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La exposición breve al dolor físico, como el frío del hielo, puede reprogramar el cerebro para que tolere mejor el esfuerzo físico durante el entrenamiento.

Cambiá tu relación con el ejercicio usando hielo y mente

Un nuevo estudio revela que sumergir tus manos en hielo antes de entrenar puede ayudarte a disfrutar más del ejercicio y a superar el dolor físico.

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Por EFE
Publicado el 10 de noviembre de 2025

 

TU RESUMEN

Un estudio de la Universidad Internacional de Florida, publicado en *Stress & Health*, revela que sumergir las manos en hielo antes de entrenar puede ayudar a disfrutar más del ejercicio. Investigadores hallaron que personas sedentarias que pasaban por esta experiencia breve de dolor controlado mostraban mayor tolerancia y emociones positivas tras una sesión intensa. El truco está en cómo el cerebro ajusta su percepción del esfuerzo físico, haciendo que el entrenamiento se sienta menos doloroso. Esta estrategia podría transformar la relación de muchas personas con el ejercicio y motivarlas a mantener una rutina más constante y satisfactoria.

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Entrenar tu cerebro para que disfrute el ejercicio podría ser tan simple —y frío— como sumergir las manos en hielo antes de empezar una rutina. Así lo sugiere un reciente estudio publicado en la revista científica Stress & Health, conducido por investigadores de la Universidad Internacional de Florida (FIU), quienes hablaron con la agencia EFE sobre sus hallazgos. La investigación analizó cómo una experiencia breve de dolor físico controlado puede modificar la percepción del esfuerzo y aumentar la tolerancia al ejercicio, especialmente en personas sedentarias.

El equipo, liderado por el profesor de psicofisiología Marcelo Bigliassi y su estudiante Dayanne Antonio, evaluó a 34 personas adultas que hacían poco o nada de actividad física. Los voluntarios introdujeron sus manos en un balde de hielo por hasta tres minutos antes de realizar una exigente sesión de bicicleta estacionaria. Durante el experimento, se monitorearon sus cerebros mediante electroencefalografía, se midieron variables fisiológicas como el ritmo cardíaco y se aplicaron cuestionarios psicológicos sobre tolerancia al esfuerzo.

Los resultados sorprendieron incluso a los investigadores: quienes más incomodidad sintieron durante la prueba con hielo reportaron mayores niveles de disfrute y emociones positivas tras la sesión de ejercicio. Lo llamaron una respuesta “contraintuitiva”.

¿Por qué el hielo puede ayudarte a disfrutar más del ejercicio?

Lo que ocurre, según Bigliassi, es que el cuerpo y la mente “ajustan su punto de referencia” al experimentar primero un nivel alto de estrés físico. Al exponerse previamente al dolor o al malestar, las sensaciones durante el entrenamiento posterior parecen más llevaderas e incluso placenteras. “Todo lo que viene después puede sentirse un poco más positivo, un poco menos doloroso”, explicó el investigador.

Claro, aquí va una versión mejorada:  1. Sumergirse brevemente en hielo antes de entrenar puede cambiar cómo el cerebro percibe el esfuerzo físico y aumentar el disfrute del ejercicio.
Claro, aquí va una versión mejorada: 1. Sumergirse brevemente en hielo antes de entrenar puede cambiar cómo el cerebro percibe el esfuerzo físico y aumentar el disfrute del ejercicio. / Shutterstock

Este enfoque puede tener un enorme potencial para quienes luchan con la falta de motivación o disfrute al hacer ejercicio. Y no es un detalle menor, considerando que muchas personas evitan moverse por no disfrutarlo. Según datos de la firma Freeletics, la mitad de los adultos no encuentra placer en entrenar. Y en Estados Unidos, apenas un 24 % de la población realiza suficiente actividad física, de acuerdo con los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC).

Una herramienta para transformar hábitos

Más allá del dato curioso, los autores del estudio creen que estas técnicas podrían transformar la manera en que muchas personas se relacionan con su cuerpo y la actividad física. “Si empezamos a cambiar cómo piensan, pueden empezar a cambiar todo alrededor de ellas”, destacó la investigadora Dayanne Antonio.

El estudio también subraya la importancia de un enfoque progresivo al entrenar. Aumentar gradualmente la intensidad y el nivel de estrés físico permite que el cuerpo se adapte y que el cerebro asocie esas experiencias con estados emocionales más positivos. Esto va en línea con otras investigaciones que sugieren que el disfrute es un factor clave para mantener la constancia en cualquier tipo de actividad física.

¿Y si lo probás vos también?

Aunque los llamados baños de hielo están en auge en redes sociales, sobre todo entre deportistas de alto rendimiento, los investigadores aclaran que su estudio no busca promover esta práctica como tal. Su experimento utilizó el hielo como una forma de control en laboratorio, no como un tratamiento o rutina. Sin embargo, la idea de exponerse a un pequeño desafío físico controlado antes de entrenar sí puede ser replicada, con precaución, por quienes buscan un impulso mental.

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Esto no significa que tengás que llenar un balde de hielo cada vez que vayas al gimnasio. Podés encontrar tu propia “versión” de incomodidad controlada: una ducha fría breve, una caminata en subida, o incluso una técnica de respiración intensa. Lo importante es que tu cerebro registre una experiencia de esfuerzo antes del entrenamiento principal. Ese contraste puede ser justo lo que necesitás para cambiar tu percepción del ejercicio.

El futuro del entrenamiento podría ser mental

Este tipo de estudios abre la puerta a una nueva forma de pensar la motivación para moverse. En lugar de enfocarse solo en metas físicas, como perder peso o ganar músculo, también podríamos centrarnos en cómo reentrenar nuestra mente para disfrutar más del proceso. A fin de cuentas, una mente entrenada es el primer paso hacia un cuerpo en movimiento.

Y vos, ¿te animarías a desafiar tu zona de confort para empezar a disfrutar el ejercicio como nunca antes?

TAGS:  Hielo | Investigación científica  | Salud

CATEGORIA:  Vida | Cuerpo y mente

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