La historia de la familia Guirola en El Salvador empezó a principios del siglo XIX con Rafael María Guirola, quien era originario de Santander, España. Llegó a Centroamérica buscando la fortuna que se le negó en su tierra natal.

Por Nancy Hernández y Omar Martínez

Por años, la familia Guirola ha sido centro de mitos, historias infundadas y vinculadas a hechos sobrenaturales. Historias plantadas en el imaginario colectivo y heredadas de generación en generación. Sin embargo, la ilustre familia marcó un antes y después en la realidad reciente de El Salvador, tanto en aspectos culturales, económicos, arquitectónicos, políticos y sociales.

El apellido llegó con Rafael María Guirola, originario de Santander, España, pero la influencia que la familia tendría en el país nació con un Santocristo, un piano viejo y el ingenio que tuvo Ángel Guirola de la Cotera para los negocios.

A pesar que el primer Guirola se asentó en Zacatecoluca, en el departamento de La Paz, la cuna de la familia fue Santa Tecla, municipio que vio crecer su fortuna y donde aún conservan propiedades. Ahí, la esencia de la estirpe Guirola aún está presente y hasta la fecha es el hogar de Violetta Dubios Guirola de Parker, quien por primera vez comparte la historia e información íntima de sus antepasados.

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“Rafael ha dispuesto que salgamos de aquí el 7 o el 15 de julio lo más tarde, así podamos estar con ustedes a principios de agosto (…) hemos seguido trabajando duro en la casa a fin de dejarla casi concluida.”
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