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El fanatismo y la sinrazón mantienen el caos en Perú

La ruta hacia la civilización está llena de escollos, peligros, amenazas, como lo comprueba la lucha de la mujer para liberarse en las sociedades islámicas; en Afganistán los enloquecidos talibanes están retirando o descabezando los maniquíes femeninos de los escaparates de las tiendas

Por El Diario de Hoy |

Un video en el que un líder indígena cuzqueño del altiplano peruano monta una diatriba llena de insultos contra los limeños (la población de Lima que concentra la gente más educada, donde se formaron destacados intelectuales como Mario Vargas Llosa, que cuenta con las universidades más prestigiosas y es sede de las instituciones esenciales de todo país) asombra por su postura violenta pero más por su intolerancia, resentimiento y falta de formación.


Esta conducta explica el caos en que diversos grupos anárquicos mantienen al país, sobre todo a la capital, donde protestan tras la detención del expresidente izquierdista Pedro Castillo después que dio un autogolpe de Estado y quebrantó la democracia.


La represión de las protestas ha causado 50 muertos y ayer Lima volvió a ser tomada por los grupos, con bloqueos de carreteras y marchas que afectan al 27 % del territorio nacional y enfrentamientos entre manifestantes y las fuerzas del orden.


Perú siempre fue una nación de fuertes contrastes, centro de un gran imperio precolombino, los incas, y luego uno de los virreinatos españoles más importantes de América. Por siglos se ha regido por sus leyes y tradiciones y enfrentado el terrorismo, dictaduras y gobiernos corruptos (Velasco, Fujimori, García, Toledo), a los que no ha dudado en echar del poder.

Por eso es pasmoso que haya grupos que, en lugar de reconstruir su democracia, rompan lanzas por un régimen improvisado y antidemocrático, por un exgobernante que se puso al margen de la ley y quieran seguir entre la anarquía y la violencia de la misma forma que los partidarios de Donald Trump en Washington en 2021 y más recientemente grupos bolsonaristas en Brasilia, donde se tomaron la sede del gobierno.

Sobran individuos que al decir algo se retratan de pies a cabeza…


Los hombres “no nacen aprendidos” sino que va adquiriendo desde niños una educación, principios de conducta, valores que le servirán para encajar dentro de la tribu o como miembro de una sociedad avanzada.


Todo esto, a su vez, debe compaginar con las propias conductas de una persona, si su carácter es pasivo con tendencias a la violencia o preparado para educarse y destacar como un ser literalmente civilizado.


Cada uno de nosotros en el curso de adquirir una educación, por primitiva que sea, sabe que hay que incorporar poco a poco saberes o inclusive mañas que pueden estar a nuestro lado como una sombra o ir eliminándose. Muy fanático puede ser alguien de los modos de ser de “nuestros antepasados” o, a la inversa, avergonzarse de muchos de sus usos, pero toma trabajo superarlos si tal cosa es deseable.


En cualquier caso no es de la inmensa mayoría de “hombres del siglo XX” ni de los “millenials” de hoy en día montar sacrificios humanos o ser antropófagos, pese a que siempre, al margen, existe tal clase de individuos, tema que trata el gran escritor británico Robert Luis Stevenson en su novela “Dr. Jeckyll and Mr. Hyde”, insinuando que dentro de cada una de nuestras almas anida un cavernícola…


La ruta hacia la civilización está llena de escollos, peligros, amenazas, como lo comprueba la lucha de la mujer para liberarse en las sociedades islámicas; en Afganistán los enloquecidos talibanes están retirando los maniquíes de los escaparates de las tiendas o “decapitándolos” si tienen la cabeza de una mujer…

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