Un nuevo tema ¿para distracción?

Pasados los eventos electorales de febrero y marzo, dejando una mancha indeleble, sólo nos queda esperar que algún día pueda conocerse a profundidad la realidad de lo que pasó y quiénes fueron los responsables de esa debacle. Ahora, lo que toca es encarar los sucesos del día a día. Como la ideología de género, por ejemplo.

Este crucial tema está siendo tratado, como es usual, de manera mediática y propagandística. Sin embargo, siendo un asunto sumamente serio, todos tenemos el deber de interesarnos.

Para empezar, ¿qué es la ideología de género?

Según la describe el P. Ronald La Barrera, en el sitio web del CELAM, “Esun sistema de pensamiento de carácter filosófico que interpreta la sexualidad y la afectividad humanas como un hecho puramente psicológico (preferencia y voluntad) y cultural, prescindiendo e incluso anulando toda influencia de la naturaleza en la conducta humana. Las diferencias entre varón y mujer, por tanto, no provendrían de la naturaleza biológica y psíquica del ser humano, sino de una construcción cultural o social (convencional), a partir de los roles y estereotipos que se asignan a los sexos.”

Es decir, la percepción, imagen o ficción que cada quien se atribuya, anula su realidad biológica. En palabras más explícitas, según la Dra. Alicia V. Rubio, es el método con el que a las mujeres nos prohibieron ser mujeres y a los hombres los persiguieron por ser hombres. No extraña, entonces, que el mundo esté como está.

Pregunto: ¿cómo una situación que puede calificarse como “de gusto personal” ha venido a convertirse en una ideología que permea el universo de los demás? ¡A través del idioma! Usando estratagemas de Gramsci y de Overton.

Porque erradicaron del lenguaje diario la palabra “sexo” (María, sexo femenino, Juan, sexo masculino), sustituyéndola por la palabra “género”, que se asigna a las cosas (la mesa, género femenino, el pizarrón, género masculino). Y así, sustituyendo una palabra por otra “políticamente correcta”, ahora tenemos graves consecuencias. Porque, según se lee en los periódicos, la tal ideología está mezclada, incluso, en los temas de Salud y Educación.

En Salud debe existir una política clara y perfectamente definida sobre la atención que debe darse a cada una de las ENFERMEDADES existentes, según las características individuales del paciente: edad, sexo, otras enfermedades preexistentes, etc. ¿Dónde cabe la mencionada ideología en esa ciencia?

En Educación, el objetivo del sistema debería ser que cada alumno concluya sus estudios con los conocimientos necesarios para salir adelante junto a su familia, convertido en un mejor ser humano y un buen ciudadano. Eso tampoco requiere de ideología de género. Lo que necesita es ser educado en RESPETO a sí mismo y hacia los demás: hacia los padres, maestros, ancianos, niños, mujeres, subalternos y personas que tienen alguna diferencia, como raza, o dificultades físicas, como ceguera, etc., etc., o que se auto perciben con un sexo diferente al que tienen de nacimiento. Respeto y solidaridad.

¿Educación sexual? Necesaria, pero respetuosa, según la edad y el sexo del educando y acordada con los padres de familia.

Según veo, la ideología de género es innecesaria y ha causado mucho daño. Lo comprueban muchos testimoniales y artículos científicos al alcance de quien se interese y los lea. Pero suprimir o no esta ideología, no debe convertirse en otro método de manipulación, engaño y propaganda gubernamental.

Empresaria.