Mantente activo intelectualmente realizando actividades que estimulen la actividad cerebral como: leer, escribir, bailar, escuchar música, participar en juegos de mesa, realizar actividades manuales, acudir a eventos culturales, resolver crucigramas, aprender un nuevo idioma, viajar, conversar, entre otros.
Practica ejercicio físico moderado de forma regular y evita el sedentarismo. Bien sea mediante la práctica de un deporte o realizando uno o dos paseos diarios de al menos 30 minutos. Caminar podría ser una excelente opción.
Duerme con un sueño de calidad y con una duración adecuada. En adultos se recomienda dedicar entre siete y nueve horas diarias. Las horas de sueño cambian con la edad: los recién nacidos deben dormir 18 horas, los niños de preescolar entre 10 y 12 horas y adolescentes ocho horas.
Potencia las relaciones sociales y afectivas evitando la incomunicación y el aislamiento social.
También puedes participar en actividades de grupo, colaborando con la sociedad o en tu comunidad.
Lleva una dieta equilibrada, evitando el sobrepeso. La dieta mediterránea tradicional es la ideal para el cerebro, porque es baja en azúcares refinados y en grasas saturadas, pero rica en verduras, frutas y pescados. Tampoco se recomienda abusar de la sal.