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Enrollar la lengua en forma de U fue durante años un ejemplo clásico para explicar la herencia genética, aunque hoy la ciencia sabe que el proceso es más complejo. Foto:

¿Podés doblar la lengua en forma de U? La ciencia explica por qué no todos pueden

Durante décadas se ha escuchado que enrollar la lengua es una prueba simple de herencia genética. Hoy, la ciencia desmonta ese mito y revela que la respuesta está en una mezcla de anatomía, músculos y aprendizaje.

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Por Leidy Puente
Publicado el 30 de diciembre de 2025

 

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Durante años, doblar la lengua en forma de U fue considerado un rasgo genético simple, usado incluso como ejemplo en las aulas. Sin embargo, investigaciones científicas citadas por medios especializados en España revelan que esta habilidad no depende de un solo gen. Los expertos explican que intervienen múltiples factores, como la coordinación muscular, la anatomía de la boca y el espacio del paladar, además de posibles componentes de aprendizaje. Estudios con gemelos idénticos refuerzan esta idea al mostrar resultados distintos pese a compartir ADN. No poder enrollar la lengua no tiene implicaciones para la salud y es solo una variación humana normal.

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Por años, en escuelas y conversaciones familiares, doblar la lengua en forma de “U” fue presentado como una especie de examen exprés de genética: si uno de tus padres podía hacerlo, vos también. Pero la ciencia moderna vino cambiar esa teoría. Nuevas investigaciones muestran que esta curiosa habilidad va mucho más allá de un solo gen heredado.

Especialistas en genética y biología humana citados recientemente por medios especializados en España, explican que enrollar la lengua no funciona como un interruptor de encendido y apagado. No es un “sí” o “no” dictado por el ADN, sino el resultado de varios factores que trabajan juntos, como si fueran piezas de un pequeño rompecabezas dentro de la boca.

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El mito del “gen de la lengua”

Durante mucho tiempo se afirmó que esta destreza era un rasgo mendeliano dominante. Sin embargo, estudios con gemelos idénticos, que comparten el mismo ADN, han demostrado algo revelador: uno puede doblar la lengua y el otro no. Ese solo dato bastó para poner en duda la teoría clásica.

Hoy, los científicos coinciden en que se trata de un rasgo poligénico y multifactorial. Es decir, intervienen varios genes, cada uno con un efecto pequeño, cuya expresión depende también del entorno, la anatomía y el desarrollo muscular de cada persona.

Enrollar la lengua en forma de U fue durante años un ejemplo clásico para explicar la herencia genética, aunque hoy la ciencia sabe que el proceso es más complejo. Foto:
La lengua está formada por un sistema muscular sofisticado que requiere coordinación y control fino para realizar ciertos movimientos. Foto/ Freepik

Lo que realmente determina si podés hacerlo

De acuerdo con genetistas citados por la prensa científica española, hay tres elementos clave que explican por qué algunas personas logran este movimiento y otras no:

  • Coordinación muscular: la lengua está formada por un complejo sistema de músculos que requiere control fino para adoptar ciertas formas.
  • Biomecánica y espacio oral: el tamaño del paladar y el espacio dentro de la boca influyen en cuánta libertad tiene la lengua para moverse.
  • Flexibilidad anatómica: pequeñas variaciones en tejidos y estructura oral pueden facilitar o dificultar el gesto.

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Un dato curioso que han encontrado los investigadores es la diferencia entre lo que creemos y lo que realmente podemos hacer. Muchas personas están convencidas de que saben doblar la lengua, pero al intentarlo bajo observación, fallan. Esto refuerza la idea de que el control neuromuscular pesa más de lo que parece.

Enrollar la lengua en forma de U fue durante años un ejemplo clásico para explicar la herencia genética, aunque hoy la ciencia sabe que el proceso es más complejo. Foto:
Estudios científicos han demostrado que la anatomía del paladar y el espacio dentro de la boca influyen en la capacidad de doblar la lengua. Foto/ Freepik

¿Se puede aprender a doblar la lengua?

La respuesta corta es, tal vez. Como se trata de una acción muscular, la práctica puede ayudar en algunos casos. No todas las personas lo lograrán, pero el simple hecho de que pueda entrenarse en ciertos individuos confirma que no es una prueba genética infalible, como se creyó durante generaciones.

Las estadísticas indican que entre dos tercios y hasta cuatro quintas partes de la población mundial pueden enrollar la lengua. Aun así, los científicos aclaran que esta habilidad no ofrece ninguna ventaja evolutiva ni tiene implicaciones para la salud.

No poder doblar la lengua no significa nada malo. No es señal de enfermedad ni de “mala genética”. Es, simplemente, otra de las tantas variaciones normales que existen entre los seres humanos, esas pequeñas diferencias que hacen que ningún cuerpo funcione exactamente igual a otro.

TAGS:  Ciencia | Lengua | Salud

CATEGORIA:  Vida | Cuerpo y mente

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