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En la presidencia de Nayib Bukele, la canasta básica subió más del 27 %

De los últimos cuatro, es el segundo quinquenio en el que su costó aumentó más en sus primeros 54 meses. El alza de la presente administración fue más de dos veces mayor a la registrada, conjuntamente, en las dos precedentes.

Por Moisés Alvarado | Ene 26, 2024- 10:56

La canasta básica en El Salvador ha aumentado en un 27.02 % desde que Nayib Bukele asumió el poder, en junio de 2019, hasta diciembre de 2023, el último mes para el que se tienen datos. En 4 años y medio, pasó de costar $202.37 a $257.06. Una persona hoy debe destinar un cuarto más de su salario para la comida más básica.

El aumento en la presente administración contrasta con la de sus dos antecesores, Mauricio Funes y Salvador Sánchez Cerén, donde la canasta básica se encareció en un 3.1 % y en un 8.69 %, respectivamente, entre el mes que asumieron el puesto y diciembre del último año completo en el que estuvieron en la silla. Es decir, los primeros 54 meses de sus mandatos.

En el periodo de Nayib Bukele, la comida más elemental, aquella a la que pueden acceder las personas con menores recursos, aumentó a un ritmo dos veces mayor que en los dos periodos de sus predecesores juntos.

La comida solo se encareció con mayor celeridad en la administración de Antonio Saca: tomando en cuenta un periodo similar (los primeros 54 meses de su quinquenio), se comprueba que, para el último presidente de ARENA, el aumento de la canasta básica fue de un 38.12%. Para ese mandatario, el gran golpe llegó justo en su cuarto año, en el 2008, cuando la inflación de los alimentos se colocó en un pesado 8.4 %.

El economista Rafael Lemus explica que ese año en particular el país se enfrentó a una triple crisis, representada, primero, por una subida escandalosa de los precios del petróleo por conflictos en Oriente Medio. Para esa época, las finanzas del Estado estaban sumamente amarradas, pues el gobierno intentó, sin éxito, aliviar el impacto en la población echando mano de subsidios generalizados, entre los que se encontraba uno a la tarifa de energía eléctrica, pues, para esa época, el aporte de los combustibles fósiles en la matriz energética de El Salvador era todavía mayor.

Segundo, fue un contexto de inflación generalizada de los precios de los alimentos a escala regional. Luis Treminio, presidente de la asociación de pequeños agricultores CAMPO, apunta a que también hubo escasez de productos, como en el caso del frijol, en toda Centroamérica, por que lo que tuvo que ir a buscar el grano a mercados fuera del continente.

“La libra de frijol llegó a $1.75. Fue un golpe bien duro”, dice Treminio. El tercer elemento de la escalada del 2008 fue la crisis de la burbuja inmobiliaria iniciada en Estados Unidos, pero que irradió a todo el mundo. Entonces, los bancos locales se quedaron sin dólares, pues sus corresponsales desde el exterior les pidieron esos fondos. Por ello, no pudieron prestar tanto dinero como antes a otros actores de la economía e, incluso, se subieron las tasas de interés.
“Fue el cóctel perfecto para el desastre”, comenta Lemus.

Mauricio Linares, ingeniero agrónomo y diputado por ARENA, es crítico con las gestiones presidenciales de su partido. Según él, los predecesores de Saca, Francisco Flores y Armando Calderón Sol, eligieron una política en la que se abandonó al sector agropecuario, lo que tuvo repercusiones en que la economía del periodo de Saca estuviera todavía menos preparada.

Señala que en el periodo de ese presidente se hicieron algunos esfuerzos rescatables, de allí que se tuviera, incluso en ese nefasto 2008, producciones de alimentos bastante buenas, como la de 88,000 kilogramos de carne vacuna.

Para los expertos consultados, los periodos de Mauricio Funes (2009-2014) y de Salvador Sánchez Cerén (2014-2019) fueron bastante afortunados, pues no tuvieron el lastre de condiciones económicas externas demasiado complicadas.

Sin embargo, para Luis Treminio, de CAMPO, estas administraciones tuvieron un poco más de voluntad política para apoyar al sector agropecuario cuando el tiempo iba mal. Por ejemplo, recuerda que en los años 2014 y 2015 hubo una sequía que hizo que muchos productores perdieran su cosecha de maíz.

Al principio de ese ciclo, el Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG) ya había entregado semillas a través del paquete agrícola. Después de las sequías, volvió a darles este apoyo, lo que permitió, a los que perdieron, poder resembrar.

“Así fue como se pudo contener un poco la crisis, porque muchos se levantaron. Con la sequía de este 2023, no hubo ese tipo de ayuda, pues no volvieron a entregar paquetes tras las pérdidas”, dice.

Según Treminio, en el año 2022, cuando se reportaron algunas pérdidas debido a la tormenta Pilar, pasó lo contrario. El gremio llegó a un acuerdo con el ministro de Agricultura y Ganadería de ese momento, Enrique Parada, para que entregara nuevos paquetes.

“Y entonces lo quitaron para poner al ministro actual. Y vimos que la idea fue ir a olvidar todo lo que había hecho el anterior. Y nos llevaron de encuentro a nosotros y a todos los salvadoreños. Quizá si hubieran ayudado, los precios no hubieran subido tanto”, asegura.

Por ello, Treminio es uno de los que aboga en la creación de una política nacional Agropecuaria, que trascienda funcionarios individuales e, incluso, gobiernos. Para él, dentro de esta debería existir la creación de una reserva estratégica, que permita al Estado introducir grano en épocas de escasez y, con ello bajar los precios.

Para el diputado Mauricio Linares, otro punto es la reactivación de los distritos de riego, en concreto el Lempa-Acahuapa, cuyos representantes llegaron esta semana a la Asamblea Legislativa para pedir que, desde allí, se intermedie una audiencia con el titular del MAG, Óscar Guardado, y explicarles sus ideas. Afirman que, si cuentan con apoyo, podrían cultivar hasta 150,000 quintales de frijol en el periodo de verano.

El resto de la región
El Salvador es el único país de la región que no cuenta con una política Agropecuaria. De allí que se haya cerrado el 2023 como el país con una mayor inflación en los alimentos en Centroamérica.

Y desde que Bukele asumió la presidencia, El Salvador es la tercera nación del istmo que más ha aumentado, en términos porcentuales, el precio de su canasta básica.

Con un 27.02 %, solo lo superan Honduras (42.04 %) y Nicaragua (40.59 %). Sin embargo, en todo esto hay que hacer un matiz, pues la de El Salvador es la canasta básica que menos productos incluye, con apenas 11 productos en la ciudad y 9 en el campo.

La de Honduras, en cambio, está compuesta por una treintena e incluye bebidas no alcohólicas. En el caso de Nicaragua, se enlistan productos de primera necesidad, como jabón, e incluso hay un apartado relativo a vestuario.

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