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Tener una mascota mejora la concentración, regula el estrés y refuerza la empatía, habilidades clave para la vida laboral.

Tener una mascota te hace mejor persona y profesional, dice la ciencia

Perros y gatos no solo acompañan, también transforman tu salud mental, física y laboral. La ciencia respalda sus beneficios únicos.

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Por elsalvador.com
Publicado el 16 de noviembre de 2025

 

TU RESUMEN

Tener una mascota mejora tu bienestar físico, emocional y profesional, según diversos estudios científicos. Convivir con un animal reduce el estrés, refuerza la autoestima, fomenta hábitos saludables y potencia habilidades como la empatía, la comunicación y la constancia. Además, su presencia favorece la productividad laboral y ayuda a gestionar mejor el tiempo y las emociones. Investigadores como Allen R. McConnell y organizaciones como la Fundación Affinity destacan que el vínculo con un perro o gato es una fuente diaria de equilibrio y motivación. Más que compañía, los animales son impulsores silenciosos de una vida más plena y consciente.

Si vivís con un perro o un gato, tenés en casa mucho más que compañía: estudios demuestran que compartir la vida con una mascota mejora tu autoestima, reduce el estrés, fortalece tus relaciones y hasta potencia tu desempeño laboral. Investigadores, psicólogos y expertos en bienestar coinciden: los animales de compañía tienen un impacto transformador en la salud emocional y profesional de las personas.

Menos estrés, más bienestar: el impacto en tu cuerpo y mente

Según un estudio liderado por el doctor Allen R. McConnell, publicado en Journal of Personality and Social Psychology, los dueños de mascotas mostraron mayor autoestima, mejor estado físico, menos soledad, mayor extroversión y niveles más bajos de ansiedad en comparación con quienes no tienen animales. Esta investigación sugiere que la interacción con mascotas ayuda a liberar oxitocina —la hormona del bienestar— y a reducir el cortisol, vinculado al estrés.

La Fundación Affinity, en su estudio “Él nunca lo haría”, confirma que convivir con un animal de compañía favorece el desarrollo emocional, especialmente en contextos de vulnerabilidad o soledad. Estos beneficios no solo se perciben en lo personal, sino que también se reflejan en el entorno laboral: una mente más tranquila y equilibrada toma mejores decisiones y responde con mayor empatía.

Aliados silenciosos para tu desarrollo profesional

Tener una mascota también puede influir en cómo te desenvolvés en tu trabajo. Una investigación de la Virginia Commonwealth University en Estados Unidos reveló que la presencia de perros en oficinas reduce el estrés laboral y mejora la satisfacción y productividad de los empleados. En la misma línea, una encuesta de la American Pet Products Manufacturer’s Association indicó que el 70 % de los trabajadores considera que tener mascotas en la oficina ayuda a crear un ambiente más positivo.

A esto se suma un dato relevante del estudio de McConnell: las personas que tienen mascotas acuden un 15 % menos a consultas médicas. Esto sugiere que gozan de mejor salud general, lo cual se traduce en menos ausentismo laboral y mayor energía para afrontar los retos del día a día.

Aprendé de tu mascota: constancia, empatía y comunicación

Convivir con un animal implica responsabilidad, atención y constancia. Esas habilidades son clave también en el mundo profesional. Cuidar de otro ser vivo te enseña a estar presente, a leer señales no verbales y a ser más paciente, habilidades que impactan directamente en tu forma de liderar, colaborar y comunicarte.

Los paseos con tu perro reducen la ansiedad, fortalecen rutinas saludables y aumentan tu bienestar físico y mental.
Los paseos con tu perro reducen la ansiedad, fortalecen rutinas saludables y aumentan tu bienestar físico y mental. / Shutterstock

La directora de Fundación Affinity, Isabel Buil, enfatiza que muchas veces se humanizan las necesidades de los animales, lo cual puede afectar su bienestar. Por eso, comprender realmente lo que siente tu mascota, saber cuándo quiere jugar, descansar o explorar, fortalece el vínculo y, al mismo tiempo, te entrena para desarrollar una inteligencia emocional más profunda.

Este aprendizaje diario no solo te convierte en una persona más empática, también te ayuda a generar relaciones laborales más sanas y respetuosas.

Tu mascota como regulador emocional y motivador diario

Las rutinas que surgen con una mascota, como salir a caminar o jugar al regresar del trabajo, te obligan a hacer pausas saludables. Estas actividades reducen la ansiedad y fomentan una mejor gestión del tiempo. Además, brindan una estructura que muchas veces es difícil de mantener, sobre todo si trabajás de forma remota.

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Desde la perspectiva neurocientífica, la relación con un animal de compañía activa áreas del cerebro asociadas con el placer, la conexión social y la seguridad. Estos efectos se traducen en mayor creatividad, concentración y resiliencia emocional. Es decir, tu perro o gato no solo te espera al llegar, también te ayuda a rendir mejor mientras estás fuera.

Ellos también necesitan lo mejor de vos

Aunque los beneficios son muchos, es esencial recordar que las mascotas no son herramientas terapéuticas ni accesorios emocionales. Patricia Perreau, especialista en comunicación animal y autora del libro Si pudieras hablar, subraya que estos seres son “almas con identidad propia” y que la convivencia debe darse desde el respeto y la escucha activa.

Tener expectativas realistas, conocer su lenguaje y ofrecerles un entorno estimulante es parte fundamental de esa relación saludable. La Fundación Affinity incluso propone 10 claves para fortalecer este vínculo, entre ellas: permitir que el animal exprese su naturaleza, jugar juntos, ofrecer seguridad y evitar la frustración. Esto no solo beneficia al animal: es una forma de entrenar tu propia capacidad de cuidado, tolerancia y responsabilidad.

Las mascotas no solo llenan la casa de amor, también la mente de equilibrio. Su presencia regula tus emociones, mejora tus hábitos, estimula habilidades clave para el trabajo y te conecta con lo esencial. No es casualidad que muchas personas digan que desde que tienen un perro o un gato “son más felices”.

La ciencia respalda esta intuición: compartir tu vida con un animal es una inversión emocional que multiplica su retorno en todos los aspectos de tu vida. Al final, ellos no te exigen resultados, pero te ayudan a conseguirlos, desde un lugar silencioso, leal y profundamente transformador.

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