Los hacelotodo

A los militares en El Salvador los podemos llamar con mucha propiedad como los haceloto, como decía el poeta. Aquí ellos luchan contra las algas, los chapulines, apagan fuegos, conducen autobuses y microbuses cuando el Estado toma control de rutas de buses, además sus altos mandos son capaces de abrir cocos para su tropa, versátiles.

Aunque el presidente ha querido posicionar una imagen de institución renovada, lejana a la de los años  Ochenta, es imposible olvidar ese domingo 9 de febrero cuando el presidente actual la utilizó para tomarse otro órgano de Estado, en este caso, el Legislativo, en una medida de presión, como aceptó días después.

Por muchos años la Fuerza Armada ha querido estar presente en diferentes funciones destinadas a civiles y muchos gobiernos lo han permitido, quizás por la falta de disciplina de los civiles o por hacer notar la fuerza que esta tiene.

En diferentes momentos el uso de la Fuerza Armada ha sido cuestionado durante este gobierno, especialmente por implicar a la institución en actividades fuera del marco constitucional, como ha sucedido esta semana con militares que actualmente conducen el transporte colectivo.

En una circunstancia más, desnaturaliza su papel constitucional y además es instrumentalizada al servicio del presidente, no al servicio del Estado a quien se debe, tal como sucedió el 9F cuando fungió como seguridad personal del mandatario y no como defensora del Estado de derecho.

Apropiarse de las unidades de transporte invocando el artículo 110 de la Constitución y poner a militares a conducirlos no es válido porque no se siguió un procedimiento que pueda comprobar el interés social que menciona el artículo.

Según lo señala nuestra Constitución en su artículo 168 la Fuerza Armada el uso de esta será para la defensa de la soberanía del estado y de la integridad de su territorio y de manera excepcional si se han agotado los medios ordinarios para el mantenimiento de la paz interna, la tranquilidad y la seguridad pública.

El uso de efectivos de la FAES para manejar buses y microbuses se une a todas las ocasiones en las que Bukele ha hecho uso de militares para actividades sociales, educativas, de salud, económicas y de seguridad pública.

El Gobierno justificó la acción de tomarse las unidades de transporte en el marco de las sanciones impuestas a los empresarios y motoristas del transporte colectivo que incumplen con las tarifas autorizadas. Por esto la Policía Nacional Civil ya capturó a cuatro personas, entre ellas Catalino Miranda.

Este uso de la Fuerza Armada también la vimos durante la pandemia del COVID-19 para el Programa de Emergencia Sanitaria (PES), también han tenido un gran protagonismo en los centros de vacunación, junto al personal de salud han manejado este proceso nacional.

La implementación de elementos de las FAES en seguridad pública ha sido otro de los métodos del actual gobierno para involucrar a la institución, una práctica de los gobiernos anteriores. Incluso, en enero de este año el presidente anunció que será reforzada con 1,400 nuevos soldados para el Plan Control Territorial.

Involucrar a la Fuerza Armada en actividades para las que no está capacitada puede incurrir en sobrepasar límites constitucionales, legales, faltas administrativas y vulneraciones a los derechos de la población, como en 2020 durante el confinamiento por covid-19, hubo denuncias en contra de militares que ejercieron exceso de uso de la fuerza hacia algunas personas.

Como ya dije, los militares son los hacelotodo en El Salvador, luchan contra las algas, parten cocos, apagan fuegos, conducen autobuses menos lo que tienen que hacer, irse a los cuarteles. Quizás un día de estos hasta quieran gobernar el país.

Abogada y defensora de los derechos humanos.