Las videollamadas y el cansancio tecnocerebral

Por el momento, las reuniones virtuales se han convertido en un enlace con el resto del mundo, pero ¿qué pasa cuando te sientes fatigado por el exceso de videoconferencias? Los expertos hablan ya de algunas secuelas de esta actividad.

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Usar constantemente la herramienta de la videollamada puede tener algunas desventajas. / Foto Por EDH / Shutterstock

Por Sara Castro

2020-05-06 5:00:56

Las reuniones virtuales son ahora las juntas que un día se hicieron en la oficina. La pandemia cambió drásticamente la dinámica laboral y tras el confinamiento, esa es la vía más idónea para coordinarse, ponerse al día y tomar decisiones relacionadas al trabajo.

Pero muchos psicólogos y terapeutas han advertido que este instrumento comienza a ocasionar más presión y estrés de lo que ya se vive en el ambiente, pues “no se aprende a desconectar”, según dijo la psicóloga española Silvia García.

El día ya es suficientemente complejo cuando las personas deben atender el teletrabajo y las responsabilidades del hogar. Los límites se difuminan en este nuevo estilo de vida, por lo que los niveles de estrés se han elevado. Incluso se ha acuñado un nuevo término para definir esta situación: “Zoom anxiety”. Fue la profesora Suzanne Degges-White, de la Universidad de Northern Illinois, quien creó este concepto frente a los altos niveles de ansiedad que ha desatado esta nueva forma de comunicación.

Hay una variedad de factores que influyen en las preocupaciones que genera una videollamada o una reunión en línea: desde la calidad de la conectividad, la cantidad de veces al día que se deben atender llamadas, la total atención que se necesita e, incluso, el entorno en donde se desarrolla. Este último punto ha dejado algunas incómodas anécdotas entre los medios de comunicación, como el incidente que tuvo un comentarista español cuando en su pantalla apareció una mujer en ropa interior y se supo que ella no era su pareja.

A eso debe sumarse el contacto frecuente con el resto de seres queridos: padres, abuelos, tíos, amigos o la pareja. El confinamiento ha dejado a familias separadas y las videollamadas son el “oasis” para volver a verse y saber cómo se encuentra el resto. Una jornada que deriva en un cansancio tecnocerebral “por tantas horas delante de la pantalla”, según señaló El País.

La saturación de reuniones remotas es solo una parte de este tema. Según García, una de las desventajas de estas aplicaciones son las carencias comunicativas.

El profesor de la Escuela de Negocios Insead y especialista en comportamiento de las organizaciones, Gianpiero Petriglieri, señaló que las conferencias virtuales demandan mayor atención porque las expresiones faciales, el tono de voz o el lenguaje corporal no se detectan como se haría cuando se conversa cara a cara. “Es una situación antinatural: nuestras mentes están conectadas pero nuestros cuerpos están distanciados”, indicó Petriglieri.

Y es que el lenguaje corporal representa el 85 % del mensaje que se envía al interlocutor, de acuerdo con los especialistas. La profesora Degges-White explicó que en la comunicación a través de canales virtuales se pierde mucha cantidad significativa de comunicación no verbal.

The Washington Post añadió a la hostilidad de las reuniones por plataformas como Zoom, Google Meet, Facebook, Hangouts, entre otras, una variable más y que causa mucha desazón: la propia imagen. La naturaleza de estas reuniones virtuales obliga a que los participantes se vean a sí mismos durante largo tiempo, intensificando la autocrítica, cuestionándose y monitoreando cada cosa que se dice o hace.

Sea cual sea la razón por la que te sientas saturado por este nuevo hábito, los psicólogos y terapeutas brindan algunos consejos para tratar de no tener el síndrome de “Zoom anxiety”. A continuación te compartimos algunas sugerencias.

CONSEJOS

Organiza tu llamada

Aunque represente un trabajo extra o fuera del nuevo horario laboral, es bueno que realices un listado de lo que abordarás en la reunión o de lo que quedó pendiente en otras. Planificar también te ayudará a ordenar tus ideas y a mejorar durante tu intervención, si es que esto te provoca ansiedad. También es importante comunicar a tu familia que atenderás algunas llamadas, para evitar alguna interrupción o incidente.

Haz pruebas técnicas

Los fallos en las apps o en los dispositivos electrónicos pueden generar tensión, sobre todo si estás en una importante junta con jefes o clientes. La cámara puede congelarse, el audio falla, la conexión a Internet tiene altibajos, entre otros problemas. Haz algunas pruebas antes de la reunión para saber si todas las opciones o herramientas funcionan, así como para familiarizarte con la plataforma si no la has utilizado antes.

Establece límites

Si no quieres tener cansancio tecnocerebral o experimentar “Zoom anxiety” debes poner un alto a la cantidad de videoconferencias. Si son inevitables para desempeñar tu trabajo, se recomienda tener un número específico de ellas para no saturarse. Y para balancear esa carga laboral, también tienes derecho a reunirte virtualmente con tus amigos y familia, hacerlo de una manera más informal te hará liberar el estrés de la rigurosidad. Foto EDH / Zoom

Usa plataformas seguras

Meses atrás se dio a conocer que algunas plataformas vulneraron datos privados de miles de usuarios. En el caso de conectarse por medio de Zoom, se recomienda al organizador de la reunión tener máxima vigilancia con las opciones de configuración de las herramientas de seguridad para enviar enlaces seguros. Investiga los contras y beneficios de otras aplicaciones para evitar hackeo.

Puedes decir “no”

Aunque al estar confinado puede parecer que tienes todo el tiempo del mundo, no es así. Quizá el trabajo combinado con las responsabilidades de casa sea mucho más difícil de lo que se creía, así que no te sientas culpable si en algún momento no tienes ánimo de atender una llamada. Decir “no” a la sugerencia de un amigo o familiar porque necesitas un tiempo solo no es egoísta, si son personas maduras lo entenderán.