Una de esas 8,000 oportunidades la tiene Carlos Díaz, un poblador del área rural del municipio de Jujutla, departamento de Ahuachapán. Foto EDH/ Jessica Orellana Carlos Díaz ha hecho en su vida y la de su familia pueden parecer insignificantes, pero para ellos son grandes avances; no lo habría logrado en muchos años de trabajo como jornalero en El Salvador. Foto EDH/ Jessica Orellana Uno de esos programas es el de Movilidad Laboral, canalizado a través del Ministerio de Relaciones Exteriores (RR.EE.) en coordinación con la Agencia Internacional para el Desarrollo de los Estados Unidos (USAID) y la Embajada de los Estados Unidos de Norteamérica, que otorga visas tipo H-2B, que son permisos temporales de trabajo. Foto EDH/ Jessica Orellana La esposa de Carlos cuida a los hijos durante el tiempo que él va a trabajar. Foto EDH/ Jessica Orellana Cuando se reencuentra con su mujer y sus cuatro hijos, quienes poco a poco se han ido acostumbrando a verlo partir, seguros de que volverá para estar con ellos en las fiestas de fin de año. Foto EDH/ Jessica Orellana Una de esas 8,000 oportunidades la tiene Carlos Díaz, un poblador del área rural del municipio de Jujutla, departamento de Ahuachapán. En El Salvador existen dos programas bajo los cuales, y cientos de salvadoreños han viajado una o varias veces a trabajar a Estados Unidos, Canadá o Costa Rica. Foto EDH/ Jessica Orellana Carlos vive en el caserío El Mango, de Jujutla, en una casa que ha logrado mejorar con lo que ha ido a ganar a Estados Unidos en la empresa de jardinería, que está muy satisfecha con el trabajo de él y de otros dos salvadoreños que ha empleado a través del Programa de Movilidad Laboral. Foto EDH/ Jessica Orellana Sería la cuarta vez consecutiva que Carlos viaja a Arlington. Foto EDH/ Jessica Orellana A mediados de febrero dijo a El Diario de Hoy que estaba a la espera de recibir la llamada de Relaciones Exteriores para iniciar los trámites para volver a Arlington, donde trabaja con la empresa Prime Landscape Service. Foto EDH/ Jorge Beltrán Luis Monterrosa no estaría haciendo planes para costear la educación superior de uno de sus hijos, sin la oportunidad de ir a trabajar de manera legal a Estados Unidos. Foto EDH/ Jessica Orellana Luis Monterrosa está esperando la llamada de Relaciones Exteriores para poder viajar en cuarta ocasión a Arlington, a trabajar en la misma empresa que Carlos y Rudy Azmitia, quien también vive en Guaymango. Los tres están viajando desde el 2021. Foto EDH/ Jessica Orellana En el caso de Luis, la oportunidad laboral que le da el Programa de Movilidad Laboral ha permitido ampliar el beneficio a algunos de sus vecinos a quienes da empleo para que cuiden sus cultivos de frutales y cítricos. Foto EDH/ Jessica Orellana Para José Luis, en El Salvador el trabajo en el campo, en la agricultura, ha disminuido mucho y no hay empleo permanente. “De repente algún vecino lo contrata a uno para trabajar uno o dos días. Es bien difícil hacer planes así”, asegura el hombre que ya ha viajado tres veces consecutivas a Arlington, a trabajar con la empresa Prime Landscape Services. Foto EDH/ Jessica Orellana Las jornadas laborales son de ocho horas y algunas veces se extiende por una o dos horas más, lo cual cuenta como horas extras. Foto EDH/ Jorge Beltrán Carlos Arturo Díaz y José Luis Monterrosa, originarios de Jujutla y Guaymango, departamento de Ahuachapán, trabajan cortando grama, podando árboles y construyendo jardines. Foto EDH/ Jessica Orellana Foto EDH/ Jessica Orellana Para Yesenia Rosa y Salomón Martínez, de 38 y 47 años, respectivamente, pareja entre sí, la oportunidad de viajar a trabajar legalmente a Estados Unidos llegó en 2023. Foto EDH/ Jessica Orellana Yesenia y Salomón, en una zona rural de Cuscatlán, no habrían podido costear un tratamiento médico para una de sus hijas con el más severo grado de autismo. Foto EDH/ Jessica Orellana Sin embargo, una vez que les avisaron que habían sido seleccionados, no fue fácil decidir con quién dejarían a sus hijas, pues una de ellas, la menor, tiene autismo grado 3, según Yesenia, por lo cual necesita mucha ayuda. Foto EDH/ Jessica Orellana Fue algo simultáneo y tan rápido que apenas se lo podían creer a pesar de que cuando aplicaron al Programa de Movilidad Laboral, habían acordado que si les salía a ambos, los dos harían el viaje. Foto EDH/ Jessica Orellana A pesar de que solo han viajado una vez, durante siete meses, el progreso familiar es resumido por Yesenia y Salomón en que pudieron saldar deudas, comprarse un carro y mejorar su vivienda, además de que han podido pagar el tratamiento médico de Isabella. Foto EDH/ Jessica Orellana Para Yesenia y Salomón no fue fácil separarse de sus hijas, sin embargo, el sacrificio tuvo su recompensa. Foto EDH/ Jessica Orellana Yesenia trabajó en la empresa hotelera Omni Barton Creek, en Austin, estado de Texas. El contrato firmado fue para trabajar lavando platos, sin embargo, muy pronto escaló al área de preparación de alimentos, para ello tuvo que sacar un curso de manejo de alimentos, para lo cual le extendieron una licencia con vigencia hasta 2026. Foto EDH/ Cortesía Salomón, entre tanto, fue contratado por la empresa CPC (Custom Prefab Contractors), que tiene su sede en Columbiana, estado de Ohio. Refiere que a las pocas semanas recibió elogios por su dedicación en el trabajo en elaborar paneles o piezas para la construcción de viviendas. Foto EDH/ Cortesía
"Trabajamos durante siete meses y luego regresamos": Los beneficios de la visas H-2B para ir a EE.UU.
Lo que ganan en unos cuantos meses lo invierten en mejorar sus casas, en educación, salud, pago de deudas y emprendimientos sin tener que jugarse la vida o contraer enormes deudas.