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Andar a ciegas

Recientemente, el embajador chino en nuestro país, en un programa radial matutino, hablaba sobre los proyectos que está nación asiática realizaría en nuestro territorio, nombraba proyectos ya culminados como la BINAES, el Muelle en el Puerto de La Libertad y otros que están por ejecutarse como el Estadio Nacional (donde estaba situada Escuela Militar) y un nuevo Centro de Ferias y Convenciones que sustituiría a CIFCO (actualmente el Hospital El Salvador) y por último, la compra de nuevos buses chinos para modernizar el sector transporte público.

Por Carlos Francisco Imendia

Sumando muchas acciones, que dentro de la sociedad se hagan para restaurar el medio ambiente o evitar seguir perdiendo áreas verdes, bosques, todo va a favor al final. Desde reducir el consumo de plástico en nuestros hogares y evitar el despilfarro de agua o sembrar más árboles para asegurar áreas que sirvan para filtrar más agua lluvia y asegurar lo suficiente en reservorios ante la sequía, todo eso fomenta y fortalece nuestro camino de alcanzar metas para nuestras contribuciones como país para aminorar el impacto del cambio climático. Pero las equívocas  metodologías usadas, la falta de información para contar con datos a la mano y mostrar cómo vamos midiendo el desarrollo de la mitigación del cambio climático en nuestro país, eso es bien importante, pero necesitamos saber y que sea lo más trasparente.

 La gremial de industriales en nuestro país, donde nace la producción, demuestren con datos, las mediciones que se llevan a cabo, en los inventarios de Gases de Efecto Invernadero, y  cómo vamos avanzando en eliminar o remover los gases aliados del cambio climático y que son parte de algunas prácticas obsoletas -productivas, enfrascadas en modelos productivos del siglo pasado, una industria con tecnología básica.

Claro que es importante que las empresas, industrias y hasta instituciones de nuestro país migren a la energías limpias y renovables,  pero si no demuestran con datos puntuales cuánto se ha avanzado, cuánto se ha disminuido en contaminación y gasto energético, cuánto se ahorra mensualmente, semestralmente o anualmente, o si las inversiones se respaldan con certificaciones de carbono-neutralidad, es  como caminar a ciegas, y como no terminar de realizar bien la inversión.

En el caso de la industria de la construcción, vemos cómo ha despertado  el  interés por las certificaciones que acompañan esas inversiones inmobiliarias, certificaciones que tienen que ver con el diseño, construcción y operación sostenible.

Cuando existen vacíos de esa información o poca transparencia, hacen que no contemplemos los avances, y no contemplemos los logros. Hay que ordenar el proceso. Si la industria, los industriales invierten en plantas fotovoltaicas por ejemplo, obligatoriamente deberían proyectar cuál será el impacto al medio ambiente (positivo) y cuanto se reduce la huella de carbono en su rubro. La imagen de una empresa al mostrar una inmensa nave industrial forrada de paneles solares es impactante, enaltece los esfuerzos empresariales y de conciencia ambiental, es un ejemplo y modelo a seguir por otros, es necesario saber con datos el aporte que hacen al medio ambiente, en ahorrar emisiones a la atmósfera, sumando una o más industrias, a nivel gubernamental.

Y si los datos ya existen, buscar los canales de comunicación oportunos   para informar a los que estén interesados  sobre  los avances que se están obteniendo, porque por esa falta de información muchas veces creemos que los sectores productivos no mueven un dedo en materia ambiental, o no hay voluntad.

Recientemente, el embajador chino en nuestro país, en un programa radial matutino, hablaba sobre los proyectos que está nación asiática realizaría en nuestro territorio, nombraba proyectos ya culminados como la BINAES, el Muelle en el Puerto de La Libertad y otros que están por ejecutarse como el Estadio Nacional (donde estaba situada Escuela Militar) y un nuevo Centro de Ferias y Convenciones que sustituiría a CIFCO (actualmente el Hospital El Salvador) y por último, la compra de nuevos buses chinos para modernizar el sector transporte público.

 La mayoría de estos proyectos se van a desarrollar en una zona o pulmón verde que forman parte de la finca El Espino, que por años se han resistido a ceder espacios al avance urbanístico, lamentablemente perdiendo cada vez más terrenos, en lo que se consideran una zona de recarga hídrica y bosque café-sombra. La famosa lucha entre el desarrollo y la preservación, y también la asechanza de otros intereses más inclinados a lo económico que al mismo desarrollo.  También sorprendió el anuncio de un préstamo de China, al equivalente a 1,500 unidades de buses de fabricación china y la modernización del sector transporte público. Pero no se sabe si estos buses tendrán un menor impacto ambiental respecto a las emisiones.  Si se va a fomentar e impulsar la electromovilidad o se continuará en el esquema de los combustibles fósiles.

Si un empresario se va a comprometer y a adecuar valores y principios amigables al medio ambiente a su operación y modelo de negocio, tiene que optar por certificar sus procesos y demostrar con datos e información lo que está alcanzando y cumpliendo (descarbonizar); de lo contrario, es como andar a ciegas.

En X @Chmendia

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