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Abordarme: bordar para sanar y conocerse a sí mismas

Marcela Escolán y Amaranta Portillo lideran “Abordarme”, un proyecto de arte-terapia que pretende ayudar a mejorar la salud mental y concientizar sobre la prevención de la violencia de género.

Por Menly González | Sep 18, 2023- 22:03

Foto EDH/ Menly González

Cada sábado, en el patio rodeado de vegetación del Centro Económico Social en el municipio de Santo Tomás, un grupo de mujeres se reúne. Una a una toman una silla y se acomodan alrededor de una mesa, de sus bolsos sacan frutas, tortillas, queso, refrescos o pan dulce.

El espacio que en un inicio era silencioso se llena de las voces alegres y de risas de las asistentes. “Agarren que hay un poquito para todas”, dice una de ellas.

De sus bolsos también sacan mantas, hilos y agujas.

En esta sesión, realizada durante principios de agosto, las asistentes bordaron en sus mantas frutas y verduras, también hablaron sobre su relación con la cocina y los alimentos.

Las puntadas de cruceta daban forma a sus dibujos; las que conocían más la técnica ayudaban a las que necesitaban apoyo. La conversación fluía, pero en dirección sobre cómo aprendieron a cocinar.

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De esto se trata Abordarme, un proyecto que inició con Marcela Escolán y Amaranta Portillo, quienes formaron parte de los laboratorios creativos de la asociación Azoro.

Mujeres
Vilma Valladares y Amaranta Portillo comparten en una de las sesiones del taller Abordarme. Foto EDH/ Menly González

Marcela Escolán, quien practica el bordado como un gusto personal, asegura que Abordarme pretende compartir este arte como un medio para realizar introspección, comunicar y en colectivo ser un reflejo y crear empatía.

“La técnica se aprende con la práctica, para nosotros lo importante es resignificar el bordado, que comunmente se enseña a las mujeres como una de las actividades del trabajo de cuido”, explica.

En Santo Tomás, las mujeres que se integraron a esta actividad desde hace tres meses siguen renuniéndose, pese a que el taller terminó unas semanas antes. Son emprendedoras en varios rubros, incluso bordadoras que se interesaron en el proyecto al mencionarles que sería una asistencia psicológica.

Amaranta Portillo, tallerista que trabaja en el área de psicología y que tiene experiencia en la gestión emocional, comunicación asertiva, manejo del estrés y violencia de género, comenta que Marcela la motivó a crear juntas este proyecto al notar cómo, en anteriores talleres de bordado, las asistentes comenzaban a hablar temas de situaciones que estaban viviendo o de cómo se sentían.

Es por eso que al crearlo establecieron que el principal objetivo del proyecto sería que el bordado se volviera un proceso sanador de emociones, sentimientos y traumas; así como también, un espacio para identificar los tipos de violencia y dar herramientas básicas para enfrentar estas situaciones.

Cartografía de una de la sintegrantes del taller Abordarme ofrecido en Santo Tomas, al final del proyecto las asistentes realizan este ejercicio. Foto EDH/ Menly González

Margarita Peñate: “Menos mal que el hilo no destiñe con las lágrimas…”

Amaranta y Marcela han llevado este taller a mujeres jóvenes de San Salvador y a mujeres mayores de Santo Tomás; muchas de ellas son emprendedoras, y en este caso es primera vez que tocaron temas sensibles en un círculo con otras mujeres, que gracias a la iniciativa se han convertido en compañeras y amigas.

Margarita Peñate, una de las participantes que en su día a día se dedica a bordar prendas para vender, aseguró que cuando le dijeron que en este espacio se iba a bordar y platicar, le llamó la atención. “Aquí hemos escuchado de todo, experiencias, problemáticas, duelos, nos dimos cuenta que a veces es bien necesario platicar”, dijo.

Peñate comentó que entre las participantes han podido identificarse unas con otras y reconoce que interiorizar sus vivencias ha sido de gran impacto.

“Menos mal que el hilo no destiñe con las lágrimas, si no, no se vieran los colores”, expresó Peñate.

Para ella, esta actividad les ha fortalecido su interior a través del diálogo y el acompañamiento.

Marcela Quintanilla, de 56 años y ama de casa, expresó como su padecimiento de ansiedad, que desarrolló durante el confinamiento por covid-19, ha ido reduciéndose a través del bordado.

“De niña bordaba en la escuela, nos calificaban si lo hacíamos bien o mal, por eso no me gustaba; pero comencé a bordar para pasar el tiempo en la pandemia”, explicó Marcela, quien por años trabajó en una librería en San Salvador.

Ella considera que desde que se incorporó a esta actividad grupal lo disfruta más, “a veces no tengo ganas de levantarme, pero saber que tengo que venir a reunirme con ellas me motiva, no me gusta faltar”, añadió.

