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José de Nazaret

Lo más importe de José de Nazaret, el padre putativo de Jesús no es solamente lo que él realizó de acuerdo con el compromiso con la Ley Judía, sino también lo que Dios cumplió con él y a través de él: ser un ejemplo terrenal de virtudes y cumplir la misión encomendada, según la voluntad Divina.

Por Mario Aguilar Joya

La figura de José de Nazaret, como padre de Jesús, ha sido desconocida para unos pocos desde el inicio del cristianismo; otros, no obstante, han sido grandes defensores y seguidores de él. Un ejemplo de este proceder lo tenemos en los grandes religiosos, representantes del siglo XVI, considerada la época de oro de la mística española: el Doctor de la Iglesia, San Juan de la Cruz, admitió antes de participar en la vida religiosa que “carecía de suficiente conocimiento apropiado sobre la grandeza de San José”. Fue debido al tremendo amor que la mística y Santa, Teresa de Ávila, profesaba a José de Nazaret y su incondicionalidad con la voluntad de Dios; que San Juan de la Cruz se convirtió en un seguidor absoluto de la figura de José, Padre terrenal de Jesús.


Una razón de esta apatía hacia el santo, ha sido que muchos han confundido la diferencia entre Genealogía y Genética, en la relación de José y Jesús. En la Genealogía se diagrama la historia familiar, como un árbol que representa las relaciones entre familiares con los miembros de su grupo de estirpe. En la genética, se busca encontrar genes similares entre personas que se presumen ser de la misma familia. La Biblia que es un libro religioso, en ningún momento menciona la genética, que fue en hallazgo científico del siglo XIX. Habla de Genealogía: relaciones de parentesco entre los individuos y nunca de Genética.


Así pues, es en los inicios del Evangelio de Mateo1, 1, en donde se menciona: “Libro de la genealogía de Jesucristo, hijo de David hijo de Abraham” y posteriormente en Mateo 1, 16: “Y Jacobo engendró a José, esposo de María de la cual nació Jesús, llamado el Cristo”. Y es precisamente en base a esta condición genealógica (no genética) que José de Nazaret es, en base a la Ley Judía, el Padre de Jesús. Y como tal, declara su obligación paternal y cumple con la premisa jurídica y llama a su hijo Jesús, proclamando así, su misión Salvadora. (Mateo 1,21).


También como buen Padre Terrenal, José cumplió con la Ley Judía del “rescate del primogénito” que se realizaba un mes después del nacimiento del primer hijo varón y consistía en presentar a su hijo al Templo para consagrarlo a Dios, una forma de ofrecer los primogénitos al Señor. (Éxodo 13, 1-2).


Otra forma en que José de Nazaret cumplió con la Ley Judía, con respecto a su hijo, es que cuando el crecimiento de Jesús, era en “sabiduría, edad y gracia” (Lucas 2,52) José estaba presente y estos eventos se desarrollaban en el hogar de la familia Sagrada. Además, intervino enseñándole un oficio de padre a hijo según el precepto judío, de acá que en Mateo 13, 55 se cuestiona: ¿No es este el hijo del carpintero? Con esto José de Nazaret conformo en Jesús, otro modelo de cumplimiento de la Ley Judía.


Es de esta manera como en los últimos 150 años hemos aprendido cada año más sobre José de Nazaret, a quien se le han dado los siguientes títulos: Patrono de la Iglesia Universal, Patrono de la Familia, Patrono de los Trabajadores y Obreros y Patrono de la Buena Muerte. Es el 1 de mayo de 2021 (Fiesta de San José Obrero), que el Papa Francisco durante el año dedicado a San José agrega a los títulos ya conocidos del santo, siete nuevos títulos a José de Nazaret: 1) Custos Redemptoris (Custodio o Guardián del Redentor). 2) Minister Salutis (Ministro de la Salvación). 3) Serve Christi (Siervo de Cristo). 4) Fulcimen in Diffcultatibus (Soporte en las Dificultades) 5) Patrone Afflictorum (Patrono de los afligidos). 6) Patrone Pauperum (Patrono de los Pobres) y 7) Patrone Exsulum (Patrón de los Exiliados).


Sin embargo, lo más importe de José de Nazaret, el padre putativo de Jesús no es solamente lo que él realizó de acuerdo con el compromiso con la Ley Judía, sino también lo que Dios cumplió con él y a través de él: ser un ejemplo terrenal de virtudes y cumplir la misión encomendada, según la voluntad Divina. Esto convierte a San José de Nazaret, no solamente en el Paradigma de los Padres de Familia, sino de una humanidad que se encuentra frente a un mundo en crisis que cada día se ven más difíciles de sobrellevar y más lejos de solventar.


Doctor en Medicina y en Teología.

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