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El Salvador perdió 1.5 millones de quintales de maíz, dice gremial

Solo para el ciclo agrícola de 2023-2024 los productores han tenido pérdidas importantes en los cultivos (sobre todo de maíz) por lo que piden al gobierno atender esta situación de carácter urgente.

Por Jessica Orellana | Ene 28, 2024- 22:50

En medio de las 10,000 varas cuadradas (una manzana) Sebastián Antonio Martínez, de 56 años, solo tiene una certeza: perdió parte de su cosecha de maíz. Le ha quedado muy claro que los ahorros, la semilla, el trabajo diario, el abono, la mano de obra y la esperanza se marchitaron con la cosecha.

“El año pasado logramos por lo mínimo 25 quintales de la cosecha ahora solo logré 6 quintales“ comenta desilusionado mientras termina de recoger las últimas mazorcas de maíz que han quedado en la manzana que cosechó.

Este año el clima y la falta de políticas públicas en favor de la agricultura le pasaron factura. Todo el trabajo se ve reflejado en los pocos quintales de maíz que ha logrado recolectar para solventar su alimentación para los siguientes meses.

“Hay que ingeniárselas para lograr sacarlas. Hemos sacado maíz pero no lo suficiente las pérdidas y el poco que se logró tener, no tiene el tamaño adecuado por eso la recolección es menos” añade.

Sebastián ha vivido toda su vida en el oriente del país en el sector San Antonio, cantón Planes Tercero del municipio Chinameca, San Miguel uno de los municipios más afectados por el cambio climático y los estragos que ha ocasionado el fenómeno del niño.

La zona oriental de El Salvador fue, por mucho, la que más pérdidas registró respecto a los cultivos de maíz en lo que va del ciclo agrícola 2023-2024, aglutinando el 75% de los daños. Es decir que tres de cada cuatro quintales malogrados corresponden a los departamentos de Morazán, La Unión, Usulután y San Miguel.

LEA MÁS: El 75 % del maíz perdido en 2023 corresponde a la zona oriental, según CAMPO

Esto según los datos divulgados por la Asociación Cámara Salvadoreña de Pequeños y Medianos Productores Agropecuarios (CAMPO), que hace un seguimiento al fenómeno a escala nacional a través de todos sus agremiados. La cifra total de pérdidas en maíz en El Salvador fue de 1.5 millones de quintales, el 9.8% de lo producido, 14.9 millones.

La diferencia de los daños entre oriente y el resto del país es notoria: mientras los otros departamentos registraron la pérdida del 3% del grano producido, en esta parte de El Salvador superó, en cada caso, el 24%.

Los más afectados fueron Usulután (31%) y San Miguel (34%). Solo entre estos dos departamentos acumulan el 50 % de las pérdidas en maíz de todo El Salvador.

Sebastián asegura que ha invertido dinero más de lo que ganará pese a que le dieron el paquete agrícola no es suficiente “Lo que da el gobierno no alcanza y la semilla no es la adecuada para las temperaturas de estos tiempos” complementa.

Además agrega los altos costos que implica para un agricultor sembrar “todo se ha ido arriba y con lo poco que cosechamos y logramos la tenemos que ir pasando ha sido duro”.

Sus manos y su condición de salud dan fe de que ha pasado casi toda su vida cultivando tierras, desde hace un par de años viene padeciendo de insuficiencia renal, enfermedad que no duda que sea por todos los químicos que utiliza.

“Hemos llegado a un tiempo en el que para nosotros sería imposible cultivar sin químicos, no se puede. La semilla que nos dan, el daño que la tierra ha sufrido no permite hacerlo de forma orgánica, no es como nuestros antepasados que ellos cosechaban sin tanto abono y todo lo que ahora uno le pone” expresa Sebastián.

Y aunque Sebastián tiene esperanza de tener alimentos pese a que las mazorcas de maíz están pequeñas “hemos sacado poco esperamos poder solventar con eso los próximos meses para las tortillas, maicillo para vender y ocupar el zacate para tener algo para alimentar a los animales de corral y así solventar un poco”.

Jorge Adilio Martínez es otro agricultor que ha tenido que ver cómo resuelve ya que de la manzana que cultivó solo logró sacar dos quintales: “He tenido que hacer trabajos extras para poder tener otros ingresos y así sacar para la comida porque con lo que cosechamos no alcanza”.

Adilio tiene más de 30 años de ser agricultor y este año las posibilidades de obtener una buena cosecha se le fue de las manos “no es suficiente lo que hemos recogido, hemos perdido bastante dinero” asegura.

