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José y su carro

José es, literalmente, inseparable de su carro. Siempre está manejando: llevando a sus compañeros de curso que no tenían carro a su casa. No estoy hablando "cerca" de su casa,a su casa. No importa si su casa era en un cantón. Hasta allí llega José.

Por Carmen Maron
Educadora

   ¿Qué harían ustedes con un carro...con un vehículo? Obvio, Carmen, manejarlo. Manejarlo del trabajo a la casa y de la casa al trabajo. Manejarlo de la casa al super, a la playa, al centro comercial. O sea, Carmen, un carro se maneja.

     Esta es la historia de un carro, el carro de José. Verán, José no es una persona cualquiera. Él ha llegado a tener un carro a otro nivel- al nivel de apostolado.

     José es, literalmente, inseparable de su carro. Siempre está manejando: llevando a sus compañeros de curso que no tenían carro a su casa. No estoy hablando "cerca" de su casa,a su casa. No importa si su casa era en un cantón. Hasta allí llega José.

       Haya la necesidad que haya: llevar cosas, traer gente, armar un evento, allí esta José con su carro. ¿,Hay alguien enfermo? José lo lleva a la clínica y a su casa. ¿Necesita alguien "jalón"? ¿Tiene  que llevarse ropa a la dry?  Allí está José para hacerlo. Donde hay una necesidad de transporte, está José y su carro.

       Una noche, en medio de armar un evento, falleció el padre de un amigo suyo. José era el encargado y eran las doce de la noche. José subió a su amigo en su carro y lo llevó a través de tres departamentos, de La Libertad hasta Cuscatlán, para que pudiera estar al lado de su familia. Y luego regresó, a través de tres departamentos, para terminar de organizar el evento.

     Dos veces chocó y no dijo nada. Simplemente mandó a arreglar el carro y sigue ayudando a gente a movilizarse de un lado a otro del país: a la madre enferma de uno de sus amigos, a mi persona, pues me cuesta ver de noche; a su madre casi todos los días. Cada vez que le pregunto "¿de dónde venís?", viene de un lugar distinto: de dejar un grupo de la Iglesia, de ayudar a alguien a llevar un mueble, de asegurarse de que alguien que se tendría que ir en bus llegue más temprano a su casa.

       Durante un tiempo, su ahijado trabajaba hasta entrada la noche. José se iba a su casa, dormía, se despertaba, iba a traer a su ahijado y regresaba a su casa a dormir otra vez. Yo me preguntaba por qué. Luego me di cuenta que ese trabajo le ayudaba a su ahijado a pagarse su carrera y "transportes José" le ayudaban a poder trabajar hasta tarde y generar los ingresos necesarios. Hace poco, el ahijado se graduó de la universidad.

      José no tiene un salario principesco que le permita gastar gasolina "de choto". Lo hace por bondad, lo hace porque nace de su corazón. Lo hace porque me imagino que el piensa "yo tengo carro y los otros no, ayudémosles".

     Yo tenía que incluir a José en mis historias de Cuaresma. Manejar un carro no es gran cosa. Miles de nosotros lo hacemos a diario. Pero manejar un carro para ayudar a otros es, como dije, un apostolado a otro nivel. Uno siempre piensa "¿cuán lejos voy a ir?" "¿Cuánta gasolina voy a gastar"? ¿Realmente a esta hora salir?". José no. José ve a la persona,no la lejanía, no la gasolina, no la hora.

    En las Bienaventuranzas se habla de los "limpios de corazón". Yo siempre había pensado que los limpios de corazón eran estas almas purgantes que veían hacia el cielo con la boca abierta. Pero no,  los limpios de corazón son aquellos capaces de tener un amor está totalmente dirigido hacia el bien de la otra persona. Un amor que no le importen si las calles están polvorientas y llenas de baches. Un amor que no le importa si la hora es demasiado "tarde" para ayudar a otro, o si llevar, traer, acarrear, implica un gasto.

    Eso he aprendido yo de José, veinte años menor que yo, pero mi maestro. Ahora, trato de "adelantar" a la señora que me ayuda en la casa. Trato de "dar jalón" a mis amigas que no tienen carro. Trato de ver el corazón y no el bolsillo. Porque un carro es un privilegio que vale la pena usar para hacer el bien, para amar a otra persona.

    Si, con un carro, podemos hacer la diferencia en la vida de otra persona. Y mientras escribo, casi puedo apostar que alguien llamó a José y el salió con su carro a auxiliarlo.

     Ojalá en el mundo hubiera más "Josés". Ojala en el mundo, todos fuéramos de corazón limpio. Ojalá en el mundo, todos nos olvidaramos por nosotros mismos por el bien del otro.

    "Felices los limpios de corazón, porque verán a Dios."  Mateo 5, 8

       El final de la cuaresma se acerca y he querido, en estos cuatro artículos, plasmar cómo gente normal, comp usted y yo , podemos hacer la diferencia. Se nos ha olvidado que todo cambio ocurre desde nuestro metro cuadrado y que los actos de bondad no son necesariamente públicos, siempre tienen un impacto por generaciones. Como les decía, las Bienaventuranzas son para los valientes- para aquellos valientes que se atreven a ir contracorriente.

De paso, feliz y bendecida fiesta de San José...

Maestra.

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Cristianismo Cuaresma Opinión Valores

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