El enloquecido cabecilla de la dictadura norcoreana, Kim Jong-un, ha exigido a sus militares “prepararse para la guerra”, una guerra que forzosamente llevaría al uso de artefactos nucleares, potencialmente capaces de erradicar la humanidad. Al mismo tiempo, está haciendo preparativos con ese propósito en la frontera común con Corea del Sur.
Las bestias ponzoñosas deben eliminarse en el momento en que aparecen, no cuando han alcanzado un alto grado de avance; tanto Corea del Sur como Estados Unidos debieron erradicar esa “dinastía” de dementes, por así llamarla, antes de que la amenaza se convirtiera en una posibilidad real.
Mark Zuckerberg, el creador de Facebook, anticipando lo peor ha comprado una isla en Hawái donde construirá un “búnker” para refugiarse en caso que tal cataclismo ocurra, pero la contaminación radioactiva puede hacer del planeta un lugar yermo, sin vida.
De hecho, los norcoreanos han ya lanzado misiles que vulneran el Mar de Japón y están suministrando armamento a Rusia, que lo ha empleado en su agresión a Ucrania, aunque los ucranianos han logrado derribar la mayoría de esos cohetes y atacar algunas ciudades rusas.
Nadie, debe enfatizarse una y otra vez, gana haciendo la guerra a sus vecinos, lo que llevó a más de un par de estadistas franceses a hacer un acercamiento con los alemanes y pactar lo que es ahora la Unión Europea y la OTAN, el tratado de defensa mutua.
Durante siglos ingleses, franceses, españoles, alemanes y otras pequeñas potencias que surgían para luego desaparecer, se enfrascaban en guerras fratricidas, iniciando todo cuando los de una aldea en la Edad de Piedra atacaban a las aldeas circundantes para robar sus hortalizas, sus aves de corral, enseres...
Los griegos enfrentaron los intentos expansionistas de los persas hasta vencerlos en Salamina y Maratón; más tarde Alejandro el Grande derrotó al Imperio Persa y logró llegar hasta la India y Afganistán pero fue forzado a una retirada, dejando rasgos de la raza aria donde puso el pie antes de morir en Babilonia a los treinta y tres años...
Paralelamente al imperio forjado por los romanos después de derrotar a los cartagineses (que tenían ceremonias con sacrificios humanos como las que relata Gustavo Flaubert en Salambó) los chinos desarrollaron sucesivos imperios hasta que el primer emperador de la dinastía Qin logró unificar, tras derramar ríos de sangre, a China, la que luego fue tomada por potencias occidentales, que entre otras perfidias forzaron a los chinos a importar de la India el opio que allá producían; no cuesta imaginar los estragos que el opio causó en la población china, un cultivo que ahora desarrollan los afganos y exportan al mundo como heroína y la morfina.
Guerras y droga, el infernal binomio que amenaza a la humanidad
El tráfico de drogas es “muy lucrativo” pues a lo que produce la narcoguerrilla colombiana, la cocaína, se suman las drogas sintéticas como el fentanilo que, de acuerdo con los estadounidenses, se produce “libremente en México”; tantas pobres almas caen en esos aterradores vicios, como el drama que muchos pasamos con lo sucedido a un otrora exitoso presentador de CNN, Guillermo Descalzi, que terminó víctima de su adicción en las aceras de Washington, envuelto en cartones...