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El ronroneo de un gato no solo relaja: también ayuda a reducir el estrés y fortalecer el vínculo emocional con su humano.

Ronroneos que curan: los gatos y su efecto en la salud mental

Acariciar a un gato no solo es reconfortante, también puede ayudarte a reducir el estrés y fortalecer el vínculo afectivo con tu mascota.

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Por Betty Carranza
Publicado el 14 de octubre de 2025

 

TU RESUMEN

Tener un gato no solo brinda compañía, también puede mejorar tu salud mental. Estudios de instituciones como la Universidad de York, UGA y la Asociación de Psiquiatría de EE. UU. indican que acariciar a un gato eleva los niveles de oxitocina, reduce el estrés y fomenta el bienestar emocional. Aunque su afecto es más sutil que el de un perro, cuando un gato confía, el vínculo que se crea es profundo. Vivir con un felino puede ayudar a aliviar la ansiedad y la soledad, siempre que se respeten sus tiempos. Cuidarlo es también una forma de cuidarte a vos mismo.

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Tener un gato como mascota podría ser una de las decisiones más saludables que podés tomar, especialmente si buscás un refugio emocional en medio del ajetreo diario. Estudios recientes revelan que los gatos, a pesar de su fama de independientes, tienen un profundo impacto positivo en nuestro cerebro y bienestar emocional.

La oxitocina, conocida como la "hormona del amor", es la gran protagonista de esta conexión. Se trata de una sustancia química que se libera naturalmente en situaciones de afecto, como cuando una madre acuna a su bebé o cuando dos personas se abrazan. Según la neurocientífica Laura Elin Pigott, también se activa cuando acariciás a tu gato o le hablás con ternura, generando un vínculo afectivo similar al de una relación humana segura.

Cómo el contacto con los gatos reduce el estrés

Investigaciones realizadas en Japón demostraron que las interacciones breves con gatos, como las caricias o los juegos suaves, pueden aumentar los niveles de oxitocina tanto en humanos como en los felinos. Esto solo ocurre si el contacto no es forzado, lo que refuerza la importancia de respetar el lenguaje corporal del gato. El ronroneo, por ejemplo, es más que un simple sonido: estudios revelan que puede inducir efectos calmantes en el sistema nervioso, disminuir la presión arterial y reducir la hormona del estrés, el cortisol.

La Universidad de Georgia, a través de su medio institucional UGA Today, señala que compartir tiempo con mascotas ayuda a reducir la carga fisiológica del estrés. Acariciar a un gato no solo brinda confort emocional, sino que también activa áreas del cerebro relacionadas con el placer y la relajación, favoreciendo un mejor estado de ánimo.

Una encuesta difundida por la Asociación de Psiquiatría de Estados Unidos mostró que un 86 % de los dueños de gatos considera que su mascota ha impactado positivamente en su salud mental. Además, muchos de ellos reportaron que los hábitos relacionados con el cuidado del gato —alimentarlo, asearlo, jugar— les brindan estructura y motivación diaria, factores claves para personas que atraviesan situaciones de ansiedad o episodios depresivos. “El 86 % de los dueños de gatos afirma que su mascota ha tenido un impacto positivo en su salud mental”, indicó la Asociación.

Convivir con un gato puede aliviar la ansiedad diaria. Su presencia silenciosa aporta calma, compañía y equilibrio emocional.
Convivir con un gato puede aliviar la ansiedad diaria. Su presencia silenciosa aporta calma, compañía y equilibrio emocional. /Shutterstock

El rol de los gatos frente a la soledad y la ansiedad

Infobae publicó recientemente un reportaje donde diversos expertos analizaron cómo la convivencia con un gato puede mitigar la sensación de soledad, especialmente en personas mayores o quienes viven lejos de su red familiar. La presencia constante del animal genera compañía silenciosa y estimula emociones positivas, lo que se traduce en una mejor estabilidad emocional.

Lo interesante es que este beneficio emocional también es visible en gatos que desarrollan un vínculo seguro con sus dueños. Según el material elaborado por Laura Elin Pigott, los gatos que inician el contacto —subiéndose al regazo, empujando con el hocico— también muestran un aumento en sus niveles de oxitocina. Esto demuestra que el lazo es recíproco y, cuando hay respeto mutuo, el vínculo se fortalece.

No todos los gatos ni dueños reaccionan igual

La Universidad de York, en el Reino Unido, condujo un estudio que advierte sobre los límites de estos beneficios. Para personas que padecen trastornos mentales graves, tener una mascota no necesariamente reduce los síntomas. En algunos casos, podría incluso generar estrés adicional si la persona no puede mantener el nivel de responsabilidad que implica cuidar a un animal. “Tener una mascota no garantiza una mejora automática en personas con trastornos mentales severos; en algunos casos puede representar una carga emocional adicional”, señalaron los investigadores.

Además, no todos los gatos muestran la misma predisposición al afecto. Algunos desarrollan estilos de apego más distantes o ansiosos. Por ejemplo, los gatos que evitan el contacto humano o se sienten abrumados con facilidad tienden a no experimentar aumentos significativos de oxitocina. Al contrario, si se les fuerza al contacto, los niveles de esta hormona pueden disminuir. Esto reafirma la necesidad de respetar los tiempos y límites del gato.

Los humanos también tenemos algo que aprender en este proceso. Mientras los perros dependen mucho del contacto visual y de gestos sociales evidentes para vincularse, los gatos se comunican de forma más sutil. Señales como el parpadeo lento o el simple hecho de permanecer cerca ya indican confianza. Laura Elin Pigott lo resume así: “La clave para crear un vínculo con un gato es comprender cómo se comunican. A diferencia de los perros, los gatos no dependen del contacto visual prolongado para crear vínculos.”

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Un vínculo silencioso pero poderoso

Adoptar un gato no significa únicamente recibir cariño. También implica crear un ambiente donde el animal se sienta seguro, comprendido y libre de coerción. La constancia y el respeto son clave. En palabras simples, cuidar de un gato es también una forma de cuidarte a vos mismo.

Aunque los efectos del vínculo con un gato no reemplazan las redes humanas de apoyo ni la atención profesional en casos clínicos, sí pueden actuar como un amortiguador emocional en momentos de incertidumbre. Diversos estudios, como el difundido por la Humane Society, destacan que las mascotas ofrecen beneficios similares a los de un sistema de apoyo afectivo.

Entonces, si estás considerando adoptar un gato, pensalo no solo como un acto de amor animal, sino también como una inversión en tu bienestar emocional. Porque a veces, la compañía que más calma trae no dice una sola palabra, pero te mira con ojos tranquilos desde el sofá.

TAGS:  Gatos | Mascotas | Psicología | Salud Mental

CATEGORIA:  Vida | Hogar y espacios

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