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Desde Francia: el desafío histórico de las elecciones presidenciales

Mucho dependerá, en esta campaña de segunda vuelta del tradicional debate entre los “finalistas” que tendrá lugar el 20 de abril próximo. Los sondeos dan una ventaja de entre 53 y 55 %, al Presidente saliente. Más que nunca, se está jugando el porvenir de Francia en Europa y en el mundo.

Por Pascal Drouhaud
Politólogo, presidente LATFRAN

El 24 de abril próximo, Francia elegirá en una segunda vuelta de sus elecciones presidenciales y para cinco años a su Presidente. La primera vuelta tuvo lugar el 10 de abril pasado. Dos candidatos han sido calificados: Emmanuel Macron, el presidente saliente, candidato para un segundo mandato, obteniendo 27.8% de los sufragios, representando 9,783.058 votos. Enfrentará a Marine Le Pen, la candidata del partido Reunificación Nacional, con 23.1%, es decir, 8,133,828 votos.

Dos visiones de Francia, de la sociedad y del mundo se oponen. Dos proyectos radicalmente diferentes, se enfrentan al igual de 2017, cuando Emmanuel Macron ganó contra la misma Marine Le Pen, candidata de una extrema derecha que se instaló en el esquema político nacional francés. Estas dos candidaturas muestran la historia contemporánea francesa, tanto la actualidad como el pasado inmediato, en medio de tensiones a raíz de la guerra en Ucrania y de sus consecuencias económicas, financieras y en término de equilibrio mundial.

La configuración del debate de la segunda vuelta revela a la vez las fracturas políticas; unos dirán sociológicas, en el espectro nacional francés, y la evolución de la realidad nacional. Por cierto, desde que el general De Gaulle instaló las instituciones actuales en 1958, fundiendo la V República, con un papel presidencial fuerte, la extrema derecha tenía resultados mínimos pero crecientes a través de los años, oscilando entre 0.75% en 1974 hasta 16.89% en 2002. Jean Marie Le Pen, fundador del Frente nacional, se opuso a la segunda vuelta contra el presidente saliente, Jacques Chirac.

El frente de los demócratas permitió confinar a la extrema derecha en un resultado de 17.79%.

Desde entonces, los temas sobre la inmigración, el acceso a la nacionalidad, la amenaza integrista permanente que se tradujo por varios ataques terroristas estos últimos años, la crítica constante de Europa, acompañaron el cambio de contexto político tanto como las evoluciones de la sociedad.

La era digital, la presión migratoria, la organización de las contestaciones sociales callejeras dejando de lado à los sindicatos, la competencia internacional, la pandemia de la covid 19, nutrieron una nueva radicalización política que se tradujo el 10 de abril pasado en unos resultados inéditos. Emmanuel Macron, con el 27.8%, logró ocupar el primer lugar, manteniendo una visión de un Estado protector a través de su sistema social y de apoyo al sector privado ampliándose en una dimensión europea. El presidente-candidato, en un contexto de guerra, busca convencer a sus compatriotas de que la solución para una Francia influyente y competitiva está en una Europa fuerte. Por cierto, desde el 24 de febrero pasado los países miembros de la Unión Europea llaman a una “Europa potencia”, es decir, independiente tanto al nivel energético, tanto como sobre los temas de defensa y de política exterior.

Son tantos aspectos opuestos a las propuestas de Marine Le Pen, que logró llegar en la segunda posición, con 23.1%, a pesar de varias traiciones estos últimos meses y de la presión del candidato de la izquierda alternativa, Jean-Luc Melenchon, que ocupó el tercer lugar con 22% y 7,712,520 sufragios.

Son resultados inéditos en la historia contemporánea francesa, mientras los partidos que fueron de gobierno, como el partido socialista o “Los Republicanos”, cayeron, respectivamente, a 1.7% y 4.8% de los votos. Esto muestra el cambio de época y de contexto. Mientras el debate para la segunda vuelta revela la fuerza de divergencia de visiones.

Que sea sobre las jubilaciones, las instituciones, el derecho al trabajo, la política familiar, el sistema de salud, la justicia, la nacionalidad, las diferencias sobre la OTAN , la guerra en Ucrania o la relación con Europa, las visiones son irreconciliables.

La fragmentación del esquema político vuelve el debate muy eléctrico. Nunca los nacionalistas parecieron tan cerca de lograr su objetivo: llegar al poder.

Emmanuel Macron propone, en el contexto de la actual guerra en Europa, reforzar a Francia con una Europa potencia.

Mucho dependerá, en esta campaña de segunda vuelta del tradicional debate entre los “finalistas” que tendrá lugar el 20 de abril próximo. Los sondeos dan una ventaja de entre 53 y 55 %, al Presidente saliente. Más que nunca, se está jugando el porvenir de Francia en Europa y en el mundo. Y a la vez, el esquema socioeconómico que se necesita en los próximos años, para que la unidad de un país que está interrogándose sobre su identidad, sea garantizada y le dé la fuerza que necesita en un medio ambiente internacional de fuertes tensiones.

Politólogo, especialista francés en relaciones internacionales, presidente de la Asociación Francia-América Latina (LATFRAN). www.latfran.fr

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Elecciones Emmanuel Macron Francia Opinión

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