Por Un país entero cultiva una indolencia inédita porque no hemos entendido el valor supremo que ocupa una mujer en un país, en la sociedad, en todo el mundo.
Hemos sido sacudidos por feminicidios desde el asesinato de una periodista de un reconocido canal hasta el de una doctora, de una jugadora de fútbol profesional perteneciente a uno de los equipos más renombrados del país y a pesar que su cuerpo fue encontrado con señales de la barbarie sufrida nada nos conmueve ni estruja el corazón, ese corazón que la mujer protege desde la época de la creación del mundo, del mismo génesis desde el punto de vista cristiano.
Celebramos fechas alegóricas a tantas cosas y no pasamos de esos ritos externos hasta más no poder, pero lamentablemente la mujer sigue siendo un objeto, una víctima de una sociedad con los patrones más retorcidos de violencia.
Nos matamos por un parqueo o por un fanatismo deportivo. ¿Cómo haremos para valorar a la mujer, a la madre, a la hija, a la hermana, a la esposa? No hay respuesta. Yo no la tengo al menos.
La violencia contra la mujer se ejerce desde las posiciones más altas hasta el sencillo hombre que decide ponerse borracho el fin de semana y llegando a casa desata una golpiza y la mujer convierte tal acto en algo “normal”.
Es la sociedad responsable de tal acto violento, es la culpable de que la relación sado masoquista prospere, se perpetúe, llegando como acto final a la muerte.
Nadie se salva, ni la mujer de clase alta ni la sencilla mujer que habita los recónditos lugares de la zona rural.
Estamos a pocas semanas de entrar a una de las celebraciones más solemnes para los católicos y la misma Iglesia no se pronuncia, no hay ninguna denuncia frente a tal barbarie, una comparación enfermiza. Ahora que se han emitido leyes que protegen a los animales se puede escuchar comentarios a favor de tal medida, mientras la mujer debe salvarse como pueda.
Se lee textualmente cuáles son las causas que provocan el feminicidio. Esa es la manifestación más extrema del abuso y la violencia de hombres hacia mujeres se produce como consecuencia de cualquier tipo de violencia de género como puede ser las agresiones físicas, la violación,la maternidad forzada, la mutilación genital, el sexo sin protección. Quizá deba agregar el aborto que el hombre obliga a la mujer a llevarse a cabo.
No hay solución ni fácil ni definitiva para eliminar el feminicidio más que la educación que involucra a la escuela, a la Iglesia y al Estado mismo. Erradicar este tipo de violencia extrema no es fácil, al contrario, vivimos en una confrontación eterna entre el bueno el malo, entre el fanático político y deportivo y si callamos tales actos de violencia contra la mujer nos convertimos en una sociedad cómplice, no hay marcha atrás.
Las grandes preguntas ¿cómo podemos esperar que una de las sociedades más violentas del mundo mejore en el respeto por la mujer? Si lo primero que tendría que haberse hecho hace muchos años era incluir en las currículas escolares la importancia en la igualdad de niños y niñas, hombres y mujeres luego de ello leyes que se utilicen de la mejor manera para mejorar las condiciones iniciando por algo tan sencillo de medir como es la brecha salarial y desde el movimiento #METOO al menos para Latinoamérica.
Importante para las mujeres es que se eduquen en autosuficiencia,identificar el machismo, ayudar a su realización personal y, como decía la actriz María Felix , identificar al verdugo doméstico.
Al revisar los artículos de años anteriores para estas fechas, en lugar de mejorar veo a simple vista que a nivel mundial algo se lograra cuando:
1) no falte ninguna
2) no se tenga que marchar hacer cumplir todos sus derechos
3) cuando ningún patán les falte al respeto
4) cuando conozcan,usen adecuadamente las leyes que las protegen y que deberían garantizar un mundo más seguro para ellas.
Esperemos al 8M del 2024.
Médico.