Rusia ofrece “mucho dinero” para reclutar hombres “aunque no tengan experiencia militar” y que casi por definición serán jóvenes, para continuar su infame guerra en Ucrania. Serán la carne de cañón con que la dictadura se sostiene, como las soldadescas que el régimen en este suelo mantiene en pie.
En un reciente video, Xi Jinping levanta su brazo para declarar que, “al costo que sea”, va a anexar Taiwan a China, pese a que la isla, antes conocida como Formosa, no ha sido parte de China en los tiempos que se tiene memoria.
Taiwan es una república democrática, enormemente próspera gracias a su economía de mercado, la economía basada en la libertad para dejar hacer, escoger, “dejar pasar”, no agobiar con impuestos y respetando el patrimonio de otros.
¿Cual será “ese costo que sea” para invadir Taiwan?
Decenas de miles, sino centenares, de vidas humanas, tanto de soldados como de civiles, destrucción masiva de infraestructura, suprimir de golpe libertades personales y cívicas como en Hong Kong, forzar a los sobrevivientes a estar bajo la mirada del “Gran Hermano”, lo que antes y en Cuba y Norcorea al día de hoy se lograba a través de redes de espías e informantes, pero que en China se consigue con cámaras que inclusive se instalan en las viviendas de chinos “inquietos”.
Bajo Stalin, un acto sospechoso, un poema que hable de libertad, una frase de protesta bastaba para enviar al Gulag siberiano, el archipiélago de campos de concentración (equivalente a Mariona, Izalco y lo que está en construcción en San Vicente) y exponerse a morir de hambre y frío, de maltrato y falta de medicamentos.
Nuestro apreciado colaborador, Lic. Max Mojica, cuenta al respecto lo que sucedió cuando al final de una perorata de Stalin los presentes se pusieron a aplaudir, pero nadie se atrevía a dejar de hacerlo hasta que hubo uno que corto.
Stalin lo vio con su infernal mirada, averiguó que era director de una dependencia burocrática, lo destituyó en el acto y lo despachó al Gulag siberiano por diez años…
Paolo Lüers escribe una carta a Josselyn, una joven mujer que desde un inicio hizo campaña para un candidato que ofrecía acabar con “los mismos de siempre”, inaugurar una nueva era para el país y que entonces era parte del FMLN.
Todo iba sobre ruedas hasta que un día “dejó de aplaudir” y se puso al frente de un grupo de personas que reclamaban por la captura injusta de hijos, hermanos, padres…su propio hermano había sido detenido y el alcalde cian, al que apoyó en su campaña para tal cargo, le dio la espalda.
A partir del momento en que “dejó de aplaudir”, relata Lüers, la joven fue atacada, amenazada, perseguida por drones, llamada a la Fiscalía impuesta, hasta que alzó vuelo, “votó con sus pies” para salvarse…
¿De qué crimen se puede acusar a dictadores que no perpetren?
En China, como en la Rusia del criminal de guerra y envenenador Putin, la gente está siendo espiada, sea por delatores o cámaras, que se encargan de denunciarla para que sea sancionada, como acaba de suceder a una presentadora de televisión que dijo estar contra la guerra en Ucrania y ha sido acusada de “difamar las fuerzas armadas”, las que están perpetrando los crímenes más espantosos…
Hay individuos, regímenes, grupos que son absolutamente imposibles de difamar, pues no hay crimen o perfidia o inmundicia que no hayan perpetrado.
¿Qué puede endilgarse a Daniel Ortega o al podrido Maduro que sea original en cuanto a crímenes y corrupción?