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¿Fue la educación la peor víctima de la pandemia?

Ojalá los Juegos Centroamericanos no sean otra mordida que destroza a la educación. Nada depende de un edificio llamado universidad sino de que tanto las autoridades revisen sus planes de estudio y no tengan miedo en poner un alto a la facilidad para graduarse, pues al final serán los pacientes no solo los afectados por una dolencia sino también por la ignorancia del personal de salud que trata su dolencia.

Por Ricardo Lara
Médico

El Salvador tiene una oportunidad de oro para hacer de la educación su columna vertebral.


No se trata de que si la tecnología es buena o es mala, sino que se debe revisar a conciencia las deficiencias que han quedado a la vista cuando el país fue detenido por la pandemia.


Todo queda en virtual y no pueden unos juegos centroamericanos quitar un alma mater y que nadie ponga un grito en el cielo. Y no podemos quedarnos en la retaguardia cuando se habla de “La Cuarta Revolución en Educación” que es sustentada por la colaboración, la innovación, la competitividad y la creatividad.

Cada uno de los antes mencionados deberían ser conocidos por los estudiantes y sabedores de que solo si están preparados ante los nuevos desafíos podrán salir adelante.


La famosa “tesis” es pasado, requisitos por ser requisitos que hacían del estudiante un blanco fácil para gastar más que prepararse. Los tiempos van cambiando, tenemos dos opciones: o nos acomodamos y seguimos remachando patrones viejos, amañados y que no dejan nada al estudiante o empezamos a ver la educación con la seriedad que merece.


Pareciera que ese pilar de la Cuarta Revolución en Educación, que es la competencia, no existiera en la mente de las autoridades ni del estudiante, pues todo queda reducido al ámbito local. Al estudiante ni se le ocurre que el mundo está interconectado. Este artículo es un llamado de atención a la educación superior y sobre todo a las carreras de la salud al respecto.


Debe un joven médico preguntarse: ¿estoy en la capacidad de competir y salir adelante en un mundo tan competitivo, donde la demanda supera a la oferta laboral? Realidad de realidades donde todo es diferente, las exigencias son muchísimo mayores y si no se le explica al estudiante que sus rivales están o han sido preparados para ser los mejores, no de un país sino del mundo, nuestros profesionales no podrán entrar a ese mundo donde solo los mejores llegan.


Si hablamos de las dimensiones del ser que son físicas, intelectuales, emocionales, racionales y espirituales, deben éstas conjugarse con la colaboración, la innovación, la competitividad y la creatividad para obtener lo mejor del estudiante tanto como persona y como profesional.


Para los estudiantes de medicina este recordatorio debe dar vueltas en su mente: que el “objeto” de estudio es una persona, es un paciente y no un expediente y que si tuvo una excelente preparación recuperará la salud de su paciente y si el sistema educativo y el propio alumno evitó el sacrificio, tristemente la mala preparación o el error será la muerte de un paciente.

Con todo el respeto que merece una secretaria, que su error es tirado a la papelera de su computadora, eso no lo puede hacer un médico. Tratamos con vidas, con dignidades y la exigencia debe dar paso a la auto-exigencia, donde el mismo estudiante sea su maestro.


No hay momento en la historia donde tengamos los conocimientos a la mano; sin embargo, estamos dejando escapar lo mejor que la tecnología puede dar y es la auto suficiencia y el auto engaño lo que está a la vista.


Lamentablemente cuando un joven médico esté en un remoto cantón estará completamente solo, no habrá maestros, tutores ni será salvado por una página de las redes sociales. Y mientras el país prioriza el deporte sobre la educación es un deber o un cometido que no suceda lo mismo que vivimos con la pandemia donde en aras de cuidar la salud del estudiante se le mandó a casa y podemos ver lo caro que esto salió para una sociedad.


Tenemos médicos que desconocen lo básico de la medicina. Tal es su incompetencia que no saben nada de la historia del país; mandos medios que están donde están por esa ligereza del trato con paños de seda, donde el estudiante es apenas una cuota mensual más y poco o nada importa una excelsa preparación sino, que todo queda reducido a no afectarlo.

Ojalá los Juegos Centroamericanos no sean otra mordida que destroza a la educación. Nada depende de un edificio llamado universidad sino de que tanto las autoridades revisen sus planes de estudio y no tengan miedo en poner un alto a la facilidad para graduarse, pues al final serán los pacientes no solo los afectados por una dolencia sino también por la ignorancia del personal de salud que trata su dolencia. Y quizá sea un tema de sobremesa que un estudiante sepa la cantidad de médicos demandados por mala praxis que de a poco prefieren ya no ejercer ante la pobreza que abate al gremio médico, pues serán una minoría los que realmente estén preparados.

Médico.

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