Marcela Menjívar, una de las primeras participantes de Abordarme, que asistió a la actividad de un sábado en el Centro de Desarrollo Económico de Santo Tomás para conocer a las mujeres del segundo grupo, comentó que su concepción de bordado hace algún tiempo era de un trabajo explotado, por lo que previo a conocer esta iniciativa tenía una mala concepción de hacer bordado a mano.

Al darle la oportunidad a esta actividad, Marcela reflexionó que fue una buena decisión, pues pese a que cuando se incorporó al proyecto no podía siquiera enhebrar una aguja, ahora después de dos años continúa bordando y reuniéndose en ocasiones con Marcela y Amaranta. “Gracias al bordado he podido a trabajar mi problema con el estrés”, manifestó.

Menjívar explicó que una de las emociones que tuvo que trabajar es el temor a equivocarse, “cuando las puntadas me salían mal me molestaba mucho, Marcela me decía: ‘deshaceló y volvé a empezar’, eso me ayudó mucho a cambiar mi mentalidad en mi vida cotidiana”.

Marcela explicó cómo Abordarme le ayudó también a poder trabajar los sentimientos que tenía hacia su cuerpo, hacia su padecimiento de endometriosis y el síndrome de ovarios poli quísticos que afecta su productividad cada mes. “La cartografía que realizamos me ayudó a tocar este tema y a mentalizarme que mi enfermedad no es un problema y que mi proceso hormonal no me convierte en una persona inservible o inútil”, dijo.

Foto EDH/ Menly González

Amaranta expresó que implementar Abordarme le ha comprobado que todas las mujeres han vivido uno o varios tipos de violencia.

“Las violencias vividas son las mismas en cualquier estrato social, pero en la forma que afectan y las herramientas que se pueden aplicar para erradicarlas son variadas”, comentó. Es por eso que entre las temáticas impartidas en el espacio se plantea la importancia del autocuido y de sanar los traumas a través del autoconocimiento.

Amaranta, quien aparte de Abordarme brinda asistencia psicológica a la niñez y mujeres en la asociación Las Mélidas, cree que el acceso a la salud mental de calidad aún es limitado, “los consultorios del sistema público aún no cuentan con suficiente personal para atender con calidad y empatía a todos los pacientes”, opinó.

Marcela y Amaranta planean continuar gestionando espacios para llevar este proyecto de bordado mezclado con salud mental a más mujeres, para sensibilizar sobre la importancia del autocuidado, el amor propio y concientizar sobre la erradicación de la violencia hacia las mujeres, para así contribuir al fortalecimiento y desarrollo de los derechos de las mujeres para una vida libre de violencia.

El arte milenario

El bordado es un trabajo manual que data desde hace varios siglos, pero que tomó auge durante el siglo XVIII con el realce de la producción de textiles en algodón; pero con el paso de los años se consideró un arte, pues para hacerlo se requiere creatividad y destreza para aplicar los diferentes tipos de técnicas.

El bordado es un arte milenario que se desarrollo desde la implementación del uso del algodón para la vestimenta. Foto EDH/ Menly González

Se necesita más apoyo psicológico y psiquiátrico

La oficina de información del Instituto del Seguro Social informó que la institución tiene contratados 55 psiquiatras y 50 psicólogos a nivel nacional; la mayor cantidad de profesionales está en San Salvador, con 44 psiquiatras y 37 psicólogos.

Datos entregados por dicha oficina exponen que el 38 % de personas que más buscan atención en salud mental están entre los 30 y 39 años, el 25% son las personas de 50 años en adelante, el 20% están entre los 20 y 29 años de edad, el 12% son las personas entre los 40 y 49 años y el 5% son las personas entre 18 y 19 años.

El Instituto Salvadoreño de la Mujer en su informe publicado en el Portal de Transparencia, “Atención integral y especializada para las mujeres que enfrentan violencia por razones de género”, registró de enero a diciembre de 2022 un total de 24,755 atenciones a mujeres que sufrieron violencia de género, las cuales se dividen en asistencia legal, psicológica y social.

El documento engloba los casos atendidos en Ciudad Mujer, en sedes de ISDEMU a nivel nacional y en la línea telefónica de Atención 126. Estos datos constatan que la mayoría de mujeres buscan ayuda psicológica, pues de las más de 24,000 atenciones brindadas en 2022, al menos 14,787 fueron asistencia psicológica, seguido de la asistencia legal con 5, 118 y la ayuda social, que fueron 4,848 casos.

Los datos vertidos en el documento recalcan también que los principales tipos de violencia que se han atendido son la violencia psicológica, la violencia física, la violencia sexual y la violencia económica, la cual ha sido ejercida en su mayoría por esposos, exconvivientes, convivientes y padres. La mayoría de estos casos ocurrieron en el departamento de San Salvador.

Las asistentes logran crear lazos de compañerismo y amistad. Foto EDH/ Menly González

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