Cómo diferenciar el estrés, la ansiedad y el burnout a tiempo
¿Vivís cansado, irritable o sin motivación? Aprendé a reconocer si es estrés, ansiedad o burnout, y descubrí cómo empezar a cuidarte de forma consciente.
Por
Betty Carranza
Publicado el 04 de septiembre de 2025
Sentirte agotado, irritable o sin motivación constante podría ser más que simple cansancio. Esta guía te ayuda a reconocer si estás atravesando estrés, ansiedad o burnout, tres estados emocionales distintos que impactan tu bienestar. Con orientación del psicólogo Moisés Navarrete, aprenderás a identificar señales tempranas y aplicar hábitos sencillos para recuperar tu equilibrio mental. Desde hacer pausas conscientes hasta hablar de lo que sentís, pequeños cambios pueden prevenir un colapso emocional. Tu salud mental merece atención, y entender lo que te pasa es el primer paso para cuidarte de forma real y sostenida.
Sentirte agotado, irritable o desmotivado no siempre es “parte normal de ser adulto”. En realidad, podrían ser señales tempranas de estrés crónico, ansiedad o burnout. Aprender a distinguir entre estos tres estados emocionales puede ayudarte a dejar de vivir en automático y empezar a priorizar tu salud mental con decisiones concretas. Reconocer lo que te pasa es el primer paso para recuperar el equilibrio.
En esta guía práctica, con orientación del psicólogo Moisés Navarrete, de Psiconsulting Psicología & Coaching, te ayudamos a detectar señales tempranas y encontrar caminos para sentirte mejor.
Estrés, ansiedad y burnout: ¿en qué se diferencian?
El estrés es una reacción natural del cuerpo ante una demanda puntual. Puede activarte y ayudarte a resolver un problema, pero si se vuelve constante, se transforma en un peso.
La ansiedad, en cambio, es más persistente: una preocupación interna que se mantiene incluso cuando todo parece estar bien.
El burnout (síndrome de agotamiento laboral) es un estado de desgaste físico, mental y emocional extremo, relacionado con el trabajo. Es cuando el cansancio ya no se quita ni con el descanso.
“Es importante saber cuál de los tres estamos enfrentando, porque cada uno necesita un abordaje distinto. Si no lo diferenciamos, podemos terminar tratando síntomas, sin ir a la raíz del problema”, afirma el experto.
Te puede interesar: Salud mental en positivo: consejos prácticos para aprender a soltar
Señales que tu cuerpo y mente ya están dando
¿Cómo se manifiesta el estrés?
El estrés se refleja tanto en lo físico como en lo emocional. Algunas señales frecuentes son:
- Dolores de cabeza o tensión muscular, sobre todo en cuello y espalda
- Fatiga constante, incluso después de dormir
- Irritabilidad, cambios de humor o baja tolerancia a la frustración
- Sensación de estar abrumado o desbordado
- Dificultad para concentrarse o tomar decisiones
- Problemas digestivos como gastritis, estreñimiento o diarrea
- Palpitaciones, presión en el pecho o sudoración excesiva
- Insomnio o despertares frecuentes
- Cambios en el apetito (comer en exceso o dejar de comer)
- Desmotivación o apatía sin causa clara
Estas señales pueden parecer normales en días exigentes, pero si se vuelven constantes, conviene prestarles atención.
¿Y cómo se siente la ansiedad?
La ansiedad muchas veces pasa desapercibida, pero también hay señales claras:
- Preocupación constante, incluso por cosas que parecen pequeñas o sin motivo
- Dificultad para “apagar” la mente, especialmente al dormir
- Sensación de que algo malo va a pasar, sin una razón concreta
- Impaciencia, irritabilidad o necesidad constante de validación
- Miedo a perder el control, enfermarse o fracasar sin una base real
- Palpitaciones, opresión en el pecho o falta de aire
- Tensión muscular persistente en mandíbula, cuello o espalda
- Dolor de estómago o “nudo” en la boca del estómago
- Mareos, náuseas o sensación de inestabilidad
- Problemas de sueño y sensación de cansancio, incluso al despertar
Cuando estos síntomas son parte de tu día a día, no es solo “nerviosismo”: es ansiedad, y merece atención.
¿Y el burnout?
El burnout va más allá del simple agotamiento. Algunas señales frecuentes son:
- Sensación permanente de cansancio, aunque descanses
- Desconexión emocional con el trabajo o las personas cercanas
- Pérdida de interés o motivación por actividades que antes disfrutabas
- Dificultad para concentrarte o tomar decisiones simples
- Irritación frecuente o respuestas frías hacia los demás
- Sentir que estás atrapado, sin salida ni propósito
- Falta de entusiasmo por crecer, aprender o participar
- Pensamientos como: “Ya no puedo más”, “estoy en automático”, “odio esto”
- Alteraciones del sueño, tensión muscular o malestares físicos
“El cansancio se alivia con descanso. El burnout necesita un cambio: de ritmo, de entorno, de estrategias… y, de ser posible, acompañamiento psicológico o apoyo dentro del trabajo.”
— Moisés Navarrete, psicólogo.
¿Cómo detectarlo en tu rutina diaria?
Estas comparaciones pueden ayudarte a diferenciar lo que estás viviendo:
Te cuesta levantarte por la mañana
- Si una ducha o un café ayudan, probablemente es fatiga.
- Si ni dormir te da energía, podría ser burnout.
Tu desempeño laboral cambia
- Si te sentís saturado, pero seguís funcionando, es estrés.
- Si no podés concentrarte ni tomar decisiones simples, puede ser burnout.
Tus pensamientos son distintos
- “Solo necesito descansar este fin de semana.”
- “No doy más”, “nada tiene sentido”, “estoy atrapado.”
Frases que nos enseñaron a resistir (pero no a sanar)
En nuestra cultura, hay expresiones que normalizan el malestar emocional:
- “Así es la vida, ni modo”
- “Solo los débiles necesitan terapia”
- “Hay que aguantar, hay otros peor que uno”
Estas frases nos enseñaron a resistir, pero también a ignorar nuestras emociones.
“No hay que esperar a tocar fondo para pedir apoyo. Si tus emociones te sobrepasan, si te sentís desconectado o agotado desde hace semanas, es momento de buscar guía.”
— Moisés Navarrete, psicólogo
Cuando ya estás en crisis emocional
El primer paso es claro: buscar ayuda profesional. No tenés que entender exactamente lo que sentís para comenzar a cuidarte. No estás solo, y no tenés que resolverlo todo por tu cuenta.
“No necesitás tener todo claro para empezar a cuidarte. Lo que sentís es válido, real y merece ser atendido.”
— Moisés Navarrete, psicólogo
Esta guía no reemplaza una evaluación profesional, pero puede ser el punto de partida para entenderte mejor y tomar decisiones más sanas.

5 hábitos para prevenir un colapso emocional
Pequeños cambios cotidianos pueden marcar una gran diferencia. Estas acciones simples te ayudan a mantenerte en equilibrio emocional:
- Pausas conscientes: hacé un alto cada 2 o 3 horas para estirarte o respirar profundo.
- Registrar lo positivo: anotá algo bueno que viviste o agradecés hoy.
- Mover el cuerpo: caminá, bailá o hacé estiramientos al menos 10 minutos al día.
- Poner límites saludables: definí tu hora de salida del trabajo y respetala.
- Hablar de lo que sentís: expresate con alguien de confianza, sin culpa.
TAGS: Ansiedad | Depresión | Estrés | Psicología | Salud Mental
CATEGORIA: Vida | Cuerpo y mente
