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“Los hijos e hijas de papi”, o hijos pródigos

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Por Carlos Mena Guerra
Militar y economista

¿Cuál debería ser la actitud apropiada de un hijo o hija, cuyos padres han proveído generosamente de todo lo necesario y más?

En el contexto de la presente semana en que el mundo cristiano disfruta de una pausa para conmemorar y descansar, evaluemos el caso de un hijo que requirió a su padre la entrega anticipada y,merecida según él, de la heredad que le correspondía. Su padre accedió y se dispuso a entregar a su hijo lo solicitado, sin regateo alguno. El hijo recibió y partió de su hogar a iniciar “la parranda”.

Mejor aún, comparémonos todos nosotros con este relato “parabólico” del hijo que recibió todo lo que pidió. Tenemos un Padre maravillosamente generoso que nos ha entregado, “cual hijo de papi” un enorme legado, en el pasado, presente y de continuo.

Según mis cálculos hemos recibido una herencia incomparable de este especial Padre que nos ha entregado la vida, tiempo, salud, talentos, inteligencia, habilidades, familia, amigos, trabajo, ingresos y, por si esto no fuese suficientemente valioso para ti, nos entregó también a su amado y especial hijo único.

Seguro diremos que estamos muy agradecidos, otros medianamente satisfechos, algunos probablemente han pasado desapercibido lo recibido, incluso habrá quienes crean que lo tiene es porque son una maravilla en sí mismos y no faltarán unos pocos no le importe en absoluto.

A aquel “hijo de papi” pródigo le llegó el momento de reflexión porque hizo un pésimo uso de todo lo recibido de su padre. La parábola relata que “sufrió hambre, tuvo que arrimarse a otra persona que le dio un trabajo para cuidar cerdos, incluso quiso comer de las algarrobas que los cerdos comían, pero nade le daba” (las algarrobas son un fruto en forma de vaina que servían de alimento a los animales, y la gente sin recursos también las comía en caso de extrema necesidad).

Bajo esta crítica situación de necesidad, aquel “hijo de papi” regresó humillado a su padre, quien lo recibió felizmente con un fuerte abrazo de amor especial. Pero no sin antes haber derrochado todo lo recibido y sufrido hambre al lado de los cerdos. ¿Habrá este hijo aprendido alguna lección?

Entonces ¿cuál sería nuestra actitud apropiada?, ahora que estamos consientes que podríamos ser semejantes aquel hijo, consientes que todo lo que poseemos es recibido de nuestro Padre celestial, al menos lo mas importante según mi lista. ¿Qué haremos esta semana, cómo utilizaremos nuestro tiempo, nuestra salud y vida?, ¿nos iremos de parranda igualmente?

Una cosa es cierta, el tiempo, la salud y la vida pueden terminársenos en cualquier momento. Así que seamos agradecidos y conmemoremos de forma apropiada está semana en la que aquel hijo único vino por nosotros con el mensaje del padre a decirnos que vivamos dignamente. No esperemos estar al lado de cerdos.

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