Santa Ana 24oC   65% H San Salvador 24oC   65% H San Miguel 24oC   65% H Surf City 24oC   65% H
  mapa
EDH

Shakira en El Salvador Calendario Mundial 2026 Temporada de Navidad Conciertos en El Salvador Festivales Turismo en El Salvador Noticias

Banner versión desktop Banner versión móvil
Muchas personas se conforman con migajas emocionales por miedo a estar solas, sin notar el daño que eso causa en su autoestima.

¿Sos migajero emocional? Claves para sanar y elegir mejor

Aceptar poco amor por miedo a estar solo es más común de lo que pensás. Descubrí cómo dejar de ser migajero y elegir vínculos recíprocos.

Avatar del autor

Por Betty Carranza
Publicado el 08 de noviembre de 2025

 

TU RESUMEN

Aceptar migajas emocionales se ha vuelto común, especialmente en una cultura que romantiza el aguante. Ser migajero implica conformarse con muestras mínimas de cariño, lo cual suele estar ligado a baja autoestima, miedo al abandono y patrones aprendidos en la infancia. Según la psicóloga salvadoreña Kathya Trejo, este comportamiento puede generar ansiedad, dependencia y hasta depresión. Reconocer el problema, establecer límites y buscar ayuda profesional son pasos claves para sanar. El amor propio es la base para dejar de aceptar relaciones que no te valoran y empezar a construir vínculos recíprocos, sanos y emocionalmente estables.

Escuchar este artículo

Aceptar migajas emocionales en una relación es una experiencia más común de lo que parece, especialmente en El Salvador, donde la cultura del aguante y el miedo a la soledad siguen pesando. Según la psicóloga salvadoreña Kathya Trejo Ramírez, este patrón afectivo se relaciona directamente con la dependencia emocional y un bajo concepto de merecimiento. “Es una estrategia de supervivencia emocional, aceptar poco para no quedarse sin nada”, explica Trejo.

El amor en tiempos de “casi algo”

Ser “migajero” no es un término técnico, pero se ha viralizado como una manera honesta y cercana de hablar de lo que muchas personas viven: relaciones intermitentes, afectos a medias y vínculos sin claridad. “Es un término muy conectado a la realidad afectiva contemporánea”, dice Trejo, quien señala cómo las redes sociales y las apps de citas refuerzan esta dinámica donde nada es del todo claro ni estable.

La cultura salvadoreña también juega un papel importante. “Aquí se normaliza la idea de aguantar, de no exigir. Si una mujer pide más, se le llama dramática. Y si un hombre es distante, se justifica con el ‘así son ellos’”, agrega la especialista.

Frases como “no quiere algo serio, pero tal vez más adelante”, o “me cancela siempre, pero dice que me quiere”, son claros ejemplos de una mentalidad migajera. Esas pequeñas dosis de afecto, aunque sean escasas, mantienen a las personas atrapadas en una espera emocional interminable.

Reconocer que merecés más que un amor a ratos es el primer paso para construir relaciones sanas y recíprocas.
Reconocer que merecés más que un amor a ratos es el primer paso para construir relaciones sanas y recíprocas. / Shutterstock

La raíz está en la infancia

Para entender por qué alguien se conforma con tan poco, hay que mirar hacia atrás. “En la infancia aprendemos qué es una relación por el vínculo con nuestros padres”, explica Trejo. Si hubo amor a ratos, ausencia o afecto condicionado, se forma la idea de que el amor se gana, a veces con mucho esfuerzo y sacrificio.

Este aprendizaje afecta directamente la autoestima. “Una persona que no se quiere no se siente digna de amor. Cualquier atención, por mínima que sea, le parece valiosa y la confunde con amor”, señala. La ansiedad por ser elegida o elegido se vuelve constante, generando una dependencia emocional difícil de romper.

Los efectos en la salud mental no son menores: ansiedad elevada, baja autoestima, confusión emocional, depresión y, en casos extremos, pensamientos suicidas.

¿Estás atrapado en una relación migajera?

Hay señales claras de que una relación no es sana ni recíproca. Trejo menciona varias: miedo al abandono, vacío emocional después de cada encuentro, comunicación unilateral, ausencia de compromiso y la constante sensación de dar más de lo que se recibe.

Peor aún, estas dinámicas pueden volverse tan normales que cuesta identificarlas como tóxicas. “Sobre todo cuando repetimos patrones desde la infancia”, afirma la psicóloga. Y aunque los hombres también viven estas experiencias, las mujeres suelen expresarlas más debido a la forma en que el machismo condiciona las emociones en nuestra sociedad.

Las redes sociales no ayudan. Al contrario, promueven relaciones fugaces, el famoso “ghosting”, y esa presión constante por estar en pareja, aunque sea con alguien que apenas está presente.

Cómo salir del patrón migajero

Reconocer que se está en una relación de este tipo ya es un gran primer paso. Trejo recomienda tener claro lo que se quiere, dejar de justificar la falta de atención y buscar apoyo emocional, idealmente a través de la terapia. “Tomar distancia emocional ayuda a alejarse de la ansiedad y ver las cosas con objetividad”, sugiere.

Te puede interesar: Mankeeping: la carga emocional invisible que desgasta a muchas parejas

Aprender a poner límites también es clave, aunque no siempre fácil. “Los límites protegen”, enfatiza la especialista. Para lograrlo, es necesario trabajar las heridas de abandono, aceptar la incomodidad que generan los límites y fortalecer la autoestima.

La terapia ofrece herramientas valiosas: reconstrucción del concepto de amor, validación de necesidades, manejo de la ansiedad y aprendizaje para sentirse cómodo con la soledad.

Elegirse primero: un acto de amor propio

Para quienes sienten que siempre están recibiendo menos de lo que merecen, Trejo es clara: “No hay mayor amor que el propio. Si hoy te conformás con menos de lo que sabés que merecés, solo te estás alejando de la tranquilidad y la plenitud”. Ser firme con lo que uno desea y necesita no es egoísmo, es autocuidado.

Una relación sana no debería sentirse como una batalla. Las señales son evidentes: hay comunicación constante, empatía, reciprocidad, confianza, validación emocional y apoyo mutuo. No se trata de recibir cuando al otro le conviene, sino de compartir desde el respeto y el cariño real.

Cambiar un patrón emocional arraigado no es sencillo, pero es posible. Y lo más importante: vale la pena. Vos merecés una relación en la que te sintás tranquilo, valorado y querido. Una relación en la que no tengas que rogar por atención ni justificar ausencias. Recordá que no se trata de encontrar a alguien que te elija, sino de elegirte vos primero.

💡
¿Qué deseas ver ahora?