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La misión integral y el movimiento de Lausana

El movimiento de Lausana define la misión integral como la tarea de llevar toda la vida bajo el señorío de Jesucristo. Niega cualquier dicotomía bíblica entre la responsabilidad evangelística y la social al llevar la paz de Cristo a los pobres y oprimidos.

Por Mario Vega

El siglo XIX llegó a ser caracterizado como el gran siglo de las misiones protestantes evangélicas. Desde el occidente global las iglesias se extendieron por los cinco continentes alcanzando a muchas etnias que no habían tenido mayor contacto previo con Jesús y sus enseñanzas. A finales del siglo XIX y, sobre todo, en el siglo XX, las iglesias más jóvenes se fueron desplazando hacia el sur global, especialmente en Latinoamérica y Asia. Desde allí, una nueva ola misionera se ha levantado en dirección a los países poscristianos de los que recibieron el evangelio, pero que ven su fe debilitada fuertemente con la secularización.

Con el cambio de condiciones se produjo también un cambio de la lógica misionera unicentrista (del norte occidental al resto) a una policéntrica (de todas partes a todas partes). En el proceso, el concepto de misión fue enriqueciéndose a partir de las preguntas que los diversos contextos históricos plantearon a los creyentes. El aporte de los teólogos latinoamericanos, que vivían en condiciones sociales de marginalidad y opresión, se sintetizó en la conceptualización de la misión integral. Esta constituyó una respuesta al reduccionismo racionalista del siglo XIX cuyo énfasis estaba solo en proclamar la palabra y salvar las almas. El servicio se solía ver como secundario a la misión evangelizadora, como algo útil o fruto de esa misión; pero no como parte de ella. El aporte latinoamericano consistió en el entendimiento de que la misión es salvar y servir a la persona completa, lo cual, incluye a la sociedad y a la creación completas.

En 1974, muchas expresiones de las iglesias evangélicas de todo el mundo se reunieron en Lausana, Suiza, para retomar los aportes del movimiento evangélico global. Fue en esa ocasión cuando los teólogos Samuel Escobar, peruano, y René Padilla, ecuatoriano, lograron que se incorporara al Pacto de Lausana el concepto de misión integral. Desde entonces, el movimiento mundial de Lausana incorporó la red temática de misión integral con un cuádruple propósito: primero, ser una voz para guiar a la iglesia en el desarrollo de los fundamentos teológicos y filosóficos para la misión integral. Segundo, ofrecerse como un recurso para otros que buscan practicar la misión integral. Tercero, promover que la iglesia cumpla con su llamado a la misión integral a través de la palabra y los hechos. Y, cuarto, recopilar y poner a disposición recursos, modelos y estándares para todos.

El movimiento de Lausana define la misión integral como la tarea de llevar toda la vida bajo el señorío de Jesucristo. Niega cualquier dicotomía bíblica entre la responsabilidad evangelística y la social al llevar la paz de Cristo a los pobres y oprimidos. Hace hincapié en que la proclamación del evangelio no se trata simplemente de que la evangelización y la participación social se hagan juntas, sino que la proclamación tiene consecuencias sociales al llamar a la gente al amor y al arrepentimiento en todas las áreas de la vida. No es posible hablar con seriedad de verdadera evangelización si, por ejemplo, en un contexto dictatorial se anuncia el amor y compasión de Jesús separándolo del tema de los derechos humanos. Para dar un testimonio consistente de la gracia transformadora de Jesucristo, las preocupaciones por las condiciones sociales son ineludibles.

Después de 1974, el movimiento de Lausana ha realizado dos congresos más: en 1989 en Manila y en 2010 en Ciudad del Cabo. En todos ellos se ha continuado reflexionando, investigando y consensuando sobre la misión integral. Nuevas aplicaciones van siendo pensadas y muchas experiencias se van acumulando. En septiembre de 2024 se realizará el cuarto congreso mundial Lausana en Seúl, Corea del Sur. El encuentro continúa conservando su enfoque mundial y policéntrico para catalizar la colaboración de la iglesia mundial y discipular las naciones y dar forma al mundo con miras al 2050. La metodología es de escucha, encuentro y acción. Haciendo uso de las nuevas tecnologías de la comunicación, a los aproximadamente 5,000 delegados presenciales se sumarán otros tantos de manera virtual y se espera que otras 100,000 personas puedan ver y escuchar el congreso en sus respectivos países. Así, las iglesias evangélicas continúan aprendiendo de manera mutua y construyendo el camino para la misión para los años por v

Pastor General de la Misión Cristiana Elim.

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Cristianismo Opinión

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