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Quinto Domingo de Cuaresma: perder la vida para encontrarla

Dios, siendo un Dios de amor, sufrió, nos entregó a su hijo ¿Seríamos capaces de entregar a nuestro hijo por un mundo mejor?

Por Ricardo Lara
Médico

Todos los que cultivan plantas, incluso gente de la ciudad que aman las flores, saben que las semillas tienen que morir en la tierra para que los retoños puedan brotar de ellas y darnos flores llenas de color. La semilla tiene que morir para dar vida.


De la misma manera, Jesús murió para darnos vida. Y nosotros, sus hermanos hoy, tenemos que seguir sus huellas. Tenemos que entregarnos a nosotros mismos para que los otros sean felices y vivan.


San Pablo dice con Jesús: “Nadie vive para sí mismo”. ¿Podemos decir eso de nosotros mismos?”


Lo dudo, muchos creemos que debemos sufrir el martirio de Jesús, no, cuando se habla de “Morir” es morir en el pecado y resucitar en la gracia, darles un giro a nuestras vidas y convertirnos en verdaderos guerreros al servicio de Dios; nuestras armas no serán lanzas sino el amor al prójimo, la compasión, la humildad, la entrega y no hay nada que ama másDios que sepamos identificarlo a Él, disfrazado de mendigo, de enfermo, de niño y de pobre.


Estamos ya en época santa y parece que lo que el católico prepara no es la biblia, no es el ir a misa, vivir las procesiones, los actos litúrgicos; apenas un poco de sol y ya no queremos continuar, pero poco importa si esos rayos de sol nos chamuscan en una alegre francachela donde el licor, las modas y las comilonas están a la orden del día.

Estamos a días de llegar a la Semana Santa y, por ende, debemos preguntarnos, ¿vivo para mí o para los otros?
Creo que la mayoría de respuestas será que vivimos para nosotros mismos; tristemente el país atraviesa momentos de gran confusión, todos somos enemigos de todos cuando debemos “morir” para mudar de piel, que nuestra nueva piel sea del linaje de la de Jesús, donde físicamente seguimos siendo los mismos pero nuestro interior es diferente porque seguimos los pasos de Jesús.


“No es de ningún modo razonable buscar dolor y sufrimiento; sin embargo, sabemos que en la vida hay ciertos sufrimientos que tenemos que aceptar en línea con nuestras tareas -una mujer tiene que pasar por los dolores de parto para traer un niño al mundo, los padres tienen que sacrificarse por sus hijos, las enfermeras tienen que dedicarse a aliviar las penas de los enfermos. Sí, la semilla tiene que morir en el surco para dar vida a una nueva planta. Hoy Jesús nos invita a seguirle aceptando el dolor y los esfuerzos necesarios para llevar a cabo nuestra misión en la vida”.


Vale preguntarnos ¿cuál es nuestra misión en la vida? Algunos desearán fortunas, otros éxitos académicos, otros desearán vivir una Sodoma y Gomorra, algunos querrán ser líderes en la iglesia más por ego que por servicio a Dios; es aquí donde en esa esquina, en ese lugar especial donde rezamos día a día y damos gracias a Dios por el nuevo día, es ahí donde debemos ser mansos y humildes y dejar que sea Dios que guíe nuestras vidas, que habrá momentos difíciles en la vida.


¡Por supuesto! Dios, siendo un Dios de amor, sufrió, nos entregó a su hijo ¿Seríamos capaces de entregar a nuestro hijo por un mundo mejor?


Lo dudo muchísimo, si no somos capaces de entregar el fervor que debe acompañar la Semana Santa, dudo que demos más de lo que se nos pide; basta ver a personas llegando tarde a la iglesia, otras, levantarse; algunas son tan mal educadas que con el mayor descaro deciden tener una conversación por su celular sepa Dios con quien ¡Así de mal andamos!


“Muriendo en tierra, el grano de trigo produce una rica cosecha. Muriendo en la cruz, Jesús nos da vida eterna. También los discípulos de Jesús deben arriesgar sus vidas por los demás”.


Debemos preguntarnos dónde queremos morir, si en la cruz o de una intoxicación etílica. Creo que la respuesta está clara.
Médico.

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