Jorge muestra el poco maíz que logró recolectar para sustento de su familia. Foto EDH / j. orellana

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Fátima Guadalupe Rodríguez, pareja de Jorge, ha tenido que ingeniárselas para solventar la alimentación de la familia pues los pocos ingresos que han obtenido de lo cultivado no es suficiente.

“Todos los días tengo que hacer cinco libras de maíz para los tres tiempos de comida entre lo que comemos nosotros y lo que le damos de comer a los perritos, no sé qué tanto nos alcance” comenta la ama de casa.

Y es que Fátima añade que lo único que tienen asegurado para la alimentación son las tortillas y tienen que complementar con frijoles. “A veces solo eso tenemos para comer”, expresa.

Por su parte Sebastián también tiene la misma preocupación que lo recogido de la cosecha no sea suficiente para alimentar a su familia “se siente duro, aunque uno quisiera no alcanza para la alimentación de la casa y menos para vender y tener ingresos de ahí”. Para estos agricultores que han tenido que enfrentar el cambio climático y la falta de políticas aseguran que lo único que les queda es “por ratos comer y otros no”.

En el oriente de El Salvador es mucho más vulnerable que otros sectores del país, por lo que es urgente una política pública seria, que contraste el apoyo para aumentar la resiliencia de estos departamentos, especialmente Usulután y San Miguel.

Un panorama gris para la agricultura

Para Ricardo Sánchez Flores Secretario de la junta directiva de Cámara Salvadoreña de Pequeños y Medianos Productores Agropecuarios (CAMPO) el cambio climático, escasez de mano de obra, políticas gubernamentales muy alejadas de la realidad y la importación de productos agropecuarios son de los varios factores que ha llevado a que la agricultura vaya en detrimento en el país.

“Ahora los agricultores solo producen para el consumo de ellos mismos porque no existe un apoyo para que ellos puedan meterse a un marco real de competencia, debería de convertirse en una actividad meramente económica” añade.

“Se garantiza la tortilla pero todo lo demás hay que resolverlo es por eso que muchos agricultores tienen que buscar otros oficios para solventar esos ingresos”

Solo para el ciclo agrícola de 2023-2024 los productores agrícolas han tenido pérdida en los cultivos de maíz, frijol, arroz y sorgo, por lo que atender esta situación tiene un carácter de urgente; no obstante, las propuestas de ley está enfocada en la comercialización y en los centros de abasto.

La Comisión Agropecuaria de la Asamblea Legislativa desde el año pasado ha comenzó a estudiar un proyecto de Ley Integral de Comercialización Agropecuaria que, en teoría, busca abordar las distintas crisis relacionadas con la producción agrícola, incluyendo las alzas en los precios de los granos básicos o el abastecimiento ante una posible escasez de alimentos.

Las mazorcas de maíz no han logrado tener el tamaño necesario por las condiciones climáticas ya que la semilla no se adapta al clima de oriente. Foto EDH / j. orellana

Según el documento de la iniciativa, esta “tiene como finalidad regular las actividades tendientes a mejorar la productividad, la rentabilidad y la competitividad de los agronegocios, así como de sus cadenas agroproductivas, equilibrar los precios de los productos que componen el mercado agrícola en El Salvador, con el propósito de disminuir las distorsiones de precios atendiendo sus causas, reduciendo de tal manera la vulnerabilidad alimentaria del país”.

Para el 2050 en El Salvador veinte municipios muestran los índices más altos de vulnerabilidad al cambio climático, donde los períodos de sequías son extremos seguidos de fuertes precipitaciones, señala un análisis elaborado por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).

El estudio contó con la participación de los ministerios de agricultura de los países que conforman el Sistema de la Integración Centroamericana (SICA), el cual contiene el primer mapa de vulnerabilidades de la actividad agrícola en la región.

La investigación plantea que el cambio climático es la mayor amenaza en la actividad agrícola de Centroamérica, con eventos cada vez más extremos como sequías, tormentas tropicales, huracanes y períodos más prolongados de los fenómenos de El Niño y La Niña.

El análisis de vulnerabilidad con dos escenarios (moderado y extremo) con el propósito de anticipar las consecuencias en la agricultura ante el aumento de las temperaturas y el cambio en el patrón de las lluvias.

Según el escenario extremo, para 2050, gran parte de El Salvador, Belice, Guatemala, Honduras y Nicaragua tendrán una sensibilidad agrícola alta o mayor al cambio climático si no se modifica la capacidad adaptativa de los productores. Además, la superficie óptima y marginal para los cultivos de granos básicos y café se verían drásticamente disminuidos.

“Esta es una crisis humanitaria en marcha, la gente ya está padeciendo hambre. La situación de esta gente normalmente es crítica y si pierden sus cosechas, se torna de una gravedad enorme y hay que tomar acciones a largo plazo” concluye Sánchez.

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