| Para acomodar a los atletas visitantes durante la realización de los XXIV Juegos Centroamericanos y del Caribe, el MOP usó edificios de la Universidad de El Salvador (UES), específicamente la Facultad de Ciencias y Humanidades, ofreciendo que serían readecuados al devolverlos, lo que no se ha cumplido plenamente dice el historiador y catedrático Carlos Gregorio López Bernal en una columna publicada en este periódico, el Diario de los salvadoreños.
El articulista detalla los perjuicios no reparados por el MOP, entre ellos los causados al mobiliario que fue embodegado en condiciones deplorables, a la red de evacuación de aguas negras y otras averías, que ahora toca reparar a la Universidad.
Según López Bernal, muchos estudiantes han tenido que recibir sus clases online, a través del internet.
Era muy improbable que por las circunstancias del momento y considerando la clase de nombramientos que hace el actual régimen de colocar en ministerios y dependencias oficiales a allegados, la devolución de los inmuebles utilizados iba a realizarse en buena forma y no atolondradamente como ha sucedido, en parte porque ello requería erogar fondos públicos, los que actualmente se miden con “cuentagotas”, como lo comprueba lo sucedido al INSAFORP, al saqueo de las reservas del Seguro Social, de los fondos de pensiones y de sesenta millones de dólares que se quitaron a Educación para que Hacienda los manoseara, ya que tal entidad opera como un ente que pone a disposición del régimen recursos públicos para que éste los maneje como su “caja chica”.
Pero lo anterior sólo evidencia una vez más que la educación de los salvadoreños no es prioridad para un régimen que quiere que prevalezcan la ignorancia y el atraso.
Sólo hay que recordar que hace año y medio el régimen ofreció reconstruir 5,150 escuelas en un plazo de cinco años, pero a razón de mil cada año, lo cual no cumplió y tuvo que admitirlo vergonzosamente.
Pero, dicen, “Jalisco nunca pierde, y si pierde, arrebata”, no importa que los niños sigan estudiando entre ruinas y sin recursos ni internet ni que se compense justamente el trabajo de los maestros. Lo que les importa es aferrarse al poder, hacer y deshacer y mantener el pan y circo.
No existen nueva moral ni racionalidad por “inventarse”
Toda universidad que merezca tal título debe contar con instalaciones e infraestructura adecuadas y cumplir con normas esenciales, entre ellas articular la docencia con lo racional, el orden moral de nuestra civilización cristiana fundamentada en los Diez Mandamientos, en proteger la democracia y la libertad y demás derechos de la persona, principios que se enarbolan en la Declaración de Independencia de Estados Unidos y la Carta de Derechos Humanos consagrados entre otras entidades por las Naciones Unidas.
No existe un “orden moral” ni racional por inventarse, pues literalmente ya se estableció por la doctrina cristiana, no en lo puramente religioso, sino en lo que lleva a la defensa de la democracia como la única forma de organización social.