No existe una conversación que no tenga entre sus líneas al COVID-19. Parece imposible no hablar de él entre la familia o con los amigos y colegas. La saturación en noticias y redes sociales ha sido tal que la vida cotidiana y el virus ya son inherentes.
Al inicio de la pandemia, el mundo necesitaba conocer al virus, por lo que informarse sobre él fue lo más normal, luego llegó la etapa de enterarse cómo los gobiernos locales o el Estado manejarían la emergencia, sin embargo, el desborde de la temática ha sido descomunal y el hastío frente a él ya ha comenzado.
Y es que tan solo el inicio de una conversación da paso, automáticamente, al nuevo coronavirus: cuándo finalizará el confinamiento, cómo va el balance entre teletrabajo y las tareas del hogar, el rumor de un conocido diagnosticado positivo al virus, lo tediosas que son las filas para el supermercado o mercado, la catarsis por la incertidumbre de la economía y un largo etcétera solo reafirman que esta nueva enfermedad respiratoria figura en la vida del ser humano.
“Vivimos rodeados de mensajes sobre la enfermedad y eso nos afecta muchísimo. Genera inquietud, ansiedad y miedo”, explicó al rotativo español El País, el psicólogo clínico Arun Mansukhani.
Pero ¿existe la posibilidad de no hablar del COVID-19?
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Es difícil, pero no imposible. Dejando de lado a Turkmenistán —el país que prohibió hablar sobre el SARS-CoV-2 y donde la policía puede detener a cualquiera que encuentre hablando de él—, la directora de la Escuela Internacional de Protocolo de Granada, Manuela Suárez, explicó que la regulación o el abordaje de esta temática dependerán de quién sea el interlocutor.
Lo que es evidente, es que muchos necesitan conversar sobre el tema debido a la ansiedad que les genera. Ante ello, el experto en comunicación social, Ángel Madero, consideró importante la acción de escuchar. Para él, si una personas “se siente escuchada, es más fácil que sea receptiva a lo que tengamos que contarle y poder reconducir la conversación. Además, trabajar nuestra capacidad de atención nos mejora como personas, porque nos hace tener más empatía”.
Pero para erradicar ese virus que también infecta las conversaciones cotidianas, la experta Suárez brindó una serie de tips que pueden contribuir a cambiar esa atmósfera. Tómalos en cuenta y verás cómo un momento de risas o de recuerdos puede hacerte sentir mejor.
Reglas en casa: en el núcleo familiar debe haber confianza, y con franqueza puedes comunicar normas sencillas para limitar las conversaciones en torno al COVID—19, como dejar de hablar sobre el virus frente a los niños a determinadas horas o restringir las noticias después de las 5:00 p.m. Esta dinámica es parecida a esas reuniones familiares donde se evita a toda costa hablar de política.