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OPINIÓN | Javier Simán: “Mientras tengamos miedo, todos los salvadoreños van a tener miedo”

Nuestro silencio nos vuelve cómplices de un régimen autoritario que todos sabemos perfectamente bien nos lleva por un rumbo equivocado y que tarde o temprano tendrá un impacto desastroso en la economía y en nuestros negocios.

Por Javier Simán
Empresario

(Parte final de las palabras de despedida de Javier Simán como presidente de ANEP)

Antes de despedirme quisiera dejarles una reflexión.

Es legítimo que ustedes defiendan los intereses económicos de sus respectivos sectores. Ese es el rol de las gremiales empresariales. Pero esos intereses sectoriales no pueden estar por encima de los intereses de toda una nación. Primero debemos defender los principios y libertades que nos permiten desarrollar nuestra creatividad y laboriosidad, que nos permiten emprender y hacer negocios en un clima de confianza, seguridad y justicia, y que nos permiten alcanzar la prosperidad que todos anhelamos.

Ese es el rol de ANEP. Defender y promover los principios democráticos que nos permiten la libertad de emprender, la libertad de asociarnos y la libertad de expresarnos. No pongan en duda el rol que nos corresponde como empresarios bajo la sombrilla de ANEP.

Si bien nosotros no promovemos política partidaria, si promovemos políticas públicas. Eso implica sentarse con los actores políticos de turno sin acostarse con ellos. Eso implica proponer soluciones de buena fe, aplaudir con honestidad lo bueno que hacen y señalar con determinación lo malo.

Eso implica señalar la corrupción, los abusos de poder, el despilfarro de nuestros impuestos. Ser crítico no nos hace adversarios políticos de nadie. No nos hace enemigos de nadie.

Nos hace ciudadanos responsables.

Por supuesto que los malos políticos, en vez de hacer buenas obras, se enfocan en buscar enemigos a quienes culpar. Es triste y decepcionante ver un gobierno confrontando con el sector privado para subir su popularidad, en vez de trabajar de la mano para lograr la prosperidad de todos.

Pero ante esa realidad, a ustedes como líderes empresariales les toca poner la cara y el pecho por todos los que nos ganamos el sustento por nuestro propio esfuerzo. Eso incluye emprendedores, trabajadores y empresarios. Hablamos por todos ellos. Y para hablar por todos ellos debemos ser valientes y coherentes.

Algunos dicen que es fácil ser valiente desde lejos. Yo les digo que es difícil estar de lejos por ser valiente.

Mientras tengamos miedo, todos los salvadoreños van a tener miedo. Mientras protegemos nuestros intereses, otros sufren. Nuestro silencio nos vuelve cómplices de un régimen autoritario que todos sabemos perfectamente bien nos lleva por un rumbo equivocado y que tarde o temprano tendrá un impacto desastroso en la economía y en nuestros negocios. Un régimen que en vez de promover la paz y la armonía social, siembra odio y división entre nosotros.

El crecimiento y la prosperidad solo se logran cuando uno de ustedes decide arriesgar todo y emprender un nuevo negocio. Sin ustedes, que arriesgan todo, no hay empleos. Sin empleos no hay prosperidad. Así de simple.

Eso es suficiente razón para exigir a los gobernantes al menos respetar la Constitución que juraron defender y hacer uso responsable de los fondos públicos.

Repetidas veces hemos señalado que ustedes generan los empleos que los políticos populistas ofrecen. Ustedes generan el crecimiento económico que los gobiernos presumen. Ustedes generan las exportaciones que nos permiten crecer. Ustedes permiten a cientos de miles de trabajadores mejorar su calidad de vida a través de un trabajo digno y honrado. Siéntanse orgullosos.

No tengo duda de que Dios nos dará las fuerzas y la sabiduría para seguir trabajando por construir un mejor país para todos.

Debo reconocer que el reto más grande en nuestra gestión ha sido mantenernos unidos ante los ataques de un régimen autoritario que pretende dividirnos. No dejen que el miedo los divida ni los desanime de hacer lo correcto.

Así  que a mis compañeros del Comité Ejecutivo, les doy muchas gracias por su confianza y su apoyo. No importa si en algunos temas hemos tenido diferencias de opinión. Lo importante es que supimos caminar juntos. Para mí ha sido un honor y un privilegio presidir ANEP y representar al sector privado salvadoreño.

Muchas gracias...

 

Empresario y expresidente de ANEP.

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