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Lula es el presidente electo de Brasil tras derrotar a Jair Bolsonaro

El expresidente brasileño volverá al poder el 1 de enero de 2023, tras obtener poco más del 50.8% en la segunda vuelta. Jair Bolsonaro obtuvo casi dos millones de votos menos.

Por AFP / Ricardo Avelar | Oct 30, 2022- 14:18

Foto EDH/ AFP

Este domingo, el expresidente brasileño Luiz Inácio "Lula" da Silva se convirtió en el presidente electo de este país y la única persona en haber ganado en tres ocasiones diferentes la presidencia brasileña.

Tras haber escrutado más del 99.5% de las actas, el exmandatario obtuvo un 50.87% y con más de dos millones de votos de diferencia se impuso sobre el presidente actual, el ultraderechista Jair Bolsonaro.

Si bien los sondeos le daban a Lula una amplia ventaja, lo cierto es que durante gran parte del escrutinio de votos, fue Bolsonaro quien lideró, aunque el ahora ganador siempre se mantuvo muy cerca. Estas, de hecho, han sido unas de las elecciones más polarizadas en la historia reciente del país sudamericano.

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En el periodo electoral, Bolsonaro capitalizó el llamado "voto silencioso", es decir ciudadanos que lo apoyaban sin mucha estridencia y sin que sus voces se reflejaran en los sondeos. Así logró el derechista acercarse a punto del empate técnico de su rival, el popular exmandatario que, sin embargo, ha visto empañada su carrera por procesos de corrupción por los que incluso enfrentó la prisión. Pero los votos no le alcanzaron.

Con este resultado, Lula volverá al Palacio de Planalto, la sede del Poder Ejecutivo, el 1 de enero de 2023 y gobernará al país por los próximos cuatro años.

Lula promete acercarse al mundo

Al momento de ejercer el voto en una localidad del estado de Sao Paulo, el ahora presidente electo ofreció declaraciones a periodistas en las que prometió una política exterior activa y más allá de líneas ideológicas.

"Antes de asumir el poder, también quiero hacer viajes a países de Sudamérica para restablecer alianzas, y también a los Estados Unidos. No importa cuántas diferencias tengamos, tenemos que estar más cerca de Estados Unidos, y visitar China y la Unión Europea", dijo Lula da Silva.

Este plan adelanta el rol que el futuro presidente brasileño quiere que su gobierno juegue en el mundo, uno que asemeje lo que buscó la primera vez que llegó al poder hace veinte años. En sus propias palabras, "una diplomacia 'altiva y activa'".

"Voy a hablar con (Joe) Biden, con los alemanes, los franceses, los italianos, los británicos, los japoneses, los chinos, los rusos. Con Venezuela, Argentina, Chile, Perú, Ecuador, Colombia, Paraguay, llamar a todos, darles un abrazo, una palmada en la espalda. Todos los países deben crecer juntos"

Luiz Inácio "Lula" da Silva, presidente electo de Brasil

Sin embargo, el medio Folha de Sao Paulo adelanta que la relación que Lula pueda tener con Estados Unidos no será tan cercana como la que tuvo cuando Barack Obama era presidente al mismo tiempo que él.

Por un lado, Estados Unidos está más enfocado en lo doméstico y a las puertas de una dura crisis económica, lo cual además tiene al presidente Biden luchando por levantar sus índices de popularidad. Por otro lado, China es el principal socio comercial de Brasil, lo cual puede convertirse en un dilema para el presidente brasileño, quien deberá transitar una delgada línea diplomática.

En Europa, Lula encontrará un clima más amigable y, de hecho, ya ha tenido encuentros cordiales y palabras halagüeñas con el presidente francés, Emmanuel Macron, y con el primer ministro alemán, Olaf Scholz.

