Ayudar por ayudar…

Es la mejor forma de hacerlo, con altruismo, sin esperar nada a cambio. Por cierto, una de las 4As, para acercarse a la felicidad del planteamiento de las 4Ts y las 4As del cardiólogo Dr. Valentín Fuster.

Ayudar a que algo bueno suceda, que algo progrese, que una persona se supere, ayudar en la realización de un proyecto concreto, es una virtud humana, que por lo que vemos tienen muchas personas que sin pretender protagonismo y solo con saber, que hay algo en lo que se puede ayudar, ayudan sin dudarlo.

Un banco que ofrece ayuda, es a cambio de los intereses, un político que ofrece ayuda en cualquier país del mundo es a cambio del voto, un comerciante que ofrece ayuda después de haber subido los precios con descuentos, es por el margen que gana. Pero sí, es cierto, en nuestro país hay, como diríamos, “gente buena”, que desinteresadamente ayuda y siempre que sea de forma altruista, es una virtud humana, que seguramente nos gustaría, que fuéramos muchos más los que estamos dispuestos, cuando hay oportunidad de ayudar, ayudar en lo que podemos.

Este sábado vi la cara de alegría y satisfacción de la gente que decidieron ayudar a HOPAC, el Hogar para Niños con Parálisis Cerebral. ¿Sabe qué es la parálisis cerebral? Es una enfermedad causada por el desarrollo anormal del cerebro antes de nacer, o por un daño al cerebro en desarrollo, que afecta la capacidad del niño para controlar sus músculos. 

Y también vi a los niños que a pesar de su enfermedad sonríen y saludan con su mirada de agradecimiento. Todos participaron en la fiesta y, por nuestra parte, preparamos una exquisita paella valenciana de 400 platos, cuyos beneficios servirán para el trasporte de los niños de sus hogares al HOPAC, para las terapias que les corresponden diariamente.

Un segundo ejemplo de ayuda altruista me sucedió el sábado antepasado, a las seis de la tarde,  en el Bulevar del Ejército, en el carril Sitramss, del que, por cierto,  nadie sabe quién pagó esas obras y quién obtuvo beneficios.

Pero bien, si usted maneja en nuestro tráfico desordenado, caótico, irrespetuoso, irresponsable, desenfrenado y peligroso, le sucede que cada 50 kilómetros puede tener, o ve a otros, en algún riesgo de accidente. Pues con los tantos motociclistas que se sienten dueños de las calles, yo por esquivar a uno, que por cierto llavaba atrás a una señora sin casco, tuve que girar bruscamente a la derecha contra la cuneta y rompí la llanta delantera. Continué con cuidado unos cien metros hasta encontrar un espacio para cambiarla. Y solo un minuto después se acercó un señor a ofrecer su ayuda y amablemente se dispuso a cambiar la llanta. Diez minutos más tarde paró un pick up y se bajaron dos señores también a ayudar y en menos de quince minutos realizaron el trabajo y pusieroron la rueda dañada en el maletero. Terminado el trabajo, además de agradecerle, le ofrecí diez dólares al primer señor, que no aceptó y sonriendo me dijo que su ayuda era voluntaria y estaba contento por haber ayudado; solo nos pidió agua para lavarse las manos y sonriente se despidió; lo mismo que los otros dos señores. ¿Y cuál es la lección? Tanto en el evento de HOPAC, como en cambiar la llanta, confirmamos que hay “gente buena” y que, a pesar de lo polarizado y politizado del ambiente, cuando hay oportunidad de ayudar, sin esperar nada a cambio, sencillamente lo hacemos.

Como seguro que el lector es también alguien que ayuda por ayudar, sígalo haciendo, y si no, hágalo en la próxima oportunidad y sentirá la satisfacción de ayudar.

Ingeniero / pedroroque.net
Todo es más fácil y más sencillo