Para la nicaragüense Julia, una vendedora del comercio informal en los mercados de la ciudad de San Miguel, es difícil no recordar que entre marzo y abril de 2021 tuvo que dormir ratos sentadas y otros acostada en las gradas de la cancha municipal de la ciudad de La Unión.
“Muchos extranjeros aún recordamos el trato inhumo que recibimos durante la cuarentena”, dijo Julia, quien era parte del grupo de al menas 50 extranjeros, entre nicaragüenses y hondureños, que durante la cuarentena decretada en el país al inicio de la emergencia sanitaria por el covid-19, y tras el cierre de la actividad comercial y de las fronteras , se quedaron a la deriva, sin trabajo y sin poder regresar a su país de origen porque los pasos fronterizos estaban cerrados.
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A esas poblaciones de extranjeros les tocó dormir por más de dos semanas en una cancha de fútbol en la ciudad de La Unión, soportando las fuertes temperaturas o las intensas lluvias; el espacio abierto no contaba con las condiciones mínimas para darse un buen baño, descansar o comer.
“Nos veían como algo que tenían que darles de comer porque ahí estábamos exigiendo que se nos resolviera ya sea darnos un transporte humanitario para regresar a nuestro país o en todo caso que nos dieran una casa donde se pudiera descansar como humanos que somos”, recordó Julia.
En estos dos años, desde que se registró el primer caso de covid en el país, uno de las vulneraciones a los Derechos Humanos, que enfrentaron los extranjeros fue el acceso a las vacunas anticovid. Los extranjeros esperaron 6 meses para recibir la primera dosis.
La tardada respuesta del Ministerio de Salud para habilitar el sistema de vacunación para los extranjeros que viven en El Salvador y que no tenían el carnet de residencia, afectó a 3,122 personas nicaragüenses y 1,732 hondureños que no tenían su residencia, según datos de la Dirección de Migración y Extranjería.
Los extranjeros llegaban a cada uno de los centros de vacunación a registrarse para poder aplicar a la primera dosis, eran rechazados por el personal del Ministerio de Salud porque el sistema no estaba habilitado para vacunar a quienes presentaban cédula, carnet o pasaporte de su país de origen.
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Juan José Flores Barrera, nicaragüenses, llegó a inicios de octubre de 2021 a las jornadas móviles de vacunación, en el parque central de La Unión, para solicitar la vacuna, pero le fue negado porque no presentó el carnet de residencia.
El extranjero les exigía que se cumpliera con su derecho universal a la salud porque la condición de migración no implicaba la pérdida de sus derechos.
Hoy a dos años de que en El Salvador se detectará el primer caso de covid-19, Flores Barrera dice que no se olvida de las veces que le tocó visitar los centros de vacunación para pedir que se le aplicará la dosis. “Recuerdo que en el parque les mencioné el artículo de la Constitución de la República de El Salvador y también de los Derechos Humanos Universales, pero después de que se dieron cuenta en el error que habían cometido habilitaron que todos los extranjeros nos podamos vacunar”, agregó Flores Barrera.
El nicaragüense tiene varios años de vivir en la ciudad de La Unión, se dedica al comercio informal; él como muchos de sus compatriotas espera que la experiencia de los errores que se cometieron en contra de los extranjeros sea para superarlo y que no se vuelva a repetir en otras emergencias sanitarias que toque enfrentar al país.