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El extraño caso de las piedras rai

Si quieres vender tu carro, ¿te sentirías adecuadamente compensado si te pagara en bolívares venezolanos? Si quieres ahorrar ¿escogerías córdobas nicaragüenses para hacerlo? Si llevas una contabilidad ¿escogerías pesos cubanos para expresar tus Estados Financieros?… correcto, escogerías una moneda sólida que tenga alta vendivilidad y conserve su valor.

Por Maximiliano Mojica
Abogado, máster en leyes

Las piedras rai fueron, durante mucho tiempo, utilizadas como “dinero” por parte de los habitantes de las Islas de Yap. ¿Es una idea exótica o tiene algún sentido utilizar piedras como “dinero”? Para dar una respuesta, primero tenemos que responder otra: ¿qué es dinero?


Al inicio de los tiempos, cuando las sociedades eran compuestas por pocas decenas de individuos, donde los intercambios de bienes y servicios se hacían cara a cara, la opción comercial era el “trueque”: tú tienes lo que yo quiero/necesito, yo tengo lo que tú quieres/necesitas, entonces lo intercambiamos.


Cuando la economía se complejiza y la cantidad de bienes y servicios a disposición de los individuos crece, el trueque deja de ser práctico: tú quieres mi vaca, pero yo quiero tu casa, los bienes no son equivalentes, por tanto, necesitamos un instrumento que sirva para hacer el intercambio: es el momento en que surge el dinero.


Las sociedades buscaron instrumentos que fueran lo suficiente escasos como para conservar su valor de intercambio. A ese valor se le llama “vendibilidad”: implica que su portador puede utilizar ese instrumento para la compraventa de un producto en el mercado, siempre que lo desee su titular, con el menor perjuicio posible.

Dado el ingenio humano, surgieron en las diversas sociedades diferentes instrumentos que cumplieron ese rol: conchas marinas (indígenas de Norte América), fruto del cacao (indígenas de Mesoamérica), vidrio pulido (indígenas de África), cobre y plata (Asia y China), oro (Roma, Gracia, Europa y eventualmente, todo Occidente), e incluso alcohol y cigarros, como ocurrió en los campos de concentración nazis y japoneses. Cuanta más gento lo acepte, más líquido es y más probabilidad existe de ser utilizado en el mercado sin demasiada pérdida de su valor.


El valor de su vendivilidad se basa en la relativa dificultad que implica producir nuevas unidades de ese instrumento: entre mayor sea la dificultad de producir nuevas unidades, más sólido es ese dinero. Cuando más fácil sea producir nuevas unidades, se pierde valor para convertirse en una “moneda débil”. De ahí que es más sólido intercambiar con cigarrillos dentro de un campo de concentración; con dólares americanos o yenes en el mercado mundial… que con Bolívares venezolanos, córdobas nicaragüenses o pesos cubanos.

¿Por qué los dólares americanos son una moneda más “sólida” que los pesos cubanos? Porque el dinero como tal juega tres papeles en la economía: sirven de instrumento de cambio (yo entrego el bien o servicio que tú quieres y yo recibo tú instrumento de valor con el cual yo me siento adecuadamente compensado); de reserva de valor (puedo ahorrar e invertir utilizando esa moneda); sirve de unidad de cuenta para permitir el cálculo económico de los beneficios y pérdidas (unidad contable).

Si quieres vender tu carro, ¿te sentirías adecuadamente compensado si te pagara en bolívares venezolanos? Si quieres ahorrar ¿escogerías córdobas nicaragüenses para hacerlo? Si llevas una contabilidad ¿escogerías pesos cubanos para expresar tus Estados Financieros?… correcto, escogerías una moneda sólida que tenga alta vendivilidad y conserve su valor. Pero eso no es nuevo, ya lo sabían los indígenas de las Islas de Yap: su moneda eran las piedras rai.


Las piedras rai era grandes discos circulares de piedra caliza con un orificio en medio, que podían llegar a pesar hasta cuatro toneladas. No había forma de extraer piedras rai en las Islas de Yap, por lo que eran importadas de las vecinas islas Palaos y de Guam. La belleza y exotismo de esas piedras hizo que fueran deseables y veneradas por los habitantes de Yap, quienes le asignaron “valor” por una razón básica: conseguirlas era extremadamente complicado, tanto respecto a su extracción como en lo relativo a su transporte. Por lo que al ser escasas y ser altamente apreciadas, les permitían realizar sus intercambios comerciales y resguardar su riqueza.


Ese orden económico se mantuvo durante siglos…hasta que llegaron los ingleses. Con su avanzada tecnología marítima, los ingleses podían resolver el problema del suministro de piedras rai fácilmente, por lo que empezaron a llevar a la isla un flujo de piedras de forma tal, que estas perdieron su valor. La “devaluación” de las piedras fue tan brutal, que provocó el colapso de la economía de la isla, generando una guerra civil que acabó con el derrocamiento del monarca, marcando el final de su ancestral forma de vida.

En El Salvador se ha hablado mucho de la dolarización de nuestra economía, pero no se ha logrado entender que el haber adoptado una moneda sólida como el dólar estadounidense salvó del colapso a la economía salvadoreña al quitarle la máquina de imprimir colones -devaluados- a gobiernos fiscalmente irresponsables como los que han gobernado a nuestro país en los últimos dieciocho años.

Aparentemente los ancestrales habitantes de las Islas de Yap conocían más de economía que algunos analistas y políticos.

Abogado, Master en leyes/ @MaxMojica

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Economía Opinión

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