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El olvidado Instituto Tropical de Investigaciones Científicas

Los científicos extranjeros rápidamente se adaptaron a las características del país inclusive admiraban diversos aspectos como las ruinas arqueológicas, la flora, fauna y campiña en general, inclusive hubo varios que manifestaron su deseo de regresar.

Por Rodolfo Chang Peña |

Poco o nada se ha escrito sobre esta institución de especial relevancia para la Universidad de El Salvador como para el país, creada a mediados del siglo pasado en el Campus del Alma Mater. De paso marcó un hito en la historia de la investigación científica en el país, pionera en su organización y funcionamiento que tuvo una duración aproximada de una década.

He escuchado en mas de una ocasión que fue en tiempos del rector Dr. Sarbelio Navarrrete Garcia cuando se adquirieron los terrenos que ahora constituyen el Campus de la Universidad y que en los siguientes años, cuando la rectoría estuvo ocupada por el Dr. Carlos Llerena, se fundaron las facultades de Economía en 1946, Humanidades en 1948, Ciencias Agronómicas y Ciencias Químicas en 1948, el Departamento de Educación en 1949 y el Instituto Tropical de Investigaciones Científicas en 1950, éste ultimo se construyó refundido en el extremo norte de los citados terrenos.

Aproximadamnete de 1950 a 1955, ademas del personal de técnicos salvadoreños, trabajaron en el Instituto 22 científicos procedentes de Alemania, 13 de los Estados Unidos de América, 4 de Holanda y 1 de Francia. Todos con excelentes referencias pertenecían a Universidades y Centros de Investigación del primer mundo que por gestiones de las autoridades de la Universidad, viajaban a El Salvador, algunos en su año sabático para permanecer una temporada para trabajar en una investigación especifica en los campos de la Botánica, Zoología, Geología, Geografía, Meteorología, Antropología, Arqueología e Hidrobiología.

Los beneficios para la comunidad  universitaria y para el país se pueden resumir en la forma siguiente: (1) Enseñanza practica de aspectos metodológicos; (2) Transferencia de tecnología; (3) Formación de personal salvadoreño; (4) Apoyo al intercambio científico internacional; (5) Contribución con la docencia en las diferentes especialidades; (6) Incentivo y motivación para los jóvenes estudiantes para realizar investigación; (7) Naturaleza del contenido de los estudios y sus beneficios al país y (8) Herencia de los reportes de los trabajos realizados que permanecen archivados en algún lugar de la Facultad de Ciencias y Humanidades.

Los científicos extranjeros rápidamente se adaptaron a las características del país inclusive admiraban diversos aspectos como las ruinas arqueológicas, la flora, fauna y campiña en general, inclusive hubo varios que manifestaron su deseo de regresar. Por ejemplo el Profesor Hans Helmut Fleishacker de la Universidad de Frankfurt, Alemania, especializado en Antropología y Genética, acompañado de su esposa e hija Ute se alojó en la residencia de la familia Nottebhon, al poniente de la Colonia Providencia al sur de la capital. Además de su lengua natal dominaba con fluidez los idiomas Ingles y español y como parte de su labor en el Instituto estableció las bases teórico practicas para la enseñanza de la Genetica General y Humana, ademas completó una investigación sobre la mezcla de razas en El Salvador utilizando el muestreo de grupos sanguíneos del sistema A, B, O en núcleos poblacionales.

Tanto llegó a encariñarse el Profesor Fleishacker con el país que cuando el Instituto finalizó su ciclo para dar paso al Departamento de Biología de la Facultad de Ciencias y Humanidades, que obtuvo permiso de la Universidad de Frankfurt para extender su estancia en El Salvador y así continuar desarrollando proyectos, coordinando actividades de su especialidad e impartiendo sus conocimientos y experiencias en las aulas.

Con los remanentes del personal, instalaciones, equipos y materiales de laboratorio que pertenecieron al extinto Instituto y la habilitación de nuevas aulas, un auditorium y amplios laboratorios para los estudiantes, el nuevo Departamento de Biología pudo salir adelante, al menos en los primeros años, con el desarrollo de las asignaturas biológicas que demandaban las Áreas Comunes (Antesala para estudiar otras carreras de acuerdo al nuevo pénsum) que por cierto estaban de moda por esos tiempos, a fines de la década de los cincuenta y principios de los sesenta.

En esta etapa de transición, ademas del Profesor Fleishacker eran catedráticos de las materias biológicas las doctoras Gilma Grimaldi de Jiménez, Elisa Mata de Aragón, Sara Matamoros. Noemy Chereguino, una académica norteamericana cuyo nombre no recuerdo, además de los doctores Marco Tulio Cabezas, José Rutilio Quezada, Carlos Castro, Jorge A. Lagos y Nicolás López, se contaba también con la destacada labor de los profesores auxiliares y a la vez  instructores de laboratorio: licenciados Carlos Amaya, José Salvador -Flores, Wester del Cid, Rigoberto Gómez, Américo López, Ladislao Leiva, Carmen Peñate, Judith Dolores Toledo, Arely Huezo, Joanne Williams (Bióloga del Cuerpo de Paz USA), etc.

Por 1964, ante la creciente carga de trabajo docente por el crecimiento de las Áreas Comunes, basta citar que había mas de mil estudiantes solo de primer año y que para atenderlos en las clases teóricas había que distribuirlos en grupos aproximadamente de 275, el Departamento tuvo que fortalecer el cuerpo docente aun mas con la contratación de nuevos profesionales algunos procedentes de México, Costa Rica, Chile y Perú. Las Áreas Comunes desaparecieron en 1971 y los recursos académicos se reacomodaron y luego dispersaron con el cierre del Alma Mater en el siguiente año.

Médico.

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