El voto silencioso

El ultraderechista Jair Bolsonaro y el izquierdista Lula da Silva libraban este domingo su pulso final por la presidencia de Brasil, en un balotaje que mantuvo en vilo al gigante sudamericano, profundamente dividido.

lula bolsonaro
Jair Bolsonaro salió a votar con una camisa amarilla, similar a la que Brasil utiliza en las competencias internacionales deportivas. Foto AFP/EDH

La última encuesta del Instituto Datafolha publicada el sábado redujo la ventaja de Luiz Inácio Lula da Silva de seis a cuatro puntos, comparado con dos días atrás, con 52% de las intenciones de voto frente a 48% para el presidente.

En la primera vuelta, los sondeos subestimaron el potencial de Bolsonaro, que finalmente acabó detrás solo por cinco puntos (43%-48%).

El resultado, sin embargo, fue mucho más apretado de lo previsto: apenas 1.74% de diferencia.

Una familia dividida, reflejo de todo el país

Pese a la crispación entre ambos campos, la profesora de danza Elisete Silveira, de 46 años, y su esposo Alex, un militar de 50, han conseguido mantenerse en armonía. 

En Brasilia, salieron a votar unidos de la mano, él con la camiseta amarilla de la selección en apoyo a Bolsonaro y ella vestida de rojo para Lula.

"Acordamos no hablar sobre política en casa para preservar el amor", explicó Elisete, que rió al recordar cómo hicieron campaña por redes sociales sentados en el sofá, cada uno por su candidato. 

"Lo que yo quiero son más oportunidades para los negros. Aquí hay mucho prejuicio", dijo por su parte en Sao Paulo Ana Nascimento, una mujer negra de 41 años que trabaja en hotelería y se abstuvo de revelar su voto. 

Claves de Lula y de Bolsonaro

Bolsonaro, un excapitán del ejército de 67 años, buscaba la reelección defendiendo los valores tradicionales y la reciente mejora de los datos económicos -ralentización de la inflación y caída del desempleo-, al tiempo que seguía insuflando un discurso nacionalista. 

Brasil encima de todo, Dios encima de todos!", reiteró en sus discursos de campaña.

Un mensaje especialmente apreciado por el agronegocio y la población evangélica, que representa un tercio del electorado. Y eso se reflejó en el mapa electoral del domingo, donde la costa noreste apoyó a Lula. El interior, de mayoría agrícola, y el sur industrial respaldaron a Bolsonaro.

El presidente actual ha lanzado mensajes contradictorios sobre si reconocerá los resultados en caso de derrota. El viernes aseguró que lo hará: "El que tenga más votos, gana".

Por su parte, Lula, de 77 años, que gobernó Brasil de 2003 a 2010, promete "arreglar el país" impactado todavía por la crisis de la pandemia y sus 688,000 muertos.

En su campaña destacó sus logros socioeconómicos, como la salida de la pobreza de más de 30 millones de brasileños gracias a iniciativas sociales financiadas con el 'boom' de las materias primas.

Lula contó con el apoyo de los más vulnerables y de quienes se resintieron de las políticas y exabruptos del ultraderechista, como los jóvenes, las mujeres y las minorías.

Desinformación e insultos

La campaña para el balotaje fue todavía más abundante en desinformación, insultos y golpes bajos.

Lula asoció a Bolsonaro con la "pedofilia" y el "canibalismo", mientras que el ultraderechista lo acusó de "borracho" y "traidor de la patria".

El tono agresivo acentuó la polarización y el rechazo hacia ambos líderes.

"Una parte no despreciable votará (a Lula) por el rechazo a Bolsonaro. Lo mismo sucede del otro lado", dijo a la AFP Lara Mesquita, profesora de la Fundación Getulio Vargas en Sao Paulo.

Aunque hay pocos indecisos, "en una disputa tan apretada pueden ser definitivos", afirmó.

El próximo presidente de Brasil asumirá las riendas el 1 de enero. 

Si gana Lula "será un gobierno débil", dijo a la AFP Brian Winter, redactor en jefe de la publicación Americas Quarterly. "En Brasil resurgió un movimiento conservador muy fuerte" que se identifica con Bolsonaro. Y esto se refleja también en el Parlamento, que se mantendrá con mayoría de derechas.

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