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Un intento de Roe vs. Wade en El Salvador

Nuevamente han planificado y difundido una campaña mediática para abrir las puertas a la legalización y despenalización del aborto en el país y en otros países de Latinoamérica y el Caribe, a través de la demanda interpuesta ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) contra el Estado Salvadoreño: el caso Beatriz vs. El Salvador.

Por Fátima Arriaga
Directora 40 Días por la Vida

El 24 de junio de 2022 la Suprema Corte de los Estados Unidos revirtió el fallo histórico de Roe vs. Wade, que desde 1973 logró que el aborto fuera reconocido como un derecho constitucional, acabando con la vida de seres humanos inocentes durante aproximadamente cincuenta años.


Como era de esperar, este hecho no ha sido bien visto por los lobbies proaborto.


En El Salvador esto no ha sido la excepción y nuevamente han planificado y difundido una campaña mediática para abrir las puertas a la legalización y despenalización del aborto en el país y en otros países de Latinoamérica y el Caribe, a través de la demanda interpuesta ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) contra el Estado Salvadoreño: el caso Beatriz vs. El Salvador, con el apoyo de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (Comisión IDH) y otros organismos interesados en que El Salvador modifique su legislación respecto al aborto.


Beatriz era una mujer de escasos recursos y con una situación de salud vulnerable, razones para que los grupos proaborto la utilizaran y la manipularan en un intento de imponer aborto en El Salvador. Beatriz padecía Lupus Eritematoso Sistémico (LES), una enfermedad autoinmune que puede llegar a ser muy grave si no se recibe la atención adecuada. Es interesante que ella, padeciendo la enfermedad, pudo concebir y dar a luz a su primer hijo en el año 2011.


Para su segundo embarazo, el de su hija Leilany Beatriz, en el año 2013, y que se debatió en su momento, según los informes de los médicos del equipo multidisciplinario que atendieron a Beatriz, el Lupus estaba controlado y este no estaba activado, con lo cual el embarazo no implicaba una amenaza para su vida.


Beatriz quería ser madre otra vez, y por eso rechazó que la esterilizaran después del nacimiento de su primer hijo. Su segunda hija, Leilany Beatriz, fue diagnosticada con anencefalia. Sin embargo, esto no le privaba de la posibilidad de que pudiera vivir, independientemente del tiempo que fuera, y tampoco la reducía en dignidad como ser humano.


Cuando esto se supo, los grupos proaborto, a través de sus representantes y abogados, se acercaron a Beatriz de manera oportunista para presionarla, para que ella solicitara un aborto, firmando un poder judicial en el que concedía permiso de que se llevara una petición de aborto o amparo a la Corte Suprema de Justicia. Parte de la estrategia era manipular a Beatriz para convencerla de que el aborto era su única opción si quería salvar su vida, y también, porque su hija no viviría.


La Corte, por su parte, rechazó la solicitud. El equipo médico multidisciplinario que atendió a Beatriz, consideró oportuno que el embarazo llegara a las 28 semanas (siete meses), para practicarle una cesárea y también, para garantizar la viabilidad de la bebé para vivir fuera del útero. Leilany vivió cinco horas después de nacer, hecho que no era ni será justificación para que a Beatriz y a la bebé se les haya impuesto la muerte.


Beatriz quería a su hija, le dio digna sepultura, la visitaba en el cementerio y le llevaba flores. Beatriz no murió ni por el lupus que sufría, ni por la anencefalia de su hija, ni por habérsele prolongado el embarazo. Beatriz murió cuatro años y cuatro meses después de que Leilany nació, debido a un accidente de motocicleta que le ocasionó graves lesiones y heridas en su cuerpo, y como consecuencia de una neumonía nosocomial adquirida en el hospital al que fue trasladada en San Miguel.


Según los grupos proaborto y los organismos internacionales defensores de derechos humanos, el aborto era la única opción para Beatriz, pues prolongar su embarazo fue una forma de tortura ya que impactó negativamente su salud.
La prioridad de estos grupos es la búsqueda de la legalización y despenalización del aborto. El caso Beatriz vs. El Salvador se perfila como la oportunidad perfecta para que suceda lo ocurrido con el histórico Roe vs. Wade en Estados Unidos, algo que no es poca cosa y debería alertarnos como sociedad.

Docente, certificada en bioética y ciencias de la familia. Organización: 40 Días por la Vida, El Salvador; Directora Nacional.

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