La última vez que los hijos de la vieron a Noelia con vida fue el 14 de junio del año pasado, cuando un grupo de policías llegó a su vivienda, en el municipio de Candelaria de la Frontera, y le pidieron que los acompañara a la delegación más cercana porque le iban a hacer unas preguntas.
Los policías habrían llegado en contingente a la colonia donde vivía Noelia Elizabeth García, eran cinco patrullas y más de una decena de agentes. A la mujer de 42 años se la llevaron junto a seis personas más que habían capturado, como parte del régimen de excepción.
Una hermana de Noelia al darse cuenta que se la habían llevado detenida fue hasta la subdelegación a ver qué pasaba, pues asegura que su hermana era una mujer trabajadora y niega que tuviera vínculos con algún grupo delincuencial. “Si quiere pase, así la detenemos de una vez”, fue la respuesta del policía ante la pregunta.
“Yo solo me puse a llorar ante la desesperación de no saber qué hacer”, explica la mujer, quien desde ese día comenzó un vía crucis de una institución a otra para demostrar la inocencia de su hermana.
Al siguiente día por la mañana, la capturada fue trasladada hasta la delegación policial de Santa Ana, ahí su familia tampoco tuvo una respuesta de parte de las autoridades, solo les permitieron que le llevaran ropa blanca y algunos productos de primera necesidad.
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Al mediodía de ese mismo día, Noelia fue enviada hasta el penal de mujeres, en el municipio de Ilopango, donde permaneció hasta septiembre, cuando más de 400 reclusas fueron enviadas al penal de Apanteos.
Durante los siguientes tres días hábiles, la hermana de Noelia viajó hasta la Procuraduría General de la República, para intentar hablar con el abogado que le habían sido asignado, quien según ella, no le recibió ninguno de los documentos que demostraban el arraigo de Noelia, debido a que ningún juez estaba aceptando documentación en la primera audiencia.
Al no tener certeza de cuándo le harían la primera audiencia, debido a que ninguna institución les daba información, la hermana viajó cada dos días, durante dos semanas, para revisar los listados de las audiencias colocados afuera de la Procuraduría.
El 29 de junio, Noelia enfrentó su primera audiencia, hasta ese día su familia supo que la acusaban de ser colaboradora de pandillas y de asociaciones ilícitas. “Mi hermana era madre soltera y trabajaba en una pupusería, no era nada de eso, de lo que la acusaban”, alega su hermana.
Los familiares de la mujer capturada narraron cómo, con mucho esfuerzo, estaba pagando un solar (terreno rural) donde con ayuda de sus hermanos había construido una casa de adobe, en la que vivía junto a sus dos hijos.
Noelia no fue liberada en la audiencia inicial, como la mayoría de los casos de capturados durante los primeros meses del régimen de excepción.
El juzgado ordenó que se mantuviera en prisión los siguientes seis meses mientras continuaba la investigación, pero luego extendieron el plazo seis meses más.
Ante ello la familia buscó ayuda en la Procuraduría de Derechos Humanos y en la Corte Suprema de Justicia, sin tener resultados.
Enfermedad y muerte
El 23 de enero de este año la familia fue sorprendida por una llamada de una persona conocida que había ido a pasar consulta, que les avisó que había visto a Noelia en el hospital San Juan de Dios, en Santa Ana.
La sorpresa fue porque las autoridades en ningún momento les había informado que Noelia estaba enferma.
Al ver las fotografías de la mujer en silla de ruedas en un estado de desnutrición severo, incluso su familia dudó que fuera ella, pero notaron que el pantalón que llevaba aún tenía un adhesivo con el nombre de ella.
Su familia intentó averiguar sobre su estado de salud, pero nadie les informó nada.
El 1 de febrero, ante el rumor que una persona que estaba detenida había muerto en el hospital, sus familiares tomaron valor y fueron a preguntar por Noelia.
En medio de la incertidumbre, nadie les quería dar información, pero ante la insistencia fueron enviados a Medicina Legal, de ahí los mandaron a la Fiscalía, luego a Medicina Legal nuevamente y así de un lado a otro, hasta que cerca de las ocho de la noche lograron que les entregaran los restos.
Tras su muerte lo poco que sabe la familia es que Noelia murió por un tumor canceroso en la nariz (carcinoma nasal), el cual desarrolló estando detenida, no tienen certeza si recibió el tratamiento necesario, ni cuánto tiempo sufrió.
Hasta ahora la familia no ha sido informada oficialmente del fallecimiento por parte de la Dirección de Centros Penales.
Sus restos serán sepultados el viernes en el cementerio de la localidad.
