El síndrome del bebé sacudido (SBS) es una forma grave de maltrato infantil que ocurre cuando un bebé o niño pequeño es sacudido con violencia. Este acto, que puede parecer inofensivo para quienes no comprenden sus implicaciones, tiene consecuencias devastadoras en la salud y el desarrollo del niño, pudiendo incluso causar la muerte.
Este síndrome es una tragedia que deja secuelas físicas, emocionales y sociales devastadoras. Sin embargo, a través de la educación, el apoyo a los cuidadores y la implementación de estrategias preventivas, es posible reducir significativamente su incidencia.
Cada comunidad, familia y profesional tiene un papel importante en la prevención de este síndrome.
“Recordemos que los bebés dependen completamente de los adultos para su cuidado y protección. Evitar este problema no solo salva vidas, sino que también garantiza que los niños tengan la oportunidad de crecer y desarrollarse plenamente en un entorno seguro y amoroso”, comenta la pediatra Anabel de Garay.
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Hoy exploraremos qué es el SBS, sus causas, consecuencias, diagnóstico, tratamiento y, lo más importante, cómo prevenirlo.
El SBS es un conjunto de lesiones cerebrales traumáticas que ocurren cuando un bebé es sacudido con fuerza.
“Debido a que los músculos del cuello de los bebés son débiles y su cerebro es especialmente vulnerable, el movimiento brusco causado por la sacudida provoca que el cerebro golpee repetidamente las paredes del cráneo”, expresa la doctora Garay. “Esto puede causar hemorragias intracraneales y retinianas, lesiones cerebrales severas y fracturas en costillas o extremidades”, agrega la especialista.

Cabe subrayar que este tipo de trauma no ocurre por acciones normales como cargar, jugar o tropezar accidentalmente, por el contrario, se debe a un movimiento violento, generalmente impulsado por frustración o enojo.
La causa más común es la reacción descontrolada de un cuidador frente al llanto persistente del bebé. El llanto de un recién nacido puede ser agotador y, para algunos adultos, puede desencadenar sentimientos de impotencia o ira. En un momento de frustración, un adulto puede sacudir al bebé en un intento de calmarlo o castigarlo.
¿Qué desencadena el problema?
Exiten varios factores de riesgo que aumentan la probabilidad de este síndrome. Uno de ellos es el estrés parental, el cual quede originarse por la falta de apoyo social, problemas económicos o conflictos familiares.
Otro factor desencadenante es la falta de educación, y es que muchos cuidadores desconocen el daño que puede causar sacudir a un bebé.
La historia de violencia doméstica es otro factor.
“La exposición a la violencia en el hogar incrementa el riesgo de comportamientos abusivos hacia los niños”, informa Clínica Mayo en su sitio web.
Un factor de riesgo común es la inexperiencia de cuidadores. Adolescentes o adultos jóvenes sin experiencia en el cuidado infantil son más propensos a reaccionar de manera inapropiada ante el llanto.
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Consecuencias devastadoras
El SBS puede provocar daños irreversibles en el desarrollo físico y cognitivo del niño. Las principales consecuencias incluyen: daño cerebral permanente, el cual puede resultar en parálisis, epilepsia, ceguera, sordera o retraso mental severo; problemas de aprendizaje y comportamiento.
“Los niños sobrevivientes del SBS pueden enfrentar dificultades en la escuela, déficits de atención y problemas emocionales a largo plazo”, comenta Clínica Mayo.
La consecuencia mayor puede ser la muerte. Se estima que proximadamente el 25% de los bebés afectados por el SBS mueren a causa de las lesiones.
Vale mencionar que los daños no solo afectan al niño, sino también a la familia, quienes enfrentan profundas consecuencias emocionales, legales, económicas y hasta legales.

El diagnóstico temprano es crucial
El diagnóstico de este síndrome requiere una combinación de análisis clínicos, estudios de imagen y una evaluación cuidadosa del historial médico y social del niño. Los médicos buscan signos específicos como hemorragias retinianas, que son detectadas mediante un examen ocular especializado; edema cerebral, el cual es identificado a través de una tomografía computarizada o resonancia magnética; fracturas óseas, que son dectectadas con radiografías.
El diagnóstico temprano es crucial para tratar las lesiones y limitar el daño a largo plazo.
Tratamiento según la gravedad
El tratamiento depende de la gravedad de las lesiones, pero generalmente incluye:
Cuidados médicos intensivos: Los bebés con SBS pueden necesitar ventilación mecánica, medicamentos para controlar la inflamación cerebral o cirugía para tratar fracturas craneales.
Rehabilitación: Los sobrevivientes pueden requerir terapias físicas, ocupacionales y del habla a largo plazo.
Apoyo psicológico: Tanto para el niño como para la familia, el apoyo emocional es fundamental.
Sí se puede prevenir
La buena noticia es que el Síndrome del bebé sacudido es completamente prevenible. Las estrategias de prevención incluyen:
1. Educación para cuidadores. Es crucial que padres, familiares y cuidadores entiendan los peligros de sacudir a un bebé. Programas como “Nunca, Nunca Sacudas a un Bebé” han demostrado ser efectivos en la reducción de casos de SBS.
2. Manejo del estrés parental. Ofrecer recursos y apoyo a padres estresados, como líneas de ayuda o grupos de apoyo, puede prevenir reacciones impulsivas.
3. Control de la frustración ante el llanto. Los cuidadores deben aprender estrategias para manejar el llanto persistente, como:
• Colocar al bebé en un lugar seguro y tomarse un momento para calmarse.
• Pedir ayuda a otro adulto.
•Recordar que el llanto es una forma de comunicación, no un acto de manipulación.
4. Capacitación en técnicas de cuidado infantil. Esto es especialmente importante para cuidadores jóvenes o inexpertos.
5. Identificación temprana de factores de riesgo. Profesionales de la salud y trabajadores sociales deben identificar a las familias en riesgo y proporcionarles recursos preventivos.