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Saldando “deudas históricas”…

Saldar deudas históricas no implica poner parches o hacer remiendos con carácter electoral; nuestra clase política generalmente piensa y se mueve en clave de elecciones y este problema se traduce en la búsqueda de réditos políticos, es decir, acciones que beneficien la imagen y el diseño de obras visibles. Muchas de las decisiones necesarias para resolver los graves problemas de nuestra sociedad implican diseñar políticas de Estado, de largo plazo; con políticas gubernamentales de corto plazo no se logra solucionar o resolver el lastre que acarreamos

Por Óscar Picardo Joao

Las grandes “deudas históricas” de El Salvador ahí siguen estando, intactas, incólumes, como un inventario de recursos, listas para ser utilizadas en cada campaña electoral y para integrarlas en los planes políticos de cada gobierno como una promesa a ser cumplida.

Estas deudas son muchas, pero seleccionamos las más emblemáticas o simbólicas, las que están en el imaginario colectivo y con las que ya se puede escribir un tomo titulado: “Historia de la impunidad y la mentira”.

En la lista podemos clasificar dos tipos de deudas históricas no saldadas: a) Magnicidios impunes; y b) Factores que afectan o frenan el bienestar (social, económico, cultural, medioambiental y político).

1) El asesinato de Roque Dalton (1975)

2) El asesinato de Roberto Poma (1977)

3) El asesinato del P. Rutilio Grande (1977)

4) El asesinato del rector Carlos Alfaro Castillo (1977)

5) El asesinato de  Fujio Matsumoto (1978)

6) El asesinato de Mons. Oscar Arnulfo Romero (1980)

7) El asesinato de las hermanas Maryknoll (1980)

8) La masacre de Sumpul (1980)

9) El asesinato del rector Félix Ulloa (1980)

10) Enrique Álvarez Córdova (1980)

11) El asesinato de Carlos Walter Beneke (1980)

12) La masacre de El Mozote (1981)

13) La masacre de la Zona Rosa (1985)

14) El asesinato de Herberth Anaya (1987)

15) La masacre de FENASTRAS (1989)

16) El asesinado de los padres Jesuitas y sus colaboradoras en la UCA (1989)

17) El asesinato de Antonio Rodríguez Porth (1989)

18) El asesinato de Katya Miranda (1999)

19) La dignificación y evaluación docente

20) Recuperar los ríos Acelhuate y Lempa

21) La baja cobertura educativa en educación media

22) El bajo presupuesto de la Universidad de El Salvador

23) Eliminar los gastos reservados de Presidencia

24) Eliminar el fuero de los Diputados

25) El Hospital Rosales

26) La ineficiencia del ISSS

27) Las pensiones dignas

28) Evasión y elusión fiscal

29) El subempleo y el comercio informal

30) Los grandes botaderos de basura

31) La contaminación ambiental

32) Las pandillas

33) La migración irregular

34) El transporte público caótico

35) La falta de planificación urbana

36) La falta de viviendas dignas

A la lista simbólica de los 18 asesinados o masacres podríamos agregar cientos o miles de casos más, cerca de 20 sacerdotes, catequistas, empresarios, campesinos y un largo etcétera; el conflicto armado de 12 años registra más de 70,000. Pero los asesinatos post Acuerdos de Paz han seguido en escalas e intensidades diferentes, menos políticos y más comunes o cotidianos.

Sobre los magnicidios, homicidios y masacres, existen hipótesis, pruebas parciales pero nunca ha habido la buena voluntad en el sistema de justicia para cerrar las investigaciones y exponer a los culpables ante el estrado de los tribunales. La justicia nunca llega o llega tarde o defectuosa, es parcial y a la medida de quién tiene poder o dinero para lidiar con ella.

También en la lista de los 18 factores o fenómenos que restringen las oportunidades de desarrollo, podríamos integrar otros aspectos comunitarios o más particulares que describen  escenarios desfavorecidos que impulsan fuerzas de pobreza y exclusión.

Paradójicamente, ya sabemos como salir de estos ciclos perversos de pobreza; no sólo hay teorías, existen experiencias y casos ejemplificantes que proponen la salida educativa como la herramienta fundamental. Pero se necesita una educación de calidad, pertinente y significativa.

Saldar, deudas, históricas: Implica dos grandes enfoques metodológicos: 1) tener la voluntad y valentía de investigar, utilizar la evidencia científica y aplicar la justicia de una vez por todas, para erradicar la impunidad y resolver esta situación a las víctimas; y 2) diseñar políticas públicas eficientes, que de una vez rompan los ciclos viciosos de corrupción, pobreza, impunidad y mentira.

También debemos señalar que saldar deudas históricas no implica poner parches o hacer remiendos con carácter electoral; nuestra clase política generalmente piensa y se mueve en clave de elecciones y este problema se traduce en la búsqueda de réditos políticos, es decir acciones que beneficien la imagen y el diseño de obras visibles.

Muchas de las decisiones necesarias para resolver los graves problemas de nuestra sociedad implica diseñar políticas de Estado, de largo plazo; con políticas gubernamentales de corto plazo no se logra solucionar o resolver el lastre que acarreamos. Así como estas deudas son históricas y tienen a la base décadas de descuido o impunidad, las soluciones seguramente no obedecen a esquemas pragmáticos. Estas deudas también tienen intereses, cicatrices y siguen latentes en la vida de muchas personas, familias y comunidades.

 

Investigador Educativo/opicardo@asu.edu

 

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