El cansancio o fatiga es una experiencia universal que afecta a personas de todas las edades y estilos de vida. Puede ser pasajero y relacionado con esfuerzos puntuales o convertirse en un problema crónico que afecta significativamente la calidad de vida.
“El cansancio es un síntoma multifacético que puede tener orígenes diversos, desde factores fisiológicos hasta emocionales. Comprender sus causas y adoptar medidas preventivas, como mantener una buena higiene del sueño, una dieta equilibrada y un estilo de vida activo, es esencial para mantener altos niveles de energía y bienestar”, expresó el médico internita Vladimir Benítez.
El especialista sostiene que, además, es importante no ignorar el cansancio persistente, ya que podría ser indicativo de un problema de salud subyacente que requiere atención médica.
“Al priorizar el cuidado del cuerpo y la mente, es posible reducir el impacto del cansancio en la vida cotidiana y disfrutar de un mejor estado general de salud”, reitera el doctor Benítez.
A continuación te detallamos las principales causas y orígenes del cansancio, así como las estrategias más efectivas para prevenirlo.

Causas comunes
El cansancio puede tener múltiples causas, que van desde factores físicos hasta emocionales y ambientales. Una de ellas es la falta de sueño adecuado. Y es que el sueño es esencial para la restauración del cuerpo y la mente.
“Dormir menos de las 7-9 horas recomendadas para adultos puede provocar una acumulación de fatiga. Alteraciones en la calidad del sueño, como el insomnio o la apnea del sueño, también pueden contribuir al cansancio crónico”, sostiene el doctor Benítez.
Otra causa frecuente es el estrés prolongado, ya que este genera un desgaste físico y mental que agota las reservas de energía. Las emociones intensas como la ansiedad, la tristeza o la preocupación constante también contribuyen al agotamiento.
La mala alimentación es otra de las causas del la fatiga.
“Una dieta desequilibrada, baja en nutrientes esenciales como vitaminas, minerales y proteínas, puede llevar a la fatiga. Por ejemplo, la deficiencia de hierro, vitamina D o B12 son causas frecuentes de cansancio relacionado con la alimentación”, dice el especialista.
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Aunque pueda parecer contradictorio, la falta de actividad física puede aumentar la sensación de fatiga. El ejercicio regular mejora la circulación, los niveles de energía y la capacidad de recuperación del cuerpo.
El cansancio también puede ser originado por problemas de salud subyacentes. Muchas afecciones médicas están asociadas con la fatiga, como la anemia, la diabetes, los trastornos tiroideos, la depresión y el síndrome de fatiga crónica. Las infecciones persistentes o enfermedades inflamatorias también pueden provocar cansancio duradero.
Otra causa bastante común del cansancio extremo es el uso de medicamentos u otras sustancias. Algunos medicamentos, como los antihistamínicos, sedantes o tratamientos para la hipertensión, tienen como efecto secundario la somnolencia y el agotamiento. El abuso de sustancias como el alcohol, el tabaco o la cafeína también puede alterar los niveles de energía.
A todas estas causas se suma la deshidratación. Y es que la falta de una hidratación adecuada puede reducir la capacidad del cuerpo para funcionar eficientemente, causando cansancio físico y mental.

Orígenes de la fatiga
Para comprender mejor el origen de la fatiga, es importante considerar tanto los factores fisiológicos como los psicológicos.
Fisiológicos
La fatiga a menudo resulta de una alteración en los sistemas metabólicos y hormonales del cuerpo:
• Desequilibrio energético: Cuando el cuerpo gasta más energía de la que consume, como ocurre en casos de desnutrición o actividad física intensa, puede presentarse agotamiento.
• Inflamación crónica: Las enfermedades inflamatorias, como la artritis reumatoide, generan una respuesta inmune continua que drena la energía del cuerpo.
• Alteraciones hormonales: La fatiga puede ser un síntoma de desequilibrios en hormonas clave como la insulina, el cortisol o las hormonas tiroideas.
Psicológicos
En el plano psicológico, los problemas emocionales y mentales juegan un papel crucial en el desarrollo de la fatiga:
• Estrés crónico: Los niveles elevados de cortisol durante largos períodos pueden afectar el funcionamiento cerebral y físico, generando agotamiento persistente.
• Trastornos de salud mental: La depresión, la ansiedad y otros trastornos mentales a menudo están relacionados con la sensación de cansancio constante, incluso sin esfuerzo físico significativo.
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Así puedes prevenirlo
La prevención del cansancio requiere un enfoque integral que aborde los factores físicos, emocionales y conductuales. A continuación, te describimos algunas estrategias prácticas para evitar la fatiga.
1. Mantener una higiene del sueño adecuada
El sueño reparador es fundamental para prevenir el cansancio. Algunas recomendaciones incluyen:
• Establecer horarios regulares para acostarse y levantarse.
• Crear un ambiente adecuado para dormir, oscuro y silencioso.
• Evitar el uso de dispositivos electrónicos al menos una hora antes de acostarse.
• Limitar el consumo de cafeína y alcohol en las horas previas al sueño.
2. Seguir una dieta equilibrada
La alimentación juega un papel central en la prevención de la fatiga. Para mantener niveles óptimos de energía:
• Consumir alimentos ricos en nutrientes, como frutas, verduras, proteínas magras y granos integrales.
• Mantener un equilibrio entre carbohidratos, proteínas y grasas saludables.
• Evitar los alimentos ultraprocesados y altos en azúcares refinados.
• Asegurar una adecuada ingesta de hierro, magnesio, vitamina B12 y vitamina D.
3. Hidratarse correctamente
Beber suficiente agua a lo largo del día es esencial para evitar la deshidratación, una causa frecuente de fatiga. Se recomienda consumir entre 2 y 3 litros de agua diarios, dependiendo de las necesidades individuales.
4. Realizar actividad física regular
El ejercicio moderado y constante mejora la circulación, libera endorfinas y reduce el estrés. Actividades como caminar, practicar yoga o nadar pueden ser especialmente beneficiosas para combatir el cansancio.
5. Manejar el estrés
La gestión del estrés es clave para prevenir el agotamiento emocional y físico. Estrategias efectivas incluyen:
• Practicar técnicas de relajación, como la meditación o la respiración profunda.
• Delegar tareas y aprender a decir “no” para evitar la sobrecarga.
• Buscar apoyo en familiares, amigos o profesionales si el estrés se vuelve abrumador.
6. Revisar el uso de medicamentos y sustancias
Es importante consultar con un médico sobre los posibles efectos secundarios de los medicamentos. Reducir el consumo de alcohol, tabaco y cafeína también contribuye a mantener niveles de energía estables.
7. Consultar a un profesional de la salud
Si el cansancio persiste a pesar de implementar cambios en el estilo de vida, es fundamental buscar atención médica. Un profesional puede identificar condiciones subyacentes y ofrecer tratamientos específicos.