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Día del Veterinario

Los médicos veterinarios (y las médicas veterinarias). ¡Qué profesión más bella, más hermosa, más humana! Sin el auxilio de ellos, nuestros animalitos morirían inmisericordemente, desfallecerían ante la mirada melancólica de sus amos; el hogar se entristecería por la muerte de la mascota del niño.

Por Carlos Alberto Saz

Hoy, miércoles 17 de agosto, en el país es celebrado el Día del Veterinario, en honor del médico que se dedica a la veterinaria, o sea la ciencia que estudia los animales para su prevención y curación.

Qué noble es, entonces, la misión de este doctor al velar por la salud de los animales irracionales y devolverles la salud.

Sí, a los animales irracionales, que muchas veces son más racionales que nosotros los humanos, dotados de razón, pero hay quienes no la emplean y se comportan como verdaderos energúmenos, denigrando así al  género llamado precisamente humano.

Y ahí tenemos a tanto degenerado violador, desquiciado, perverso, que comete los peores delitos en contra de los de su propia especie, y aún en contra de los animales no dotados de razón.

Uno de los ejemplos más admirables de los animales carentes de razón son los perros, los delfines, los chimpancés y otros especímenes, cuyo comportamiento a veces deslumbra.

Tenemos por caso, el perro, llamado “El mejor amigo del hombre”. Y es cierto, pues estos animales son cariñosos, atentos y muy serviciales. Son tan amorosos, que los poetas han dicho que al morir, los perros atraviesan el arcoíris de la felicidad para ir al otro lado, en donde encontrarán el paraíso eterno.

¿Y es que tienen alma los perros? Científicos que los han estudiado confirman que sí, porque, por ejemplo, lloran cuando su amo muere, porque cuando el amo llega a casa, se le tiran encima demostrándole cariño, porque cuando uno los chinea, ellos lo lamen cariñosamente; en fin, los perros demuestran muchas formas de cariño, que algunos de nosotros los humanos no experimentamos, aunque tengamos alma.

Y es que el humano, principalmente el que solo piensa en el mal, hasta puede llegar a privar de la vida a otro.

Mientras que las bestias, por ejemplo, solo atacan cuando tienen hambre, por ejemplo, el tigre, el león y otros. Pero el humano violento ataca siempre.

Bueno, pero vayamos al tema que nos ocupa: el de los médicos veterinarios (y las médicas veterinarias). ¡Qué profesión más bella, más hermosa, más humana!

Sin el auxilio de ellos, nuestros animalitos morirían inmisericordemente, desfallecerían ante la mirada melancólica de sus amos; el hogar se entristecería por la muerte de la mascota del niño.

Aun la intervención del veterinario por salvar la vida de un animal, le evita la muerte, ayudándole con una prótesis, por ejemplo, o recetándole la medicina indicada.

Mil felicidades, entonces, a todos los veterinarios en su Día. Y que sigan curando o salvándole vida a tanto animalito que nos sirve de consuelo, de compañero, de mascota, que llena el hogar de felicidad y alegría. ¡Sí, señor!

Maestro, psicólogo, gramático.

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