Una resolución más de las Naciones Unidas, que demanda a los agresores de Ucrania no atacar a civiles, personal médico y humanitario, periodistas, mujeres, niños, no fue respaldada por el régimen salvadoreño, una postura que avergüenza a todo ciudadano de bien en nuestro suelo.
¿Qué es lo que pide la resolución? En esencia, que no se asesinen personas no involucradas en la defensa de la nación, que no se destruyan con misiles complejos de viviendas, que no se ataquen orfanatos, que se respeten hospitales, escuelas, residencias de personas mayores, asilos, museos, teatros.
Se pide que haya conciencia de que muchísimas personas en Ucrania han sufrido la destrucción de sus viviendas, sus lugares de trabajo, sus parques y jardines, sus calles y calzadas.
La propuesta pide que personas inocentes no sean capturadas y asesinadas, que los padres y abuelos de refugiados en Polonia no sean blanco de ataques, que los niños y jóvenes que sufren discapacidades no estén expuestos a quedar sin techo, sin alimentos, sin asistencia medica.
Es lo que nadie quiere para sí y, por lo mismo, no debe desear para otros. Es lo que ningún miembro del oficialismo aceptaría padecer en carne propia y, por tanto, no debe cerrar los ojos cuando sus vecinos o inclusive sus opositores políticos son agredidos. Es un asunto de humanidad elemental, de seguir las enseñanzas de Nuestro Señor Jesucristo. Todos esperamos que en un momento de sufrimientos, de serias tribulaciones, sean buenos samaritanos los que nos socorran, no ser víctimas de burlas y escarnio.
El “pequeño problema” es que el oficialismo, aunque a microescala, hace igual que los agresores en Ucrania: se burla de quienes no respaldan sus desmanes, acosa y amenaza a mujeres periodistas diciéndoles que “sabemos dónde vives” o “tú tienes una hija”, insulta con su banda de troleros al que considera opositor, mira con desdén a los no genuflexos, a los que se asquean de caer de rodillas ante la dictadura.
Lo peor, que igual que los agresores en Ucrania bajo mando del criminal de guerra y envenenador Putin, apresan sin causa, persiguen a quienes por principio se oponen a que nuestro Ordenamiento Jurídico sea destruido, “inventan” causas para apresar a quien se les antoje, como la captura arbitraria, absolutamente ilegal de cinco exfuncionarios públicos, de un exalcalde, del empresario de transportes Catalino Miranda.
Nos libre Nuestro Señor de ser insensibles ante tragedias de otros
Hace poco tiempo el régimen rehusó condenar la agresión no provocada de los rusos a Ucrania, lo que dio lugar al reclamo del Alto Representante de la Unión Europea, Joseph Borrell, al régimen de Bukele por esa postura sin sentido.
Que el Papa Francisco haya comparado a los agresores con Caín, el asesino de su hermano Abel, no hace mella alguna en el régimen, que más bien muestra una grosera insensibilidad ante el grave sufrimiento de los ucranianos, una democracia bajo el feroz ataque de un despiadado dictador que reproduce la infernal maldad de yago, el personaje en el drama de Shakespeare.
¿Cómo se puede ser indiferente ante el drama que en estos momentos sufren los niños de Ucrania, muchos de los cuales han perdido a sus padres, que están en el desamparo? Es más que evidente que esa tragedia colectiva “le resbala” al régimen de nuestro país...
Una persona de bien, un ser humano que no quiera caer en las peores formas de bestialidad es sensible al dolor ajeno aunque no pueda aliviarlo, correr en su socorro. Es lo que muchos de nosotros sentimos ante las diarias tragedias en nuestro saqueado y golpeado país, ante los feminicidios, los abandonos, las desgracias de damnificados, el horror de comunidades enfrentadas a sicópatas asesinos...