejar el teléfono en otra habitación durante la noche, o quitar las notificaciones automáticas, puede ayudarte a disminuir el uso sin necesidad de una "desintoxicación digital" radical.

El lado emocional del scroll infinito

También es importante considerar el contexto emocional. Muchas veces se usa Instagram para lidiar con el aburrimiento, la ansiedad o la necesidad de conexión. Reconocer esas emociones no es un signo de debilidad, sino una oportunidad para reflexionar sobre lo que realmente necesitás.

Estudios previos han señalado que, cuando el uso de redes se vuelve problemático, está asociado más con el estado emocional que con el tiempo de uso. En otras palabras, no es cuánto usás Instagram, sino por qué lo hacés y cómo te hace sentir.

Buscar alternativas más saludables para manejar el estrés o el aburrimiento puede ser un paso poderoso hacia una relación más equilibrada con la tecnología. Desde actividades al aire libre hasta conversaciones reales con amigos, hay muchas formas de reconectar con vos mismo.

Una mirada más compasiva y consciente

Este enfoque también invita a dejar de lado el juicio. No se trata de sentir culpa por revisar tu feed, sino de desarrollar una relación más intencional. Al entender que tus conductas digitales responden a patrones y no a una "falla personal", podé recuperar el control sin ansiedad.

En palabras de Anderson: "Estamos acostumbrados a demonizar la tecnología, pero la verdadera herramienta de cambio está en la autoconciencia".

Además, esta perspectiva podría abrir la puerta a un debate público más sano y constructivo sobre el bienestar digital. En lugar de caer en alarmismos o soluciones extremas, podemos empezar por reconocer nuestras rutinas, evaluar su impacto y ajustar con inteligencia.

Pequeños cambios, grandes diferencias

Si querés probar un enfoque más saludable con las redes sociales, podé empezar con pasos pequeños: limitar el tiempo de uso con herramientas del propio sistema operativo, elegir momentos específicos para revisar las apps, o simplemente pausar antes de abrir Instagram para preguntarte "¿para qué quiero entrar ahora?".

Al final, no se trata de eliminar por completo el uso de redes, sino de usarlas con más conciencia. Entender la diferencia entre un hábito y una adicción te empodera, te devuelve el protagonismo y te permite disfrutar del mundo digital sin perder de vista el mundo real.

Porque no, Instagram no te tiene atrapado. Solo estás acostumbrado. Y eso, vos lo podés cambiar.

TAGS:  Adicciones | Depresión | Instagram | Redes sociales | Salud Mental

CATEGORIA:  Vida | Cuerpo y mente

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